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Bakugou hizo rebotar el balón debajo de la palma de su mano, golpeándolo con esta constantemente. Su mente aún indagaba sobre la razón por la cual Deku le murmuró un “Cuidado con Shindou” a mitad del entrenamiento una vez pasó a su lado.

¿Por qué debería tener cuidado con ese idiota? Shindou no es una amenaza ni representa ningún peligro, y aunque intente hacer algo contra él o alguna otra persona importante, no permitirá que algo así pase. No dejará que hiera a alguien más en una forma de vengarse.

Además, ¿qué sabe Izuku? ¿Y cómo es que se enteró de que Shindou había vuelto a Musutafu?

Está considerando seriamente tener una charla con ese brócoli con patas. Algo debe saber para haberle advertido sobre el azabache. ¿Pero qué? Es ajeno a que Shindou tratará de vengarse de cualquier forma, pero no es capaz de pedir ayuda o información a otras personas, ¿no?

Soltó un gruñido, levantando el balón entre sus manos y encestando. El balón cayó al suelo entonces, rebotando hasta deslizarse y detenerse a un lado de la cancha.

—¿Por eso se unió al equipo?

Si bien son muchas las probabilidades de que Deku haya decidido unirse al equipo de basketball solamente para jugar y divertirse un rato con sus demás compañeros de clases, y también hay un diez por ciento de probabilidades que lo haya hecho para decirle esa mierda y mirarlo con los ojos abiertos durante la mitad del partido. Parecía un auténtico idiota. Aunque honestamente ya lo es.

Miró a la nada por unos largos minutos, pensando, buscando una buena razón para tomarle importancia a las palabras de ese tipo. Son rivales, seguramente Izuku lo hace para verlo distraído o frustrado y así tener una oportunidad para enamorar a Shouto —al menos así lo ve—. Pero algo le dice que Deku no es capaz de algo así. No lo conoce totalmente, ya que nunca le importó analizar el comportamiento del pecoso, pero está seguro de que no trama nada malo contra él. Lo sabe porque por más que se odien, debe admitir que no es una mala persona. Ellos solamente empezaron con el pie izquierdo.

«Aún así no haré caso a Shouto, ¿por qué debería mejorar nuestra relación? Con tener en cuenta que no lo he matado aún es suficiente»

Tronó su cuello en un lento movimiento, soltando un sonido de satisfacción cuando se escuchó el tronar de los huesos de ese lugar con exactitud. Observó la cancha, vacía, sin una sola alma en el lugar. Seguramente ya la mayoría de los estudiantes se habían ido a casa, y él está ahí, jugando basket sin nada más qué hacer.

—Kacchan.

Oh, y ahí está la persona a la cual quiere estrangular sin motivo alguno.

Se volteó con una mueca de molestia en su rostro, viendo al peli verde que ya había cambiado su traje de basketball por el uniforme escolar y lo observaba con calma, pero evidentes nervios al atreverse a cambiar palabras con él.

—¿Qué quieres, Deku? —cuestiona directamente, sin tomarle mucha relevancia al tema.

—Yo... quería hablar contigo. Sobre algo que pasó hace un par de días.

—No me interesa.

—¡Por favor! ¡Se trata de Shindou!

Aquello detuvo a Katsuki cuando este hizo el amago de agarrar su mochila de las gradas y marcharse, quedándose quieto en su lugar. Luego lo volteó a ver con el ceño fruncido.

—Habla.

—La noche que Todoroki-kun salió conmigo y mis amigos... al caminar hacia mi casa lo encontré. Me dijo que había vuelto porque tenía unos... asuntos pendientes contigo —hizo una pausa, rascando su mejilla—. Y... habló sobre Todoroki-kun. Dijo que quería saber más de él.

『ɴᴜᴇsᴛʀᴏ sᴇᴄʀᴇᴛᴏ』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora