Capítulo 8

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La recuperación de Florence fue sorprendentemente rápida, a pesar de los sombríos pronósticos iniciales. Su mejoría llenó de alegría y esperanza a los sirvientes que habían estado orando por ella.

Todos los días, tía Justine le visitaba, ayudándola a que su ánimo no vuelva a decaer, además de las innumerables muestras de cariño por parte del personal del palacio, demostrándole lo especial que era en la vida de muchos.

Sin embargo, la recuperación de Florence no fue motivo de alegría para todos. El marqués, estaba notablemente descontento. No solo porque la enfermedad de su esposa hubiera retrasado los trámites del divorcio, sino también, porque nuevamente debía lidiar con ella en lo que se refiere a este asunto. Sin esperar ni un minuto, el día en que Florence salió de la cama, Alphonse le visita, con intención de que firmara los papeles del divorcio.

-Qué sorpresa es ver a mi esposo visitarme -dice Florence con un ligero tono sarcástico al verlo aparecer en su salón.

Alphonse aparta la mirada, haciéndose notar su incomodidad, presionando en sus manos el portafolio en dónde llevaba los documentos del divorcio.

-He estado ocupado con algunos asuntos del marquesado. -se justifica.

-Tan ocupado, que no me visitó ningún día en los que estuve en cama. No se preocupe, ya sé que he roto sus esperanzas de dejarlo viudo, ya que, para su infortunio, aún debe tratar conmigo asuntos del divorcio. -responde Florence con una mirada orgullosa, tomando asiento en el sofá al lado de la ventana.

-No se confunda, me alegra saber que está mejor de salud, por eso he venido a verla, para saber si ya está todo bien.

-Pensé que había venido a hablarme sobre el divorcio. Ese portafolio que lleva en sus manos lo delata. Parece que nunca lo veré sin algún documento entre tus dedos.

Para el marqués de Erauxer le era difícil ocultar sus reales motivos, pero no podía permitir que su ansiedad le traicione, ya que aún debía complacer a su esposa para que firme el acuerdo, así que continúa fingiendo buenas intenciones.

-Este portafolio son solo asuntos financieros. Vine con la intención de saludarla, y darle este obsequio.

Alphonse le entrega un estuche ovalado con una cruz.

Sin mostrar emoción alguna, la marquesa abre el estuche y descubre en su interior un rosario de perlas y oro. Una vez más, su esposo le obsequia otro regalo, al igual que durante los días en que estuvo enferma, cuando llenó su habitación de hermosos lirios de colores, que eran difíciles de encontrar en esa estación del año.

A pesar de su descontento con su esposo, Florence acepta todas las joyas que él pueda darle. Sabe que podrá venderlas para obtener más dinero, lo cual le será de gran ayuda en su nueva vida cuando decida marcharse al extranjero.

-Estoy complacida. Gracias -responde Florence con cortesía.

Alphonse da un suspiro aliviado, ya que necesitaba que Florence estuviera feliz.

-Me alegra saber que le ha gustado el regalo, sobre todo ahora que sé que está considerando tomar los votos religiosos. -comenta el marqués con una sonrisa en su rostro.

-¿Quién le dijo eso? -pregunta la marquesa, visiblemente sorprendida.

-Sus padres. Me pidieron que le entregara las cartas de los conventos donde ha sido aceptada. Las tengo aquí. -responde el marqués, abriendo su portafolio y sacando dos cartas con el sello eclesiástico.

La marquesa toma las cartas entre sus manos, sin poder ocultar su sorpresa y confusión.

-Entonces, ya sabe que me marcharé a un convento. ¿Qué opina al respecto? -pregunta Florence, buscando la reacción de su esposo.

-Debo admitir que me ha tomado por sorpresa. Es realmente admirable que haya decidido dedicar su vida a Dios. -responde el marqués con una expresión de asombro y admiración.

Florence no soportaba la hipocresía de ese hombre, y no podía comprender cómo existió algún tiempo en el que lo amó.

-Gracias por entregarme las cartas. ¿Hay algo más que desee hablar conmigo? -pregunta Florence con una sonrisa burlona.

-Solo quiero saber, como ya ha decidido ser una religiosa, podríamos establecer los acuerdos del divorcio y proceder a firmar -responde el marqués de manera seria.

-Francamente, me preguntaba cuándo me hablaría de eso, mi estimado esposo. -dice Florence, continuando con su tono burlón.

-Simplemente creo que ha pasado suficiente tiempo desde que hice la solicitud. No es necesario prolongar esta decisión que ya hemos tomado ambos. -comenta el marqués con firmeza.

-Aún necesito tiempo para pensar. No estoy convencida de divorciarme de un hombre tan "maravilloso" como usted. -responde Florence, enfatizando la palabra «maravilloso» con un tono infantil, con el propósito de fastidiar al marqués.

-No se burle de mí. -Alphonse se dirige hacia la puerta. -Le doy plazo hasta el domingo, después de eso, no seré tan benevolente. Reduciré la pensión que le ofrezco y los fondos destinados a su manutención en este palacio. -responde el marqués, dejando entrever su enfado.

-¿Me está amenazando, señor? Recuerde que yo también puedo causarle problemas. Está en sus manos decidir si firmamos ahora o si llevamos el asunto a juicio. Le conviene ser más amable conmigo, porque no le conviene verme enojada. -concluye Florence con determinación.

Alphonse se resigna ante la situación y suspira, consciente de que Florence ahora tiene el poder en sus manos. Como forma de disculpa por su comportamiento anterior, decide obsequiarle a Florence dos boletos para el teatro de la ópera, para que asista junto a su tía Justine. Además, envía un hermoso vestido de seda para que luzca en esa ocasión.

Sin embargo, lo que Alphonse no sabe es que Florence ha decidido no otorgarle el divorcio. En su corazón, arde el deseo de atormentarlo como venganza por los años de sufrimiento y humillación que ha vivido a su lado. Durante su tiempo de recuperación, Florence ha ideado un plan meticuloso: escapará cuando tía Justine haya finalizado la compra de la propiedad en Rivendere, el país al que ha decidido migrar. Su objetivo es desaparecer por completo, de modo que Alphonse no pueda casarse nuevamente hasta pasados cinco años, según las leyes de Hivernvent que consideran a una persona fallecida tras ese período de tiempo.

Los Secretos de la MarquesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora