𝑈𝑛𝑒𝑥𝑝𝑙𝑜𝑟𝑒𝑑 𝑣𝑖𝑟𝑔𝑖𝑛𝑖𝑡𝑦 ʰʸᵘⁿˡⁱˣ [✔]

❸ | ᴜɴ ᴍɪʟʟᴏ́ɴ

Los constantes gritos, o mejor dicho, maldiciones, me hacen despertar del profundo sueño que estaba teniendo. Con el miedo en la punta de la lengua y el corazón latiendo demasiado rápido, tomo mi celular y verifico la hora en este, 3:45 am dice. Entrecierro mis ojos y estoy unos segundos más tratando de entender lo que pasa, hasta que el sonido de la lluvia caer torrencialmente se hace clara poco a poco para mi.

Maldigo yo también en susurro al mismo tiempo en que me levanto de la cama, y qué, si Jeongin hubiera estado durmiendo a mi costado, posiblemente lo hubiese golpeado solo por inercia ante el desespero. Me pongo las chancletas como puedo y salgo corriendo hacia donde provienen sonidos de ollas y gritos que le pertenecen a mamá y a Olivia. Una vez llegado a mi destino, me encuentro con la imagen que muy dentro de mi ya sospechaba.

—¡Pon una allá!—mamá grita con miedo, dándole la orden a Olivia para que ponga una olla más en la esquina del comedor, donde se hace ver una gran gotera que cae del techo, mojando así muchos objetos que están allí—no sabía que iba a llover hoy, la puta madre.

—¿Mamá?, ¿por que no me llamaron?—pregunto con preocupación al mismo tiempo en que corro hacia una olla que se encuentra en el lavavajillas y la tomo para llevarla hacia la gotera que se hace ver en el pasillo, ese pasillo que dirige hacia las habitaciones—odio esta casa—susurro con mucho odio para mi mismo.

Ni siquiera podría explicar lo que estoy sintiendo ahora mismo, porque es una combinación de enojo, tristeza, frustración, y culpa, si, culpa porque no puedo hacer nada para ayudar más que poner unas putas ollas en goteras de mierda que caen del techo y mojan por toda la jodida casa. Ni siquiera me he dado cuenta cuando una lágrima de puro enojo se deslizó por mi mejilla, lo que me sorprendió y me obliga a tirar con fuerza la olla hacia el suelo y dejarla allí hasta que se llene.

Vuelvo de nuevo con las dos mujeres que amo y nuevamente las encuentro corriendo de un lado a otro. Odio esa imagen, odio todo, odio esta casa y me odio a mi mismo. Si tan solo pudiera sacarlas de aquí, lo haría sin pensarlo ni un segundo, pero, no creo que todo aquello sea posible, o tal vez, no por ahora. Me acerco y comienzo a ayudarlas, claro, no me voy a quedar de brazos cruzados viéndolas hacer un trabajo que un hombre debería hacer.

Los minutos pasan y luego de alrededor veinte minutos, hemos terminado con cada gotera como también limpiamos el agua que ha caído cuando dormíamos y el cual ensució todo el piso. Cansados por toda la situación, nos sentamos en la mesa del comedor y dejamos caer encima de las sillas nuestros cuerpos como si no nos importase nada. Ninguno dice nada, el ruido de la lluvia al caer era la única que hace ruido, o bueno, eso es hasta que la puerta principal se abre y por allí se hace ver el cuerpo de Jeongin, el cual luce totalmente seco y eso me hace preguntar en donde se ha metido.

Lo miro como si de un asesino viendo a su proxima víctima se tratase.

—¿En donde estuviste?—mi progenitora cuestiona, y yo estoy esperando una respuesta con cada segundo que pasa.

—Con Namjoon, ¿por que están despiertos tan tarde?

—Ah, eso quiere decir que trajiste dinero contigo, especial para que nos ayudes a arreglar el techo y la puerta del comedor—digo con con gracia, aunque no necesariamente he sonado feliz—estamos despiertos porque las goteras de mierda volvieron a hacer de las suyas y mojó toda la casa.

—Mierda... esta bien—el se acerca hacia nosotros y se sienta en la silla hacia mi costado, acción que nos sorprende a todos porque él nunca hace esto, sino que la mayoría de las veces entra rápido y se va directamente hacia su habitación—arreglemos ese techo, pero no podré pagarlo solo.

—Tu nunca puedes hacer nada solo—Olivia suelta aquello para luego levantarse e irse directo hacia su habitación.

—Puedo ayudar, pero ustedes saben que no cobro mucho—mamá dice aquello con tristeza antes de tomar su celular y dejarnos solos a Jeongin y a mi.