Séptimo año "Caza"

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Febrero de 1997, Bosque de Gran Bretaña.

Alastor Moody, perspectiva.

SEGUNDO MES.

Moody jamás se había sentido tan malditamente frustrado, ni una sola vez, en su larga vida.

Perseguir a Amelia Black y Tom Riddle, era el peor de sus castigos, el estaba bastante seguro de eso, pues pronto se cumpliría el tercer mes desde que la orden del fénix salió de su escondite para seguirle el rastro a los que seguramente, se habían vuelto los seres más peligrosos en el mundo mágico, y el grupo de élite de ambos niñatos, estaba aferrado a no ser capturado por el.

Moody sabía que estaba cerca de ellos, podía sentir la magia de ambos, podía sentirlos cerca, a nada de encontrarlos. Pero aún así, esa sensación de derrota se apoderaba completamente de el, porque algo le decía, que estaban furiosos por la intervención del Auror.

Alastor solo hacia su trabajo, solo hacia lo correcto, actuaba a base de la causa, era tan simple de entenderlo: o esos niños estaban de su lado, o eran enemigos.

El avanzaba por el sendero de piedras que le parecía dar la bienvenida a su infierno personal, su cadera dolía como el carajo, y se sentía tan irritado, que temía asesinar a uno de los suyos en un arranque de ira. Su ojo mágico observaba sus alrededores, buscaba posibles rastros que lo ayudasen a llegar a Black y a Riddle, buscaba algún indicio de enemigos, y vigilaba a sus hombres, a cada uno, pues Moody no podía confiar ni en su propia sombra, esa era su regla.

Mientras avanzaba por el infinito bosque, Alastor recordaba aquellos tiempos de guerra, dónde se enfrentó a la primera guerra mágica con valía, y perdió un ojo por ello... pensaba en que tan diferente era está guerra a la anterior, en como los nuevos líderes que se posicionaban justo al frente de todo el caos, eran más crueles y despiadados que cualquier otro, incluso más que Lord Voldemort, aún sonara casi imposible de creer.
La primera guerra mágica se había enfocado solo en dos líderes poderosos y natos, dos hombres con cojones que luchaban por lo suyo, que peleaban con honor.

Está segunda guerra no tenía nada de honorable, Tom Riddle era un demonio habitando en la piel de ese muchacho, era una jodida pesadilla, un hombre tan cruel, que incluso llegaba intimidar un poco a Moody, una copia de su padre, pero triplicado el sadismo y el poder, triplicado la ambición, y la crueldad. Era solo lo malo, era ese tipo de líderes, que ponían a todos a temblar solo con verlo pasar, con solo mirarlo a los ojos cuando el demonio despertaba.

Y Amelia Black era la jodida representación de todo su linaje, de sus ancestros, de sus abuelos, y sus padres, era todo lo que se decía de un Black, era líder nato, era despiadada, estaba hecha para ser seguida. ¿Cómo no temerle a la heredera Black? Si desde siglos atrás, el mundo mágico le rezaba a los dioses cuando un Black nacía, se tenían que doblegar, agachar sus miradas cuando un Black pisaba la tierra, porque no había suerte para nadie cuando ese apellido seguía de pie.

¿Cómo era que decían? Cuando un Black toma el mando, solo queda lanzar una moneda, y esperar tener la suerte de salir vivo.

Amelia Black era el espectro, era reina entre las filas de Lord Voldemort, y respetada por el mundo mágico. Era una bestia, era salvaje, era cruel, y no le temía a la muerte, ¿cómo intimidar a alguien, cuando podía mirar a la muerte y sonreírle? Era casi imposible, pues aún cuando generaciones atrás intentaron romper de una vez la línea Black, ellos permanecían... dos de ellos seguían de pie, los herederos seguían de pie.

Riddle y Black era la personificación de lo inhumano, de lo incorrecto, y de lo imposible.

Era el trabajo de Alastor destruirlos, aún le costara perder el otro ojo, el los mataría, en los capturaría, personalmente se los entregaría a Potter, y permitiría que el verdadero elegido decidiera sus destinos.

The kingdom of nothing. [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora