Verano de 1996

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Julio de 1996, Mansión Malfoy.

Todo en la vida de Amelia estaba cambiando.

Principalmente, era el ambiente oscuro en el que se veía obligada a adentrarse, nada comparado con los días en la madriguera o incluso aquella navidad pasada con Narcissa Malfoy. Todo era turbio, Amelia tenía su habitación designada, Voldemort poco a poco jalaba de ella, haciendo que su vida se volviera completamente de el.

Ni siquiera podía dormir correctamente en ese lugar, juraba que era el colchón más cómodo que su espalda había tocado en su vida, ¿pero de qué servía? Si los gritos provenientes del calabozo y la enorme habitación donde los prisioneros o muggles se encontraban, no le permitían cerrar sus ojos y dejarse llevar en los brazos de Morfeo, el dios del sueño.

Las pesadillas la atormentaban incluso estando despierta, soñaba con el cadáver de Cedric bajo sus pies, soñaba con la madre de su difunto amigo, con sus manos manchadas a causa de haberla asesinado a sangre fría... y soñaba con Sirius, una y otra vez, torturosamente, viendo cómo lo asesinaban sin ella poder impedirlo, siendo inútil y solo quedándose en su propio lugar, observando desde la distancia el cuerpo de su tío desvanecerse en aquel extraño y horrible velo.

Ella despertaba gritando, sudando frío. Y cuando buscaba el cuerpo cálido de Tom a su lado, no había nadie.

Amelia jamás le había exigido a Tom nada, pero deseaba mirarlo a los ojos y ordenarle quedarse a su lado, exigirle que le confesara lo que sucedía, la razón de porque la evitaba tan cruelmente.

A veces, creía que podía ser bastante invasiva, tal vez agobiaba a Tom, por ahogarse en su propio dolor, por ser solo un manojo de tristeza infinita y sed de venganza. Amelia estaba cambiando, pensaba que también estaba cambiando su trato con el, tal vez mostraba menos interés, tal vez a Tom le molestaba tener que oír sus gritos en la madrugada a causa de las pesadillas, o las peleas que eran casi constantes desde que Sirius había muerto.

Sentía que era una persona comprensiva en los diferentes contextos y situaciones en las que sus amigos, la gente que quería... su novio, se podían encontrar. Amelia pensaba que sabía manejar las situaciones, que podía ser empática y adaptarse a las circunstancias, ella se estaba adaptando.

¿Cómo no lo haría? Su vida se basaba en constantes cambios, y solo le quedaba adaptarse... Lo hacía con Tom, cuando el tenía que marcharse a nuevas misiones, cuando iba a las juntas privadas con su padre, cuando Dumbledore y Moody solo lo citaban a el para hablar... cuando deseaba entrenar a solas y deseaba cenar sin su compañía.

Y se adaptaba al nuevo extraño comportamiento en Tom, precisamente con Daphne Greengrass. Ella se había resignado, había aceptado que tarde o temprano tenía que ver a su novio con otra mujer, lo vería en el altar, lo vería besarla e incluso tocarla... Amelia se estaba mentalizando, su mente recordándole que solo era temporal, que había que resistir un poco, que Tom la amaba a ella.

Pero si eso era cierto, ¿entonces que sucedía?

Amelia le daba su espacio, distraía su mente con las diferentes actividades que tenía que hacer en ese lugar. Entrenaba sola, pero en muchas ocasiones, Blaise, Pansy y Draco le hacían compañía y entrenaban junto a ella, se marchaba a cumplir con las tareas que el señor tenebroso le daba, convirtiéndose en el espectro y yendo a atormentar un poco al mundo mágico... procuraba de Remus cuando podía ir a visitarlo, cuando nadie miraba y podía escaparse para ver a su padrino, e instruía a su grupo de élite, a su segundo ejército.

Todo eso la dejaba agotada, pero solo tenía que mirar a Tom aparecer en la enorme sala de estar para recordar lo distanciados que se encontraban, le causaba malestar, un nudo en su garganta y su pecho que incrementaba al notar como Tom, su Tom... no podía sostenerle la mirada. La magia de Tom se sentía más oscura, más pesada y densa, de hecho, todo en el irradiaba oscuridad, una maldad que no había percibido hasta ahora.

The kingdom of nothing. [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora