CAPÍTULO 43 - EXTRA 1. EDIKO

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Los dos amigos se encontraban en el teatro, haciendo su propio ensayo, Joaquín estaba más que nervioso, no iba a negarlo, pero Nikolás estaba que se moría, el rubio podría jurar que vomitaria todo su almuerzo en cualquier momento.

- Relájate, Caballero, lo harás muy bien. - alentó a su mejor amigo, dándole unas palmaditas en su hombro.

- ¿Y si no les gustó, Joa? ¿Y si no creen que tengo talento para estar aquí? - sus manos sudaban, sentía escalofríos, estaba a nada de entrar en una crisis, estaba seguro.

- Lo tienes, amor. Lo harás bien, no te preocupes. - palmeó su hombro dándole confort, pero el chico estaba cegado en sus nervios.

- Oh, dios, no lo sé. Creo que fué una muy mala idea venir aquí, Joaquín. Vámonos, - el rubio comenzó a tomar sus cosas y a arrastrar a su mejor amigo.

- Nikolás.. cálmate.. lo harás bien. - intentó mantener su postura, pero era imposible. Nikolás parecía más pequeño de estatura, pero era más fuerte que él.

- No, Joaco, vamos, otro día venimos.. otro d.. - el castaño logro safarse y por consecuencia, hizo que su amigo cayera. No tocó el piso gracias a que alguien amortiguó su caída.

El castaño fué testigo de cómo aquel extraño y su mejor amigo se congelaron al verse a los ojos, ambos con sus mejillas sonrojadas y unas preciosas sonrisas que no se hicieron tardar en sus rostros.

- L-lo siento.. yo, yo no te...

- Descuida - la gruesa y rasposa voz, hizo que el ojiverde se sienta intimidado y a la vez cautivado. - yo iba distraído y te hice caer. - sonrió mostrando unos hermosos hoyuelos que adornaban perfectamente sus mejillas.

Ambos - Nikolás con ayuda de Joaquín.- se pararon  y sacudieron su ropa.

- Perdón por haberme caído sobre tí. - dijo apenado el rubio.

- Uhm... Podría perdonarte, si me dices tu nombre. - dijo algo coqueto el ojiazul.

- Nikolás, Nikolás Caballero. - extendió su mano hacia él.

- Un placer conocerte, Nikolás Caballero. Me llamo Eduardo Barquín. - tomó la mano del susodicho y besó su dorso. - y perdón mí atrevimiento, pero eres la criatura más dulce y hermosa que he visto en toda mí vida.

El ojiverde no tardó en ponerse Rojo cómo un jitomate. Pero no sé vería tímido, no frente a aquel hermoso pelinegro, quién estaba halagándolo.

- El placer es todo mío, Eduardo. Y déjame decirte que tú eres muy hermoso también.

El castaño se sentía incómodo cómo el infierno, pues estaba de sobra allí.

- ¿Quieres ir a tomar algo, Niko? - invitó el pelinegro.

- Uhm.. - carraspeó su garganta, rompiendo así el hermoso trance en el que los dos chicos se habían metido. - bueno, Niko. Creo que yo me iré a hacer la audición. ¿Te veo luego?

- Oh, si. Lo siento, Joa. Uh.. éste es Joaquín, Eduardo. Es mí mejor amigo. Joaquín, éste es Eduardo.

- Un gusto, Joaquín. - sonrió el ojiazul.

- Igualmente, Eduardo.

- ¿Joa?

- Dime, Niki.

- Yo.. uh...

- Descuida, bebé. Vé con Eduardo. - le sonrió diciéndole así, que no estaba enojado por la decisión que su amigo estaba tomando al irse con ese chico.

Bajo El Mismo Techo // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora