Los días siguientes al funeral, Florence experimentaba una paz interior que no había sentido en mucho tiempo. Ya no debía dar explicaciones a nadie, ni preocuparse por los escándalos y humillaciones causadas por su esposo infiel.
Por primera vez en mucho tiempo, podía dormir tranquilamente, sin darse cuenta de lo exhausta que estaba debido al estrés acumulado. Prefería quedarse en cama, evitando usar el feo vestido negro que representaba el luto.
Florence se levantó aquella mañana, ya siendo el tercer día después del funeral, y llamó a su criada personal, apareciendo Jessica, con una mirada triste que reflejaba su sentir.
Para sorpresa de la marquesa, Jessica seguía trabajando en el palacio de Erauxer, a pesar de que Florence había creído que, por vergüenza, ella dejaría el lugar al no estar ya su benefactor.
Mientras Jessica peinaba a Florence en silencio, buscó entre el guardarropa el vestido negro que representaba el luto, preparándolo para ayudar a su señora a vestirlo, siguiendo la tradición. Sin embargo, Florence no tenía ánimos de seguir utilizando ese oscuro atuendo. Aunque la costumbre dictaba que el luto para una viuda podía durar al menos un mes, ella decidió que ya era suficiente.
-No quiero ese traje. Trae el vestido rosa perlado, el que tiene decoración con organza -ordenó Florence mientras se aplicaba un suave labial.
-Ese vestido no corresponde que sea usado. -responde Jessica, llevando el vestido negro hasta donde la marquesa.
-No creo que deba dar una indicación por segunda vez. Trae el vestido rosa. -dice Florence de manera desafiante.
-No. Este es el vestido que debe emplear, no hacerlo, sería una falta de respeto a la memoria de nuestro buen marqués -insiste Jessica con ojos llorosos, abriendo el vestido para que la viuda lo vista.
Florence se levanta de la silla del tocador, y camina hasta el armario, para buscar en él, el vestido que solicitaba, sorprendiendo a Jessica.
-¿Cómo se atreve a levantar el luto en tan solo tres días?. -increpa Jessica.
-No, ¿cómo se atreve usted a presentarse ante mí, si sabe que le detesto? -responde molesta Florence.
-Esto es una grave ofensa al señor marqués. Ni piense que puede hacer lo que quiera porque él ya no está. -Termina diciendo Jessica, antes de salir de la habitación.
Sin darle importancia, Florence viste su atuendo de colores que demostraban su estado de ánimo, alegrándose al salir y dirigirse hasta su salón personal para tomar su desayuno que ya estaba sobre la mesa, pero antes de que puede sentarse en la silla para probar los bocados que estaban servidos, aparece nuevamente Jessica en compañía del ama de llaves y el mayordomo.
-¡Vean! Se ha quitado el luto -reclama furiosa Jessica.
-Buenos días, Marquesa -saludan al unísono los leales sirvientes, inclinándose.
-Buenos días, Pierriette, señor Arnaud -responde Florence.
Jessica había dejado la compostura y continuaba reclamando.
-Es una falta de respeto que no vista el negro, y ni qué decir de su falta de emoción por la pérdida de su esposo, parece que incluso lo disfrutara.
-Guarde silencio. No le falte el respeto a la Marquesa -interviene de manera severa Pierriette.
-No te molestes con esta mujer, Pierriette, ya que está despedida y no se le pagará el salario por todas sus faltas. -responde con serenidad Florence.
-Usted no puede despedirme. Soy la nodriza del marqués. Lo que hace usted es una injusticia. -responde sorprendida Jessica.
Florence mira a la mujer regordeta con satisfacción.
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Los Secretos de la Marquesa
RomanceFlorence, la joven marquesa de Erauxer, vive atrapada en un matrimonio lleno de sufrimiento y humillación debido a su condición de esterilidad. La incapacidad de concebir un heredero deseado por su esposo, la condena a un futuro deshonroso debido a...