• 07: propuesta.

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Su historia con Alejandro era compleja. Compleja y dramática.

Lo había conocido cuando tenía dieciocho años y él veintiuno. Era guapo, muy amable y gracioso. Un hombre coqueto.
La tenía en la palma de su mano con solo unos meses de conocerse.

En ese momento ella era una cadete ilusa que creía que el mundo era dulce y que el amor siempre ganaba.

Pero no había tardado demasiado en golpear su cara contra un enorme muro de concreto que le demostró todo lo contrario.

Su primera vez con un hombre fue con Alejandro. Le había regalado aquel momento tan especial, enamorada cuando él le dijo que la amaba.
Pero nunca esperó que al día siguiente él ya no estaría con ella, sino que había vuelto a la base ante la noticia de que su amor había regresado.

Resultaba que Valeria y él habían tenido algo en el pasado, y con su regreso ambos se habían propuesto retomarlo.

Había intentado hablar con él, seguirlo para preguntarle que había sucedido, pero Alejandro parecía ignorarla, humillandola en el proceso.

Se sentía como una cosa, una que había sido desechada luego de perder su uso.

El pobre corazón de _________ se había roto con aquello, pero no iba a quedarse a llorar de ninguna manera, sino que tomó sus bolsos y pidió una transferencia a Estados Unidos.

Allí aprendió que la vida era dura, asquerosa. Había hecho el trabajo sucio muchas veces, y había logrado conseguir una reputación firme.

Era una mujer dura, con ideales fijos y a la que era muy difícil acceder.
Estaba muy orgullosa de la mujer en la que se había transformado.

Cuando estuvo unos días en México lo volvió a encontrar, y él le prometió que podían estar juntos otra vez.
La invitó a formar parte de "Los Vaqueros" y para ella nada había sonado mejor que regresar a aquel país que tantos buenos momentos le había entregado, no tanto por él en sí. Era un buen grupo de trabajo.

Pero a pesar de que Alejandro no había sido el detonante de su regreso al país, en México volvieron a retomar lo que tenían.

No eran novios, eran una especie de amigos con derechos.

Sexo casual, básicamente.

A ella no le molestaba, pero ya no era la misma de antes.
Alejandro ya no podía manejarla a su antojo.

Le gustaba tener el control.

Se intentaba convencer a sí misma de que no sentía nada por el hombre, pero su sonrisa la enloquecía. La manera en la que sus manos siempre estaban sobre ella cuando estaban juntos, como la tomaba de su cintura y de su cadera.
Le encantaba él.
Había una pasión que era difícil de describir y que no se extinguia con el pasar del tiempo.

Pero lo que detestaba era la forma en la que él se imponía por sobre ella.
La dejaba por fuera de todo bajo la excusa de protegerla.

Ella no quería ser protegida. Odiaba esa mierda.

Y estaba cansada.

De él, de la forma que trabajaba en los Vaqueros, de Valeria.
Estaba cansada de todo.

Nena...

Se giró asustada, dejando de acomodar la ropa en su bolso.

¿Cómo entraste? Vete, Alejandro.

Por favor... — murmuró por lo bajo, caminando con los brazos abiertos hacia ella. — No nos hagas esto...

Cuando una de las manos del hombre se colocó sobre su cadera la apartó, pero sintió el tacto de su otra mano en su cintura.

Please | GhostDonde viven las historias. Descúbrelo ahora