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—Buenos días a todos —saluda Yagi apenas entra en el salón, con su característica sonrisa amable y voz calmada. Luego de que todos los estudiantes respondieran a su saludo, volvió a hablar—. Vengo para avisar que en dos días se llevará a cabo el primer partido de la competencia de basketball.

—¿Contra quiénes competiremos? —Izuku levantó la mano.

—Contra la Academia Ketsubutsu, hablamos con su entrenador y ya está organizada la competencia, la cual será aquí, en nuestra cancha —contesta a la pregunta del pecoso, poniendo las manos detrás de su espalda mientras daba una sonrisa animada a sus alumnos.

Kirishima entreabrió la boca, mirando a su mejor amigo con una pizca de inseguridad. Se encontró con el rostro irritado de Bakugou, quien obviamente no se tomó eso muy bien. Luego compartió miradas con Shouto, quien se veía igual de preocupado que él.

—Espero que no hayan conflictos y hagan caso a su profesor en todo, ¿entendido? —cuestiona Aizawa con seriedad, mirando exactamente al cenizo.

Este simplemente chasqueó la lengua, revirando los ojos sin darle importancia a las palabras de su profesor.

«Como si me importara»

—Por ello deben estar listos, y sobretodo, calmados. Estar nervioso no es algo que ayude mucho. Y, no importa quién gane o pierda. Lo importante es que se esforzaron —animó el rubio, tan alegre como siempre.

Minutos después, se había retirado.

—Bien, continuemos con la clase.

***

—¿Por qué tenía que ser exactamente con la Academia Ketsubutsu? —se queja Sero, hundiendo el ceño.

—No lo sé, pero sea lo que sea no podemos permitir que Shindou nos distraiga —contestó el pelirrojo, dando una mordida a su sándwich con una expresión de frustración. Él tampoco está muy calmado por el tema.

—Bakugou.

El cenizo soltó un sonido en confirmación a que estaba escuchando, comiendo curry picante en la otra esquina de la gran mesa. Ha estado bastante callado desde que se sentaron a comer.

—¿Tú cómo estás con eso?

—No es importante. Le ganaré a ese imbécil y se dará cuenta de que no puede contra mí, listo —responde con poca preocupación, su mirada fija en su comida.

—No es así de fácil —Kirishima frunce el ceño, sin estar de acuerdo.

—Dije listo. ¿Acaso no entienden?

—Él que no entiende eres tú —dice el oji rubí, mirando con determinación al cenizo—. No puedes quitar del camino a Shindou así de fácil. Sabes bien que él no se detendrá hasta verte retorciéndote de dolor, de la misma manera que él lo hacía ese día.

Ambos se alarmaron cuando Bakugou se levantó bruscamente, apoyando las manos en la mesa con fuerza ejercida.

Sero pasó saliva, alejándose despacio.

—¿Quién dijo que se podía hablar sobre eso? —cuestiona, un tic nervioso en su ojo izquierdo que aparece y con la misma desaparece repetitivamente—. Me voy. Al menos las mesas no hablan.

Y luego de eso, agarró su bandeja y se marchó hacia la primera mesa vacía que vió, comiendo en silencio y evidente paz.

Kirishima observó a Sero, quien se dedicó a rascar su nuca con incomodidad. Dejó salir una exhalación, agotado. Simplemente dió otro mordisco a su sándwich, mirando a la nada.

『ɴᴜᴇsᴛʀᴏ sᴇᴄʀᴇᴛᴏ』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora