• 16: viaje.

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Se levantó con cuidado de no despertar al Teniente y cuidando no ver su rostro sin su consentimiento y se marchó hacia su propia habitación, preparando su mochila con las cosas necesarias para la misión.

Se tomó la última ducha que probablemente tendría en mucho tiempo y salió en dirección al sector externo de la base.

No le tomó mucho tiempo encontrarse con Simon junto al resto de sus compañeros.
Lo miró con atención.

Desde que había llegado a la base nunca lo había visto con su uniforme completo, y se veía increíble, mucho más imponente de lo que era siempre.

Además no traía su pasamontañas común, sino que usaba aquel con un diseño de calavera en frente, y traía sus ojos bien maquillados para evitar que su identidad fuese reconocida.

Ella sonrió, acercándose a ellos, asegurando su mochila.

— Buenos días, chicos. — murmuró y todos la saludaron a excepción de Simon como era usual, pero la miró con atención.

— Buenos días, ______. Ya podemos irnos al helipuerto. Busca en la cajuela del auto tu arma y municiones.

Ella asintió, caminando a la parte trasera del auto. Buscó sus usuales armas de corta y guardó las balas en su chaleco.

Cuando se agachó para levantar su pesada arma de larga sintió una mano colarse entre sus piernas hasta apretar su trasero.

Se giró divertida, dándole un suave golpe en el hombro. Cerró la puerta y se giró a él.

— Te ves increíble con el uniforme completo, Simon. — susurró. — Aunque ahora puedo ver menos tus expresiones.

— No te despediste en la mañana. — murmuró serio.

— No quería despertarte, tenías dos horas más para dormir. — susurró, acomodando uno de los bolsillos de su chaleco con dulzura.

— Podríamos habernos dado una despedida, incluso podrías haber visto mí rostro y recibir un beso.

Ella frunció sus cejas y lo golpeó en el pecho.

— Cierra la boca. No digas eso ahora o voy a estar todo el día pensando en que pude haberte besado.

— Es la idea. — dijo divertido, rodeando el auto hasta abrir la puerta trasera.

Ella subió, y como era usual quedó entre John y Simon.
No solo estaba encerrada entre sus grandes cuerpos, sino que también tenía que cargar con su arma.

Pero por lo menos el pesado objeto le había permitido cubrir el como había acariciando la pierna de Simon todo el viaje en auto, e incluso en viaje en avión.

Sabía que estaba nervioso. A pesar de que permanecía tieso como una roca su mirada viajaba en todas las direcciones con miedo. 

Simon había permanecido despierto todo el viaje, sosteniendo su arma mientras guardaba silencio. Sus compañeros hablaban de vez en cuando, pero cuando todos durmieron el aprovechó para poder mirar a su compañera con cuidado.
Era demasiado bonita.

Quería besarla.

Pero ella no sentía nada por él, y eso lo entristecía.

El vuelo había durado más de diez horas, y el avión militar era demasiado incómodo.
Simon intentaba recordar lo que se sentía viajar en un avión comercial en clase turista.
Extrañaba la vida normal.

Cuando llegaron a México fue como un gran suspiró de alivio, respirar aire puro y salir de aquel pequeño espacio era hermoso.
El ambiente era cálido, y a Simon le encantaba.

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