J O R G E
A mi edad, no creía que me quedaran muchas cosas por experimentar. Había vivido una vida plena y llegado a aceptar que las cosas eran tan buenas como podían ser. No estaba buscando nada más.
Estaba satisfecho, tal vez un poco aburrido, pero esencialmente había aceptado mi destino y estaba de acuerdo como la vida me había tratado.
Entonces conocí a Silv y todo cambió. Por primera vez, sentí lo que era querer a alguien más que cualquier otra cosa en el mundo. Otra novedad fue la forma en que me hizo sentir que podía hacer algo con ella a mi lado.
Nunca antes había estado emocionado por el futuro. Estaba emocionado porque el futuro que vi era mucho más brillante y lleno de risas y sonrisas.
Era la primera vez que sentía que podía tener la vida que siempre había querido y que a muy pocos había visto disfrutar con su cónyuge de treinta, cincuenta o incluso sesenta años.
No quería irme a casa. Quería llevarla a un lugar desconocido y nunca tener que hablar con nadie más. Sabía que era egoísta, pero la quería para mí solo. El viaje de regreso al campus fue un poco agridulce.
Sentí que definitivamente habíamos curado nuestra relación, pero no podía estar seguro de que no fuera solo porque estábamos lejos de nuestro mundo real.
Sentí la conexión. Sabía que ella lo sentía. Podía sentir que ella lo sentía. Había algo entre nosotros que no podía explicarse con palabras. La idea de no estar con ella me asustó un poco. No podría pasar por eso otra vez. Me había perdido sin ella. Necesitaba un plan, necesitaba saber qué venia después. Quería estar con ella y estaba listo para hacer los cambios necesarios para que eso sucediera.
-¿En qué estás pensando? -quiso saber después de un largo silencio-. ¿Sobre algo en particular? -preguntó tímidamente.
-Sí. En nosotros. ¿Vamos a hacer esto? ¿Quieres una relación real? -pregunté sin rodeos, cansado de bailar alrededor de la pregunta.
-Quiero una relación, pero aún no puedo entender cómo se ve eso.
-Parece lo que queramos que sea.
-Sabes que no es tan fácil.
-No, no lo es, pero hablamos de que es un desafío. Sabemos que será un desafío -Le recordé.
Dejó escapar un suspiro, soplando sus mejillas.
-Si la gente nos ve o se entera de lo nuestro, habrá muchos rumores. Nos van a mirar de manera diferente, hablando a nuestras espaldas y esas cosas. Incluso podrías tener problemas con que los estudiantes te tomen en serio.
-Tienes razón, pero he estado pensando en cómo hacerlo. ¿Me escucharás? -pregunté.
-Sí.
Me aclaré la garganta, sabiendo que probablemente no le iba a gustar lo que tenía que decir.