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Ninguno pudo apartar la mirada del otro, por alguna extraña razón sus ojos estaban conectados, mirándose el uno al otro fijamente

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Ninguno pudo apartar la mirada del otro, por alguna extraña razón sus ojos estaban conectados, mirándose el uno al otro fijamente. No sabían porque estaba ahí, mirándose, pero simplemente no hicieron nada para impedirlo.

El cenizo observaba el rostro de Todoroki en silencio, mirando todos sus rasgos, mucho más esa extraña quemadura que tenia alrededor de su ojo izquierdo, aunque eso no le quitaba la belleza, solo aumentaba su interés en el bicolor.
El heterocrómatico por su parte, también inspeccionaba a fondo los rasgos del otro, su típico ceño fruncido. Y sobre todo esos hermosos ojos rubies. Ya entendía porque varias chicas lo perseguían.

Las mejillas de ambos tomaron un leve color rojo y se separaron, quedando en la misma posición que estaban antes, pero sin dejar de mirar de reojo al otro.

- Lo siento -se disculpó Shōto, susurrando en silencio, maldiciendo en voz baja.

El oji rubí volteo a verlo con una ceja alzada, meramente confundido por las disculpas del otro.

- ¿Por qué te disculpas? -preguntó.

- Es solo que no quiero llegar a una pelea contigo o algo... Entiendo si te molesto -agachó la cabeza apenado.

El rubio negó con la cabeza en silencio. -No me molestas -dijo, el bicolor levantó la mirada nuevamente y sus ojos se volvieron a encontrar.

-Que seas mi "𝘳𝘪𝘷𝘢𝘭" no significa que me molestes. Te aviso, que quienes me molestan son los demás de tu queridito grupo. Mucho más el imbécil de Deku.

Shōto frunció el ceño molesto, no le gustaba que hablaran mal de sus amigos, mucho menos de Midoriya. Él había sido un gran amigo desde que lo conoció, y definitivamente no iba a dejar que hablasen mal de él.

- No lo llames así.

- ¿Y si lo hago, qué? Soy más fuerte que tú bastardo, y te supero en tamaño -sonrió-. Además, me debes una por salvarte de el idiota de Monoma.

- Yo no te debo nada, TÚ entraste ahí porque quisiste, yo me podía defender solo, sin TÚ ayuda. Y tu tamaño y fuerza no significa que no te pueda vencer en una pelea. -respondió sonriendo igual.

- ¿Así? Por si tengo que recordártelo él te tenía acorralado, y sabrá Dios que cosas quería hacerte. Así que si, me debes una. Y tú, no me puedes ganar a mí.

Ambos se miraron con el ceño fruncido, totalmente enojados por la actitud del otro. Shōto era demasiado confiado e ingenuo, y Kastuki era muy terco y engreído. Estaban a punto de pelear de verdad, si no fuera porque el autobus se detuvo, haciéndolos chocar de nuevo. Todoroki gruñó por lo bajo y se marchó hacia la puerta, mientras Bakugō se sentaba en un asiento libre que había, cuándo el bicolor salió no pudo evitar mirar como se iba, o bueno, también podría decirse que le prestó más atención a su trasero, pero si.

Poco conocía al bicolor a decir verdad, en todas las peleas que tuvo con el dekusquad había notado que éste era algo callado y serio, por lo cuál no tuvieron muchos encuentros o algo así.
Había algo que le andaba llamando la atención de ese chico, y no sabía exactamente que era, pero debía averiguarlo. No quería que el estúpido de Deku tratara de enamorar al otro. Porque vamos, ¡no son para nada discretas las miradas y sonrojos de Deku hacia Todoroki! El peliverde gustaba del heterocrómatico, aunque bueno, tenía sus motivos ¿no? Por algo Shōto era considerado el principe de la clase 1-A.

Los minutos que se los pasó pensando pasaron rápido, ya había llegado a su parada, por lo que salió por las puertas y comenzó a caminar en dirección a su casa. La cual no quedaba nada lejos de la parada del bus. Eran más o menos unos 8 minutos, serían más pero él camina rápido, una gran ventaja.

Al fin llegó a su maldita casa, dándole la vuelta a la perilla y abriéndola luego. Cerró la puerta y camino hacia su habitación. Pero se detuvo al escuchar el llamado de la bruja.

- ¡Katsuki, cariño! ¿Ya éstas en casa? -gritó la mujer desde la cocina.

- ¡Si vieja!

Subió las escaleras suspirando, llegó a su habitación y entró, para luego dejar la mochila en su escritorio y tirarse a la cama. Miro el techo unos minutos y luego se levantó para dirigirse al baño y tomar una ducha antes de cenar.

Se quitó la ropa y se metió a la regadera, mojando su bien marcado cuerpo, y refrescándose. Ya tenía planeado el día de mañana. Le hablaría al bicolor, claro que en privado, en el baño o fuera de la escuela, o tal vez en el bus. Lo que si sabe es que debe hablar con él, claro que sí.

『ɴᴜᴇsᴛʀᴏ sᴇᴄʀᴇᴛᴏ』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora