Capítulo 32

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La marquesa despertó esa mañana con una mezcla de satisfacción y vacío en su interior. Por un lado, se sentía plena por los intensos momentos compartidos con su amante la noche anterior, pero por otro, anhelaba despertar a su lado, recibir sus buenos días y prolongar aquel vínculo más allá de las sombras. A pesar de haber propuesto en varias ocasiones la posibilidad de despertar juntos, Arnaud siempre negaba la solicitud, consciente del riesgo que esto conllevaba.

Aunque Florence comprendía las razones de su amante, no podía evitar pensar en una solución que permitiera estrechar aún más sus lazos sin poner en peligro su secreto. Finalmente, halló un plan que consideró perfecto y decidió compartirlo con Arnaud, así que lo llamó a su despacho, y lo miró con determinación.

— ¿Un viaje, mi señora? —pregunta Arnaud sorprendido.

— Sí, un viaje. Me ausentaré por tan solo diez días, durante los cuales daré vacaciones a todo el personal. Y, en ese tiempo, usted podría acompañarme, sin levantar sospechas. La pregunta es, ¿aceptaría acompañarme en esta travesía? —expuso Florence sonriente, esperando su respuesta.

— Iré adonde usted desee, mi señora. —respondió Arnaud regresando una cálida sonrisa.

Ante la afirmación decidida de Arnaud, Florence no perdió tiempo y puso su plan en marcha. Salió del palacio y se dirigió a la residencia de los Viallant. Allí, les recordó su palabra y les solicitó transporte y un cambio de carro en una ciudad específica para su próximo viaje. Aunque la petición resultaba un tanto inusual, los Viallant accedieron sin cuestionar.

Además, Florence se tomó el tiempo de indagar sobre lugares discretos y alquiló un encantador sitio cercano a la antigua localidad medieval de Pingpe. Las ruinas de castillos y la mención constante de este lugar por parte de Arnaud, lo convertían en una elección perfecta para su escapada.

De vuelta en el palacio, la marquesa anunció a sus sirvientes sobre su próximo viaje y las merecidas vacaciones para el personal.

Durante el almuerzo en el comedor del servicio, todos compartieron emocionados sus planes y expectativas para el tiempo libre que tendrían. Pierriette se acercó a Arnaud y le habló en voz baja, mientras compartían el almuerzo.

— Si decide viajar, asegúrese de llegar un poco antes que la señora. Sería conveniente que su regreso no levante sospechas y que pueda recibir a la marquesa como corresponde, evitando que los demás se percaten de su cercanía. Comprendo que este viaje es una oportunidad para fortalecer su relación, pero la discreción sigue siendo esencial.

Arnaud asintió con seriedad, agradeciendo la preocupación de Pierriette.

— No se preocupe, regresaré en una semana, para asegurarme de que todo esté en orden antes de la llegada de nuestra señora.

— Espero que disfrute de su viaje y obtenga un merecido descanso. No se preocupe por el palacio, estaré aquí para asegurarme de que todo esté en perfecto estado. —Pierrette sonríe con dulzura.

El ansiado día finalmente había llegado, y el carruaje, junto con el cochero, aguardaba pacientemente a Florence para emprender el esperado viaje.

Siguiendo con su acostumbrada amabilidad, la marquesa ofreció su carruaje para transportar a algunos de sus sirvientes y llevarlos a sus destinos. Dos de las sirvientas, que planeaban visitar a sus familias, aceptaron la oferta. Junto a ellas, Arnaud también se unió al grupo, mientras que el cochero aprovechaba la oportunidad para llevar a su propia familia de paseo.

El viaje transcurrió alegre y animado. Las dos sirvientas descendieron en el borde del camino, mientras que el carruaje llegó a la ciudad de Vittel al mediodía. La ciudad se mostraba animada y prometía ser un excelente lugar de descanso. Arnaud, siguiendo el plan acordado, se bajó del carruaje, mientras que Florence era conducida a un elegante hotel.

Los Secretos de la MarquesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora