Capítulo 9

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Florence, acompañada por su tía Justine, asistió a la ópera con la esperanza de disfrutar de una noche de distracción y olvidar, al menos por un momento, las penas que la aquejaban. Para preservar su privacidad y ocultar las secuelas de su enfermedad, Florence optó por cubrir su rostro con un delicado velo, evitando así que otros pudieran ver el deterioro que le había dejado la neumonía.

El teatro de la ópera estaba lleno de vida y emoción, ya que el evento reunía tanto a la nobleza como a la plebe, creando un ambiente único en el que las diferencias sociales se desvanecían temporalmente en la magia de la música y el arte.

Después del primer acto, se llevó a cabo un receso y Florence y su tía decidieron dirigirse a la zona del bar para disfrutar de algunos aperitivos. Sin embargo, para sorpresa y disgusto de Florence, allí se encontraban los Piron, la familia con la que su esposo Alphonse había desarrollado una relación cercana. Aunque intentaba pasar desapercibida, no pudo evitar notar cómo el barón y su familia la observaban constantemente, especialmente Odile.

En un momento en que tía Justine se alejó para saludar a unos amigos, Odile aprovechó la oportunidad para acercarse a Florence. La joven sonrió amablemente y habló con voz suave.

-Permítame presentarme, soy Odile Piron. He oído hablar mucho de usted, señora marquesa. ¿Cómo se encuentra esta noche?

Florence se sintió incómoda por la situación, pero decidió mantener la compostura y responder con cortesía.

-Estoy pasando una velada agradable, gracias. ¿Y usted?

Odile mantuvo una expresión amable en su rostro mientras iniciaba la charla.

-Muy bien, gracias. Permítame decir que siempre he admirado su elegancia y distinción, y estoy muy alegre por su recuperación -dijo Odile, tratando de ser sutil para abordar el tema que le interesaba -No puedo evitar notar que las cosas han estado complicadas entre usted y el marqués, lo que les arrastra a un divorcio.

Florence se sorprendió por la franqueza de las palabras de Odile, además de saber sobre su divorcio, lo que Alphonse le había asegurado, era un secreto, pero mantuvo la compostura y respondió con calma.

-Lamento decirle que, la relación que tenemos, es un asunto privado entre mi esposo y yo. No creo que sea adecuado discutirlo aquí.

Odile sonrió con una mezcla de satisfacción y provocación en sus ojos.

-Comprendo su posición, marquesa. Pero no puedo evitar expresar mi deseo de que usted firme los papeles del divorcio cuanto antes. Alphonse y yo estamos profundamente enamorados, y deseamos poder construir un futuro juntos.

Florence sintió una oleada de indignación recorrer su cuerpo, pero se esforzó por mantener la calma.

-¿Por qué supone que mi esposo pasará la vida con usted? No sea ingenua señorita Odile, usted no es la única amante que el marqués tiene.

Odile pareció tomar el comentario de Florence como un desafío.

-Él ha dejado claro sus sentimientos hacia mí. Comprendo que en su posición, un divorcio es complicado, y nuestra felicidad depende de su respuesta, sin embargo, Alphonse y yo estamos construyendo nuestro camino, y es momento de que usted siga adelante también, así que, creo que el tomar los hábitos le sentará muy bien.

A pesar de la voz dulce de Odile, Florence podía percibir la burla y como trataba de marcar su territorio, lo que se ocultaba detrás de una sonrisa.

-Aún no puedo comprender, si es una descarada o solo una completa tonta.

Aquello molesta de sobremanera a Odile, que toma una actitud defensiva.

-¿Por qué me ofende? Le he hablado con respeto en todo momento. Creo que puedo entender en la desesperación en la que se encuentra para hablarme así.

-Por el contrario, con todo el respeto le digo que es solo una oportunista, una ilusa que piensa que puedes reemplazarme. Pero ten cuidado, Odile, porque el amor que crees tener con Alphonse es tan fugaz como el viento, ya que solo eres una amante.

Con una sonrisa molesta, Odile se acerca un poco más a Florence para poder susurrarle.

-Pero pronto dejaré de ser solo una amante, para ser la nueva marquesa de Erauxer, y usted, solo será un desagradable recuerdo en nuestra historia de amor. Espero que disfrute de su vida en el convento.

Odile se gira, sin esperar respuesta, para regresar con su familia.

La marquesa percibe las miradas y los susurros que se dirigen hacia ella, notando cómo algunas damas se cubren los labios con sus abanicos, una clara señal de que están hablando sobre ella y Odile.

El momento que esperaba Florence que sería para hacerle olvidar los malos momentos, regresaban a ella con fuerza, ya no disfrutando de lo que quedaba de espectáculo.

Al regresar al palacio Erauxer después de la función, Florence se sumerge en sus pensamientos y ruega a Dios, que todos los que les desearon mal alguna vez, se les devuelva la mano.

A la mañana siguiente, Florence se levanta de la cama y es atendida por Jessica, quien no puede evitar hacer comentarios despectivos que ensombrecen el resto del día. Sin embargo, Florence se anima recordándose a sí misma que pronto dejará atrás esta desagradable vida.

Al dirigirse a su salón para tomar el desayuno, se encuentra con un jarrón que contiene tres lirios blancos, su aroma llena la habitación y perfuma la mañana. Florence sabe que son los obsequios que su esposo aún insiste en darle, pero para ella han perdido su significado.

Durante la tarde, Florence está absorta en su lectura cuando alguien toca a la puerta y sin esperar una invitación, el marqués de Erauxer entra abruptamente en la habitación.

-¿Cómo te atreves a entrar así sin anunciarte? -dice Florence con tono de reproche.

Alphonse no responde a esto y camina en dónde ella se encontraba, para tomar asiento en la silla que se encontraba en frente de ella.

-Creo que ya es momento de terminar con todo esto, Florence. -dice Alphonse acercándole los documentos del divorcio y una pluma. -Este es el día en que debes darme una respuesta. Dentro de los papeles están los acuerdos y el dinero que pagaré mensualmente, puedes leerlos si quieres.

Florence toma los papeles y luego mira a su esposo con una mirada fría.

-¿Por qué debería creer en los acuerdos que propone? Usted no tiene palabra.

-¿A qué se refiere?

-Me dijo que el asunto del divorcio, era un secreto entre nosotros, pero la descarada de su amante fue a pedirme anoche, que firme los papeles del divorcio, además de desearme una feliz vida en el convento.

Alphonse queda estático ante aquello. Ya sabía que Odile era apasionada en lo que pensaba, pero no esperaba que actuase de manera tan desvergonzada.

-Me disculpó, eso no debió pasar. -responde Alphonse, con una actitud sumisa -Tenga por seguro que nadie más lo sabe, y por los términos del acuerdo de divorcio, quedará estipulado bajo la ley cuando se firme, así que no podré retractarme.

-No me preocupo por eso, porque no me importa -Florence arroja los papeles con fuerza, los que se esparcen sobre la alfombra -Yo jamás firmaré el divorcio.

Los Secretos de la MarquesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora