CAPITULO 14

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OLIVIA


Era un día fantástico, había pasado la mañana con Alice y nuestro bebé Deimos. Estaba acostada en el sofá cuando llamaron a la puerta, Alice había sacado a pasear a Deimos, así que estaba sola. Me levante del sofá todavía en piyama, abrí la puerta pensando que sería Leah, pero me congele al ver a la persona del otro lado.

No entendía que estaba haciendo aquí, o como me había encontrado, se atrevía a pararse frente a mí después de abandonarme, la rabia empezó a formarse en mi interior, tenía ganas de herirla, así como ella lo hizo conmigo al dejarme con David, ni siquiera había pensado en él hasta ahora.

-Hija –dice la mujer frente a mí con lágrimas en los ojos.

- ¿Qué haces aquí? –pregunto apretando los puños.

-Soy tu madre hija, he venido por ti. –dice con una mano en el corazón.

- ¿Cómo me encontraste? –No entiendo cómo pudo dar conmigo.

-Te vi en el periódico hace un par de meses, hablaba de tu desempeño en la universidad y de lo buena estudiante que fuiste. –me explica y solo quiero que se largue. –entonces busque a alguien para que te encontrara.

- ¡¿Cómo mierda me encontró?! –grito frustrada y ella da un salto sorprendida.

-No me grites, soy tu madre –me río con sarcasmo.

-Tú no eres mi madre, dejaste de serlo cuando me dejaste en manos de ese maldito. –Me acerco a ella a paso lento –así que puedes largarte por donde viniste.

- ¿Por qué hablas así de tu padre? ¿Que no te pesa su muerte? Hable con tus abuelos y me dijeron que ni siquiera te presentaste al funeral, que te fuiste....

- ¡Cállate de una vez maldita sea¡ -la rabia que sentía por ella me hizo estrellar el puño contra la pared a un lado de ella.

Me dolía horrible, la mujer a mi lado me miraba asustada. A lo lejos escuche el ladrido de un perro, me voltee y mire a Alice parada a mitad del pasillo. Mis manos comenzaron a temblar del enojo. Alice al ver mi mano se apresuró a llegar a mí, Deimos no dejaba de ladrarle a la mujer que seguía ahí de pie, Alice lo metió al apartamento y cerró la puerta.

- ¡Por Dios! –dijo tomando mi mano - ¿Te duele? –no podía hablar.

-Lárgate –volví a decirle a la mujer –No vuelvas nunca, porque la próxima vez no prometo darle a la pared.

-Hija, escúchame –intento acercarse, pero Alice se lo impidió.

- ¿No la escuchó? –le preguntó mi novia cuadrándose frente a ella.

-Solo quiero hablar con mi hija, tu eres su amiga, dile que me escuche. –Pide la mujer.

-No soy su amiga, soy su novia y ella ya dijo que no quiere hablar con usted –la mujer que dice ser mi madre frunce el ceño ante lo que dice mi novia.

-Me iré por ahora, pero volveré porque tengo derecho de hablar con mi hija –da unos pasos atrás y me observa.

-No tienes ningún derecho –le digo.

-Si no es por las buenas, será por las malas Olivia –lo dice en modo de advertencia y se va.

Suelto un suspiro, no quiero volver a ver a esa mujer, no tiene derecho a exigir que la escuche, nada justifica el que me haya dejado.

-Mi amor, tenemos que ir al hospital –Alice pone una mano en mi rostro.

-Estoy bien –miento.

-No lo estás Olivia –toma mi mano buena e intenta llevarme con ella.

NémesisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora