Please | Ghost

• 40: fin.

— ¡Maldita sea! — gruñó Price, corriendo hacia aquel edificio en donde presuntamente estaba Simon. — Están disparando desde la cornisa.

— Los tengo. — avisó Garrick por la radio. — Despejado.

— Estamos entrando. — aviso Soap y Price lo siguió de cerca, cargando su arma con firmeza.

Era usual para él ser el que se metía en problemas en las misiones, no Simon. Él era un hombre centrado en su trabajo, siempre concentrado.

Pero algo había pasado en esa misión, y lo habían  capturado.
Le daba muchísima pena, y sentía la necesidad de correr con todas sus fuerzas.
La imagen de ______ estaba en su mente, el pensar en que los amados revoltosos de Simon crecieran sin su padre le rompía el corazón.

No pensaba hacer eso. No pensaba dejarlo allí, ni dejaría que muriese.
Actuaría como un buen capitán.

Fue tarde cuando llegaron.

Matar a los soldados que estaban en el lugar fue fácil, pero lo más difícil fue verlo a él.
La sangre corría por su abdomen mientras seguía con sus ojos abiertos, su piel estaba pálida ante la ausencia de su pasamontañas, y sus labios temblaban ante todas las palabras que intentaban salir de ellos.

Pero no podría hablar, no cuando sentía el miedo tan profundo.

— Price... — susurró y el Capitán corrió a él, desatandolo en un solo segundo con su afilado cuchillo. — Y-Yo...

— Estarás bien. Tenemos que sacarte de aquí. — gruñó, ayudandolo a levantarse. Soap se colocó en su otro costado y ambos comenzaron a correr, con el teniente arrastrando sus pies.

— Mantente despierto, Simon. — gruñó el Sargento. — Piensa en tus hijos.

— ¿Me voy a morir? — murmuró angustiado, perdiendo su vista momentáneamente mientras sus compañeros lo subían a una camioneta. — No veo, no veo....

— Simon, quédate con nosotros.

— Mis... Mis hijos... — gimió adolorido cuando las manos de Soap hicieron presión en sus heridas. — No puedo...

— Deja ya eso, estarás bien. — gruñó Soap, totalmente concentrado en detener la hemorragia.

— Dile a _______ que la amo... — murmuró, perdiendo su visión ante la falta de sangre. — D-Dile... a-a ellos... que también los amo...

— Simon...

Fue entonces cuando el rubio se desvaneció, y Soap sintió el terror.

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— Con cuidado... — murmuró Garrick abriendo la puerta para ella e ingresó.

La imagen de Simon postrado en aquella camilla la había destrozado.

Para ella, él siempre había sido un hombre fuerte, el más fuerte que había conocido. Soportaba todo tipo de heridas y nunca necesitaba ayuda en las batallas.
Pero a ella le gustaba estar con él, cuidar sus espaldas y mantenerlo seguro en las misiones.

Haría lo que fuera por él, por el amor de su vida.

Pero no era un secreto para nadie que desde que ella estaba embarazada Simon estaba más distraído. No actuaba tanto como aquel Teniente volátil y malhumorado que detestaba que le hablasen, sino que respondía con más paciencia y tranquilidad.