The kingdom of nothing. [+18]

Quinto año "El mundial de quidditch"

18 de agosto de 1994, Gran Bretaña.

Querido Remus.

Lamento haber desaparecido, esta semana fue un caos y no tuve que darles más motivos a tía Petunia y tío Vernon de confiscar mi lechuza.
Seré honesta: Estoy emocionada, el señor Weasley consiguió boletos para el mundial de quidditch, ¿puedes creerlo?
Los señores Weasley solo nos sonríen con nostalgia cada vez que Harry y yo hablamos sobre quidditch, dicen que mi papá fue un gran aficionado y cazador en el equipo de Gryffindor, Harry me contó que en su primer año encontró un trofeo con su nombre, ¿es cierto? Aunque es bastante incómodo ver esas miradas de añoranza, supongo que nunca me acostumbraré.
Bill me prestó sus libros y revistas de quidditch para saber un poco más sobre cómo es un mundial mágico, ¡simplemente no puedo esperar!
Los gemelos solo se la pasan apostando por mierdas estúpidas, (no les digas que llegue a decir eso, para ellos yo comprendo y valoro el arte de apostar), George dice que habrán miles de magos en un solo lugar, me sorprende que los muggles no sospechen por lo obvios que pueden ser los magos a veces, y Fred me asegura que el ministerio lo tiene todo controlado, en lo personal, no confío en nada que tenga que ver con el ministerio, pero no me desgasto explicándoles mis razones.
Harry está muy bien y muy feliz. Creo que es el más ansioso de todos, la separación con canuto ha sido dura, y se que te extraña mucho a ti y a hocicos. El mundial de quidditch le ayuda en pensar en cosas más alegres, mis tíos no ayudaban en lo más mínimo para mejorar el ánimo de Harry.
Por cierto, tengo un nuevo proyecto en mente... los animagos, ¿podrías recomendarme algunos libros al respecto? quise preguntarle a Hermione, pero no tuve tiempo, tal vez cuando regresemos a Hogwarts investigue junto a ella.
¡Espero que te encuentres bien! Tengo que irme, pero sabes que siempre estaré ansiosa para esperar una carta tuya.
Ojalá y pronto pueda visitarte, te extraño.
Te quiere, tu ahijada.

De todos los Weasley, solo siete de ellos se encontraban soñolientos pero listos para la caminata de horas hacía el pueblo de Ottery St. Catchpole, el traslador esperaba ahí junto al señor Diggory y su hijo. Harry, Hermione y Amelia los acompañaban con un poco más de entusiasmo (aunque Amelia estaba lista para lanzar una maldición si alguien se atrevía a molestarla en el viaje), la señora Weasley les había empaquetado unos cuantos sándwiches de cordero para un rápido desayuno, los despidió a todos con un enorme abrazo de oso y un beso en la mejilla.

Caminaron con dificultad por el oscuro, frío y húmedo sendero hacia el pueblo. Sólo sus pasos rompían el silencio; el cielo se iluminaba muy despacio, tuvieron que levantarse antes de que el sol apareciera, mientras más avanzaban, más se acercaban al pueblo. El señor Weasley miraba el reloj continuamente, tenían que llegar a la hora acordada o perderían el traslador.
Cuando emprendieron la subida de la colina de Stoatshead no les quedaban fuerzas para hablar, y a menudo tropezaban en las escondidas madrigueras de conejos o resbalaban en las matas de hierba espesa y oscura. Amelia estaba fatigada, necesitaba urgentemente una ducha caliente y un buen sueño, sus manos estaban congeladas y sus mejillas sonrojadas por el frío.

El señor Weasley comenzó a buscar con la mirada ansioso, dió unas cuantas vueltas rápidas por el área hasta que dos figuras aparecieron en su campo de visión.

Le dio la mano a un mago de rostro rubicundo y barba escasa de color castaño, que sostenía una bota vieja y empolvada.

-¡Chicos, acérquese! ¡El es Amos Diggory! -anunció el señor Weasley-. Trabaja para el Departamento de Regulación y Control de las Criaturas Mágicas. ¿Y ya conocen a su hijo, Cedric? ¡Un muchacho encantador!

Cedric Diggory les sonrió a todos, era una sonrisa amigable que no podías no regresar. Amelia conocía a Cedric por el equipo de quidditch en Hogwarts, dónde ambos pertenecian en sus casas, se habían enfrentado en un partido amistoso, Hufflepuff contra Slytherin.