Sexto año "Una vida llena de mentiras"

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Noviembre de 1995, Mansión Malfoy.

Tom Riddle, perspectiva.

Tom sentía una furia bestial invadir su mente, invadir todo lo que el era. En su mente, había un siseo frívolo que le ordenaba matar a todos quienes estuvieran lo suficiente cerca como para atacar, le ordenaba ceder y dejar salir toda su magia.

Era doloroso.

Porque su magia parecía hervir cada segundo que recorría sus venas, como si fuese una tortura que el mereciera. Esa voz le repetía que merecía dolor, le decía que no merecía sentir más que sufrimiento.

El no miraba su abdomen que sangraba, tampoco el collar de púas en su cuello o los clavos enterrados en las palmas de sus manos, ni siquiera miró a su padre que se había marchado después de una larga tortura, después de seguir con el procedimiento de aquel ritual por horas. Tom no entendía lo que sucedía, su mente aún no era suya, había entendido muy poco cuando una mujer pelinegra había aparecido frente a el y su padre había dejado de herirlo para herirla a ella.

Otro hombre de nariz ganchuda también sufría, podía sentirlo. La mujer gritó por lo que parecieron horas mientras su padre solo se deleitaba observando, sin decir ni una sola palabra, sin voltear para mirar a Tom.

Y cuando su padre se había ido. Otra mujer de cabello desordenado y dientes putrefactos entró, detrás de ella otra mujer con un parche en su ojo y un hombre de cabello castaño claro.

¿Por qué invadían su territorio? La magia de Tom había vibrado y el gritó por el dolor burbujeante de su magia dentro de su piel, pero la neblina negra desestabilizando a los invasores y dejarlos sin aire.

-¡Tommy, me alegra verte! -había exclamado la mujer de dientes putrefactos -. ¡Un deleite ver en lo que tú padre te convierte!

Tom gruñó y jaló de sus cadenas para safarse, no lo logró.

Más personas entraron a la sala de estar. Una mujer rubia y otro idéntico a ella, la mujer corriendo enseguida hacia el cuerpo de la pelinegra que había perdido la conciencia.

El sintió un deseo horrible de alejarla, por alguna extraña razón no quería que nadie tocase a aquella mujer de ojos verdes que había sufrido a manos de su padre.

Tres personas más entraron. Un chico rubio avanzó directo a el, Tom sacó su magia para lanzarlo lejos de el, en los ojos grises del peliblanco había terror puro y confusión.

Un chico moreno y una mujer pelinegra corrieron para ayudarlo a levantarse.

Tom gritó de nuevo, desesperado por liberarse y matarlos a todos. El los quería muertos, su magia deseaba matarlos, sus manos asfixiarlos...

-¡Amelia...! -había exclamado el hombre moreno, yendo directo a la mujer inconsciente.

Tom volvió a gruñir de rabia. No quería que la tocaran, detestaba que lo hicieran, y esa sensación de querer aniquilar a todos se volvió más brutal.

El miró como la mujer de dientes putrefactos alzó su varita y apunto a esa mujer inconsciente. Gritó una maldición imperdonable y comenzó a torturarla, obligándola a despertar por ese dolor desesperante de miles cuchillos hirviendo apuñalando su abdomen.

La mujer pelinegra de ojos verdes gritó por el dolor insoportable, retorciéndose en el frío suelo y sus ojos volviéndose completamente blancos por la convulsión.

El sentía más que placer al verla cuando un hilo en su cabeza, cuando un siseo le ordenó liberarse y dañarla, torturarla.

Tom jaló de nuevo sus cadenas con fuerza, una y otra vez para liberarse, sus muñecas sangrando y la herida de su abdomen volviendo a abrirse por el esfuerzo. Gritó jalando la cadena metálica, aferrado a la orden directa que le habían dado, dañar a la mujer de ojos verdes.

The kingdom of nothing. [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora