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─¿Aún no consideras lo de la salida? Dale, Bakugō-kun

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─¿Aún no consideras lo de la salida? Dale, Bakugō-kun. ─la voz chillona lo saca de sus pensamientos.

Katsuki hace el mayor esfuerzo del mundo por no gritarle un rotundo no en la mismísima cara. Hacía lo posible por tener un buen autocontrol, pero esa chica era desesperante, más desesperante incluso que sus amigos si era posible.

Hizo una mueca de desagrado, frunciendo el ceño con molestia y pesadez. Se giró para ver a la chica, la cual se encontraba con una sonrisa insistente que le caía terriblemente mal.

─No, ya te lo he dicho varias veces. No estoy disponible. ─se límita a responder, tratando de no estresarse tan rápido porque eso no era una muy buena idea.

Pero no contó con que la chica no se sintiera satisfecha con eso. De nuevo.

Ella hizo un puchero, cruzándose de brazos. ─Pero si estás soltero, no entiendo. ¿Es qué te gusta alguien?─reprocha con enojo, frunciendo el ceño igualmente y mostrando que ella tampoco estaba muy feliz al ser rechazada. Pero eso no significaba que se iba a rendir tan fácilmente.

Camie había asegurado por sí misma que Katsuki no mostraba atracción por nadie en ese salón, e incluso llegó a pensar que no gustaba de nadie en específico al considerar la poca gente con la que se juntaba cada día. La cual, a su parecer, era un grupo de perdedores que querían estar a la altura de su líder cenizo. Por eso no entendía el repetitivo rechazo de Katsuki día a día. ¿Por qué mierda no le hacía caso de una jodida vez? Todo debía de ser una puta broma.

Decir que estaba arto ya era poco. Ganas de reventarle la cara a esa chica no le faltaban, pero por su propio bien lo mejor sería mantener una actitud -un poco- tranquila y para nada busca problemas.

"Ojalá y se la lleven de vuelta a la alcantarilla de donde salió" es lo único que puede pensar en momentos como estos.

Dirige su mirada de manera discreta hacia cierto bicolor que se encontraba concentrado en su cuaderno, posiblemente dibujando o escribiendo algo. No sabe porque, pero se quedó varios minutos mirándole como si fuera la única persona en el salón. Hasta que se percató de ello y volvió su molesta mirada a la chica rubia que le miraba atentamente.

─Sí, me gusta alguien más. ¿Feliz? Ahora lárgate de aquí y dejame en paz por una maldita vez en el día, no tengo ganas de soportarte por más tiempo. ─de mala gana responde, en un tono enfadado y frustrado que demostraba sus pocas ganas de hablar con Camie.

Sonrió internamente al verla suspirar con resignación, pero sin quitar su mirada molesta al ser nuevamente rechazada sin piedad alguna. La Miró levantarse de su asiento y se marchó a su pupitre a rastras.

Sus cobardes "amigos" habían huido por completo al ver a Camie acercarse, seguramente por la pesadez que les causaba escucharla o siquiera verla. Gruñó por lo bajo, mientras volvía a echar una rápida mirada al bicolor.

『ɴᴜᴇsᴛʀᴏ sᴇᴄʀᴇᴛᴏ』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora