Némesis

CAPÍTULO 36

ALICE

La idea de pasar el resto de mis días con Olivia me acusa una inmensa felicidad, me llena de orgullo el saber que una mujer tan maravillosa como ella acepto ser mi compañera de vida, mi futura esposa y madre de mis hijos.

Me remuevo en la cama con las sábanas cubriendo la parte inferior de mi cuerpo me doy a vuelta y miro a mi prometida parada sobre el umbral mientras me observa y le doy una sonrisa.

—¿Que haces ahí parada? —le pregunto.

—Observando a mi futura esposa —dice y se acerca para colocarse sobre mí —¿dormiste bien? —pregunta quitando mis sábanas.

—Dormí de maravilla —le digo entrelazando mis brazos en su cuello.

—Me alegra amor —se coloca ahorcadas y meto mis manos bajo su bata sintiendo su trasero desnudo.

—Ya sé que quiero desayunar —le digo soltando el nudo de su bata.

—¿Que se te antoja? —me pregunta acercándose para dejar un beso en mis labios.

—Un manjar exquisito —le digo terminando de quitar su bata —mi favorito. —pasó mis manos por su cuerpo admirando su figura.

Atraigo su cuerpo al mío y me llevo uno de sus pechos a mi boca, se queja un poco, seguro aún están sensibles por la larga sesión que tuvimos por la noche.

—¿Te duelen? —pregunto dejando besos sobre ellos.

—Un poco, aún no se recuperan —dice sonriendo.

—Entonces tendré cuidado —dejo un par de besos más y me siento con ella aún sobre mí.

—Mañana tenemos la cena con tu familia —me recuerda mientras yo beso cuello.

—Por la tarde estaremos en el muelle de Los Hamptons —le explico —así podremos descansar en casa.

—Me parece genial, tu madre llegaría hoy por la noche —dice pasando sus manos por mi espalda desnuda.

—Bien.

No la dejo seguir hablando, solo quiero disfrutar de ella mis dedos buscan su entrada y veo que ya está lista para mí, masaje su clítoris para lubricarla mejor y se me ocurre una idea.

—Amor —le hablo sin dejar los movimientos. —hay algo que hace mucho no hacemos.

—¿El qué? —me pregunta viéndome a los ojos y alzo una ceja dándole una sonrisa perversa y ella entiende a lo que me refiero. —no tenemos nada aquí.

—Claro que sí, yo siempre estoy preparada —le sonrío.

—¿Y hasta ahora lo dices? —sabía que también lo querría.

—Dame un momento —le pido y me pongo de pie para buscar lo que necesitamos.

Regreso a la cama con los consoladores y Olivia sonríe negando, nunca me ha gustado utilizar consoladores grandes con ella después de lo qué pasó en manos de su padre, el solo recordar algo así me revuelve el estómago.

Tomo la bala pequeña y se la muestro, ella me mira con los ojos entrecerrados y asiente.

—Date la vuelta —le pido y lo hace quedando en cuatro.