• 03: confianza.

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— Por favor... — murmuró él, y al mujer rió.

— Te dije que no quería nada más que sexo contigo, Simon, ¿qué esperabas? — murmuró ella, tomándolo con fuerza del cabello.

— Pero, Anna, yo-

— Cierra la puta boca.

Sintió una mano en su cuello, pero no era la mujer quién lo estaba ahorcando.

Era él mismo.

Él mismo estaba intentando matarse.
Quería terminar con lo que ella había intentado detener, con lo que todos allí sabían que tenía que suceder.
Alguien como él no tenía que vivir, no cuando tantas personas habían salido heridas por su culpa.

¿Pero por qué en vez de terminar con su vida estaba sintiendo cosquillas molestas?

Abrió sus ojos y dió un manotazo.

— ¡Ay, Ghost, que susto! — dijo enojada Emily, apartandose de él.

Tocó su máscara. No estaba en su lugar, sino que había llegado hasta su barbilla.

— ¿Qué mierda hiciste? — dijo enojado, levantándose de la cama mientras acomodaba su pasamontañas.

— Nada... Solo quería ver un poquito. — dijo con un puchero. — No te vayas, todavía no son las seis de la mañana.

— Mí día empieza antes que el de ustedes, parece que están todo el día tonteando. — murmuró enojado, vistiéndose con rapidez. — No quiero que vuelvas a tocar mí cara o la próxima vez no seré bueno.

La pelinegra rodó los ojos, girandose en la cama, cubriéndose con sus mantas.

— Si, si. Cierra la puerta cuando te vayas.

Una vez vestido se fue sin despedirse. Bajó su mirada.

Sus manos temblaban igual que lo hacían en aquellos años.

¿Por qué mierda había soñado con ella?

Entró a la cocina. Era usual encontrarse tan temprano con sus compañeros, pero no esperó chocar con fuerza con un cuerpo al abrir la puerta.

Ay... Mierda... — gimió adolorida la chica, pero Ghost la sostuvo justo a tiempo por sus hombros, impidiendo que cayese.

— Lo siento... — susurró. — No te ví.

— No hay problema, no tenía por qué haber estado junto a la puerta. — dijo ella con una sonrisa y Ghost la soltó.

_________ se fijó en sus manos y frunció sus cejas.

— ¿Estás bien? ¿Quieres un té? — preguntó ante sus manos temblorosas y el hombre asintió.

— Si, a eso venía, permiso.

Ella se movió y Ghost caminó a la cocina, preparadnose un té con bastante azúcar, intentando que sus manos dejasen de temblar.

— Tú... — murmuró por lo bajo, llamando la atención de la mujer. _________ lo miró con atención, algo preocupada por sus ambos temblorosas. No quería ni pensar en tener que ayudar a un soldado de ese tamaño cuando se desmayase. — ¿Tú ya tomaste uno? — preguntó por fin y ella negó con una sonrisa.

— No me gusta mucho el té. Es cosa de británicos, creo. — dijo divertida y él sonrió debajo de su máscara.

— Eso es porque todavía no has probado mí té. Dicen que soy el mejor haciéndolo. — dijo divertido, pero antes de que ella pudiera hablar Soap ingresó.

— No estaría tan seguro de eso. — dijo divertido. — Toma, ________.

— Muchas gracias. — dijo sonriente, tomando el frasco con café molido que el hombre le extendía.

Ghost los miró con sus cejas alzadas y Soap se cruzó de brazos. ¿Desde cuando tenían tanta confianza?

— Sabe, Teniente, anoche todos pasamos una buena noche. Hablamos hasta tarde y nos hicimos amigos, es una lástima que se haya ido.

Simon frunció sus cejas. Sabia que sin su máscara sería un libro abierto.

— Los amigos no están en el manual de trabajo, Sargento. — dijo por lo bajo, subiendo un poco su máscara para beber su té.

La mujer lo miró vagamente por unos segundos, para volver a centrar su mirada en su taza de café.

— Huele delicioso, Soap, gracias.

— Puedes quedartelo. Nunca bebo café, pero lo tengo guardado por si en algún momento me dan ganas de beberlo.

Ella sonrió, colocando un poco más en otra taza antes de devolverle aquel recipiente.

— Entonces guárdalo, por si luego te dan ganas. No tomaré mucho, solo por hoy... Hasta que deje de afectar el cambio de horario.

De pronto ella se giró ante unos pasos que conocía muy bien, sonriendo un poco mientras mezclaba el café.

— Ghost, Soap. — saludó Alejandro, ingresando a la cocina. Fijó su mirada en la mujer, sonriendole. — Hola, linda.

Hola Ale. — lo saludó, y el Coronel se detuvo junto a ella, colocando su mano en su cadera.

¿Me invitas un poco? — murmuró viendo la taza de café y ella se la extendió.

Esta es para ti. Dejé un poco para prepararme uno.

Vaya, gracias, linda. ¿No es encantadora? — dijo sonriente hacia sus amigos y Soap sonrió.

— Sí, lo es. Cae muy bien. — dijo el Escocés, dirigiendo su mirada hacia el Teniente. — ¿Verdad, Ghost?

Ella lo miró por un momento. Sus ojos azules estaban fijos en ella. Sus pestañas rubias destacaban entre todo ese maquillaje negro.

— Si... — murmuró. Subió su máscara, dejando ver sus labios sin romper la mirada que compartía con ella.

Bebió un poco de té y bajó la taza, dándole una última lamida a sus labios antes de bajar la máscara por completo.

— Tengo que entrenar. — dijo por lo bajo, mirándola exclusivamente a ella. — ¿Vienes?

La muchacha levantó las cejas asombrada, con una sonrisa burlona en sus labios. — ¿Yo?

Él asintió y ella rió un poco.

— No gracias, prefiero entrenar sola.

La mirada de Simon se endureció ante su respuesta y dejó su taza en la mesada, marchandose sin más de la habitación.

Ella volvió a centrarse en preparar su café.

No era tonta. Sabía que tipo de hombre era él.

Ella los detestaba.





Soy rayita cuando me habla un hombre

Feliz día de la independencia a todos mis compatriotas loco DIOS PATRIA Y FAMILIA VIVA ARGENTINA

Al resto les deseo un lindo domingo! Gracias por leer ^^

Please | GhostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora