CAPITULO 4

14.1K 1K 305
                                    




OLIVIA


Desde que llegue a Nueva York ha sido con un solo objetivo, acercarme a Alice. Desde el principio sabía que no sería algo fácil y William me lo advirtió, dijo que Alice no era la misma que yo había conocido años atrás, pero estaba dispuesta a arriesgar todo por ella, quería decirle la verdad. Cuando Yuna me dijo que Alice pensaba que yo la odiaba me sentí muy mal, ha vivido cinco años pensando que la odio, pero es todo lo contrario. Ella tiene que saberlo, el problema es que no sé cómo acercarme a esta nueva Alice, si antes era difícil de tratar ahora lo era el doble, hasta Leah pensaba lo mismo y eso que siempre fueron muy cercanas.

Luego de que Alice rechazara la invitación para salir esta noche, Leah me dijo que no importaba, que podíamos ir sin ella.

—Es una perra, sabes —dice ya ebria. —se cree la reina de este mundo ahora que es la dueña de todo. —no sé cómo interpretar su actitud hacia Alice.

—Es tu mejor amiga Leah, no deberías hablar así de ella —digo con el ceño fruncido. No me gusta como se esta expresando.

—Puff...Alice ya no es mi mejor amiga, si fuera su mejor amiga me contaría sus cosas, pero en cambio, oculta todo, me aleja cada vez que puede. —se toma toda la copa de un trago. —Sabes, nunca me ha dejado entrar a su casa, siempre pone excusas estúpidas para evitarlo.

—¿En serio? —me parece extraño de Alice.

—De verdad, siempre me dice que no está en casa o que tiene que hacer algo fuera. Creo que oculta algo.

—¿Algo como qué?

—Yo que sé, algún amante secreto, un cadáver, un hijo —se lleva una mano la boca y abre los ojos en grande —¿y si tiene un hijo?

—¿Por qué ocultaría un hijo? —me río de sus ocurrencias.

—Solo digo, estuvo a punto de casarse —aprieto los dientes al recordarlo —seguramente se parece a ese idiota y por eso lo oculta —se queda pensativa y yo me echo a reír.

—Ya, deja tus ocurrencias, no creo que oculte un hijo. Sabes que siempre le ha gustado la privacidad. —Esta chica se monta muchas historias en la cabeza.

—Bueno, como sea, puede hacer con su vida lo que quiera.

Cambiamos de tema y hablamos de cosas triviales, de su vida, de su novio, de su padre, recordamos viejos tiempos de la universidad y es poco lo que hablo de mí, evito a toda costa sus preguntas, respondo sin interés. Así se nos pasa el tiempo, y noto que ella está tomando de más, porque comienza a arrastrar las palabras.

Cundo le digo que deberíamos irnos, parecía querer seguir tomando. Le pregunte donde vivía y me cambiaba de tema, dijo que no quería irse y empezó a decir cosas que no comprendía, así que tomé su teléfono y le marque a Alice.

No responde, así que insisto hasta que lo hace. Me arrepentí de haberla llamado cuando escuché la vos de esa mujer hablar sobre juguetes. Sentí tanta furia, me sentía celosa, sé que pasó mucho tiempo, pero no se me ocurrió que en verdad tuviera a alguien, y ahora que lo había descubierto me sentía dolida, no tenía derecho a sentirme así, después de lo que le hice supongo que tenía que encontrar a alguien mejor, pero duele.

Al colgar la llamada, ella la devuelve, casi mojo mis bragas por la manera en la que me habla, con ese tono autoritario se escucha tan sexy.

Cundo llega al bar, no se que hacer o que pensar por la manera en la que Leah le hablaba, parece celosa de Alice, no sé si solo es mi imaginación, pero así lo siento yo. Cuando miro a la mujer que acompañaba a Alice supe que estaba perdida, que no tenía oportunidad alguna, era todo un monumento de mujer, el tipo de mujer que atrae miradas por el simple hecho de existir.

NémesisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora