CAPITULO 7

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ALICE


—¡Olivia Reacciona! —ella se queda recostada sobre el retrete. Levanta su rostro lleno de lágrimas y la tomo del brazo. Sus manos tiemblan.

—Alice —solloza —Él ha vuelto ¿Qué voy a hacer? —llora con más fuerza.

—Olivia, no es así, reacciona —no deja de temblar, así que la tomo en brazos.

—Alice... volverá a hacerme daño, te hará daño —La aprieto con más fuerza tratando de calmarla.

—Liv... —Trato de no llorar, me duele verla así —él... está muerto, no puede hacernos daño —Aprieto mi mandíbula con fuerza. Aunque esté muerto todavía tiene poder sobre ella. —Tranquila, yo te explicare lo que pasó —acaricio su cabeza con una mano, la ayudo a ponerse de pie y la llevo hasta mi oficina.

Pedí a Laura que trajera un té que la ayudara a tranquilizarse. Dejo que se recueste sobre el sillón que esta en mi oficina, coloco su cabeza sobre mi regazo, le acomodo los cojines y la dejo que se relajara un rato antes de comenzar a hablar.

—Ese hombre... el que entro aquí, no es quien tú crees, aunque la primera vez que escuche ese nombre también palidecí, pero luego lo vi y supe que no podía ser él —hago una pausa antes de continuar —y lo que vino a gritarme, fue porque no habíamos tomado su caso y no quería perder su empresa porque su hija iba a ingresar a la universidad... entonces me estaba culpando porque no podría pagar los gastos de su hija —bajo la mirada buscando sus ojos, no sé si realmente me está escuchado, su mente está en otro lado.

—Entonces no puede ser él —dice en voz baja —él jamás se preocuparía por su hija.

—Claro que no... él ya no está. —acaricio su cabeza y la veo cerrar sus ojos dando un largo suspiro, creo que el té hizo efecto porque después de unos minutos se queda profundamente dormida.

La dejo dormir en el sillón y yo continúo con el trabajo que tenía pendiente, aunque pospuse algunas reuniones porque no quiero dejarla sola.

Cada vez que podía, volteaba a ver en su dirección, ella sigue durmiendo, me tomo un momento para contemplarla, realmente es la mujer más bella que he podido haber visto en mi vida. Suelto un suspiro de felicidad al saber que está aquí, conmigo.

En un momento su teléfono se ilumina –William –Marca la pantalla. En un arrebato cuelgo la llama y apago su teléfono, había olvidado al abogaducho ese, siento un fuego interno subir a mi rostro solo de pensarlo.

—¿Por qué estás tan molesta? –la voz de Olivia me sorprende.

—¿Estás mejor? —me levanto enseguida y me acerco a ella.

—Si despierto, y lo primero que veo es a ti, entonces estoy perfecta. —sonrío ante su comentario.

—Creo que el té aun te tiene diciendo cosas.

—¿Crees que sea el té que me haga decirte estas cosas? —lo dice un poco soñolienta

—Si no es eso ¿Qué más podría ser? —ladeo la cabeza en busca de su respuesta.

—Mmm... —hace una pausa —Amor —Sonríe y vuelve a cerrar sus ojos.

—Creo que debería llevarte a casa. –Mi corazón quiere abandonar mi pecho.

Es la primera vez que dejo un desastre en mi escritorio y la primera vez que abandono mis deberes, solo tome mis cosas y la ayude a ponerse de pie.

Cuando subimos al ascensor ya se encuentra más lucida por lo que el ambiente se siente diferente, las puertas se abren nuevamente y el abogado Scott sube volviéndolo aún más incómodo.

NémesisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora