Séptimo año "Una mala decisión"

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Finales de diciembre de 1996, Grimmauld Place.

Remus Lupin, perspectiva.

Remus no esperaba a nadie.

Le había dejado claro al mundo que el no deseaba estar acompañado por nadie, no necesitaba de la lastima y las miradas que solo podían juzgar su estado tan lamentable.

Se había dejado crecer la barba, raspaba su piel, su pelo era un desastre, y no recordaba la última vez que se había dado un baño. La definición a su estado tanto físico y mental, era desastroso... eso era, desastre puro.

La ira y la pena lo absorbían como una mala droga, lo consumían hasta dejarlo seco, sin nada para darle al mundo. Era como si, después de la muerte de Sirius, simplemente el oxígeno del mundo se privara solo para el, como si le hubiesen arrebatado su razón de ser, su felicidad y su paz, parecía que solo levitaba, que solo estaba sin estar, que solo servía para emborracharse hasta la inconsciencia y alejar a su familia de el.

Alejar a Amelia de el.

El no tenía el rostro para poder mirar a su ahijada a los ojos y enfrentar la realidad, la decepción brillando en sus orbes verdes, idénticos a los de Leah. Podía soportar el desdén del resto, pero no el de Amelia.

¿Pero que más podía hacer? Si sentía un dolor agonizante en su pecho, como si le hubiesen arrancado el corazón, dejándolo desangrando lentamente. Remus prefería mil veces haber muerto en el lugar de Sirius, el pensaba constantemente en eso, en lo diferente que hubiese sido todo, en como Sirius merecía estar ahí, vivo y sonriendo tan encantador y magnífico, tan deslumbrante como una maldita constelación, como sabría que hacer, que decir, cómo actuar en esos difíciles momentos, dónde Remus colapsaba y empeoraba todo... que hacer para mantener a Amelia a salvo, para darle felicidad en momentos tan destructivos y agonizantes.

Remus no servía para nada, era un mago, un licántropo y una miseria que no merecía simplemente estar, que el estar en la habitación de Sirius, tirado en el colchón y pudriéndose en la completa tristeza que lo gobernaba, demostraba lo poco fuerte que era, lo indigno que era al ser padrino de Amelia Black.

Mientras el se detestaba, se autosaboteaba y pensaba en la muerte como una opción tentadora, Remus escuchó un ruido, lo asoció a las ollas y utensilios pertenecientes a la cocina, pues Kreacher siempre procuraba del licántropo, y cocinaba para el, parecía que el cuidar de Amelia por años, de procurarla, automáticamente se convertía en alguien digno de los servicios del elfo.

El cerró sus ojos, sintiendo sus lágrimas calientes escurrir por sus mejillas, recordando a Sirius, a su amor, al hombre que se suponía estaría a su lado por el resto de sus vidas, su brillante constelación, y su refugio cuando Remus tenía frío. Era tan agonizante pensar en los buenos tiempos con Sirius, en su historia, su historia trágica... lo que creyó eterno, le fue arrebatado de sus brazos, y el no podía soportarlo más.

Remus salió de sus pensamientos, al escuchar un golpe más seco, como si un costal de patatas se hubiese caído desde alto, y eso lo alertó.

Nadie de la orden del fénix había mencionado algo sobre aparecer en el cuartel general... en la casa que solo le pertenecía a Amelia y a Sirius. Se había acordado que, al menos por algunos meses, nadie pisaría Grimmauld Place si no fuese estrictamente necesario, pues un traidor albergaba entre ellos, y era peligroso mantenerse juntos, que, quien fuese el traidor, supiera cada paso que daban. Amelia había insistido en que la traidora era la joven Daphne Greengrass, pero no era la única, había más de un traidor dentro y fuera de la orden del fénix.

El se había pasado por el culo aquella instrucción de alojar el cuartel, y se negó a poner un pie fuera de ahí, porque estúpidamente, creía que al hacerlo, estaría cada vez más alejado de Sirius. Ni siquiera Amelia había logrado convencerlo, y su ahijada resignada, había colocado puñados de hechizos protectores, defensivos y de invisibilidad, para que nadie lo molestase, al menos que el aceptara la presencia de alguien.

The kingdom of nothing. [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora