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—¿Por qué no?

—¡Porque no!

—Pero nadie nos escuchará... —farfulló por lo bajo, cruzándose de brazos sobre su pecho con una palpable mueca de enojo.

Shouto lo observó con ironía. —Si, claro. Katsuki, ya te lo dije. No tendremos sexo ni en tu casa, ni en la mía. ¡Podrían escucharnos!

Katsuki solamente murmuró una incoherencia, sin estar de acuerdo con él en lo más mínimo.

—Lo dices porque no quieres que nadie más que yo te oiga rogar por mi pene —dijo entonces, sin ninguna otra cosa qué decir al respecto.

El rostro de Shouto enrojeció, sin embargo, solamente suspiró y no le tomó relevancia al berrinche de Katsuki por tener sexo.

Sabe que Mitsuki no es un gran problema ya que ella dejó claro que le daba igual siempre y cuando no hicieran mucho ruido, pero se siente incómodo al hacerlo en presencia de la rubia y el padre del cenizo. Y si lo hacen en su casa, está más que claro que alguno de sus hermanos o padre podrían escucharlos y ninguno de los dos saldría vivo de esa. Posiblemente asesinarían a Bakugou y a él lo tendrían encerrado en casa por el resto de su vida.

Mejor no hacer nada y quedarse quieto. De todos modos, él no es una persona que requiera de relaciones sexuales cada día. Bakugou, sin embargo, sí las requiere.

—¿Y si vamos a un hotel? —propuso el cenizo luego de unos minutos en silencio, levantando una ceja mientras lo observaba con un deje de esperanza en escuchar una positiva.

—No.

—¡¡AGGH!! ¡Vamos, por favor! ¡Necesito follar, verte desnudo y meterte la verga, Shouto! —gritó sin vergüenza alguna, cansando que Shouto tenga que tapar su boca.

—¡Katsuki, sshhh! Tu madre podría escucharnos —le regañó.

—MNNMNM MNAMNM UHMMMN MNNEMMN —frunció el ceño, enojado. Siendo poco entendible lo que decía debido a la mano que tapaba su boca.

Shouto parpadeó, sin comprender.

Pero tradujo eso como un «me importa tres hectáreas de mierda».

Conociéndolo, seguro dijo eso.

Finalmente apartó la mano de su boca, sin verle caso a la jodida insistencia de Katsuki y sus inexplicables ganas de saciar sus deseos. ¿Acaso no puede simplemente hacerse una paja y listo? No, él parece estar muy necesitado por tener sexo.

—Mejor continuemos con la tarea.

Bakugou aceptó a regañadientes, gruñendo por lo bajo como si de un perro se tratara.

***

Observó a lo lejos a cierto azabache de ojos oscuros, centrando su atención en el chico. Sonrió ampliamente, las palabras de Shindou resonando en su mente.

“Espero que puedas hacerlo”

Claro que puede hacerlo.

Ella es Camie Utsushimi, y si se lo propone, puede hacer lo que quiera.

Se acercó lentamente entre todo el bullicio de los estudiantes, de forma lenta y discreta para no llamar la atención del chico que estaba totalmente centrado en sus deberes escolares.

—Hola.

Se ganó una mirada del contrario, quien la observó con seriedad y leve disgusto.

—¿Está ocupado este asiento?

—Sí.

—Pero, no veo a nadie por aquí —destacó, fingiendo confusión.

—No me interesa —la voz seria y fría del azabache la hizo bufar internamente—. Mejor lárgate a molestar a otra persona. No tengo tiempo para lidiar contigo.

『ɴᴜᴇsᴛʀᴏ sᴇᴄʀᴇᴛᴏ』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora