CAPITULO 24

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KATERINA


Avanzo por los pasillos de las bodegas de Alice, apenas regresamos le dije a Roxanne que tenía algo pendiente y la deje descansar en el apartamento, mis hombres y los de Alice la protegen, así que no me preocupo en dejarla sola por un par de horas. Sigo avanzando despacio hasta la celda donde se encuentran los tipos que se atrevieron a hacerle daño a mi pequeño sol.

Margot me abre la celda y entro en ella cerrándola detrás de mí, Margot no me tiene miedo, pero si respeto, lo puedo notar en su actitud, es diferente a cuando tiene a Roxanne frente a ella.
Miro a las escorias que están en la celda, tampoco es que quiera tenerlos mucho tiempo con vida, no se merecen vivir un solo día más, pero sufrirán en el proceso, son cuatro tipos, el bartender, el que pago al bartender para echar la droga en el licor y los dos secuaces que pensaban aprovecharse las chicas.

Uno de ellos me observa de pies a cabeza y sonríe, los otros tres me miran con cautela porque vieron lo que hice con uno de ellos en el bar, el que sonríe será el último en morir, antes tendrá que ver a sus "amigos" morir en mis manos.

-¿A esta es a la que le tiene miedo? –se ríe poniéndose de pie –conozco a muchas de tu tipo –dice acercándose a mí -¿Cuánto te pagan? Puedo darte mucho más si me ayudas a salir.

- Ступайте в Ад! –les doy una sonrisa perversa – Я убью его.

*Ступайте в Ад! (¡vete al infierno!) * Я убью его. (Voy a matarlo)

Los otros tres son inteligentes al quedarse en su lugar.

- ¿No hablas inglés? Me voy a divertir contigo mientras regresa el tipo grande.

-Dije que voy a matarte –digo sacando mi daga y enterrándosela en el costado derecho –pero tranquilo, serás el último en morir.

No sabe qué hacer, solo sostiene su herida para no desangrarse mientras se va contra el suelo. No siento nada al hacerlo, me han entrenado para esto, para acabar con mis enemigos sin ningún remordimiento.

-¿Ya no hablas? No sabes a quienes querías hacerles daño ¿Cierto? –pregunto dirigiéndome a los otros tipos

-Te juro que no sabía quiénes eran, el solo me pago por poner la droga, yo no pensaba hacerles nada –el bartender se arrodilla a mis pies mientras ruega porque lo deje vivir.

-No, tú le hiciste daño a mi pequeño sol, la drogaste maldita escoria –le pateo la cara y entierro mi bota en su cuello –y lo hubieras echo con cualquier otra chica inocente, pero te topaste con la persona equivocada.

-Tengo una familia que mantener, por eso quería el dinero –dice ahogándose mientras presiono su garganta.

-No me interesan los motivos porque eso no lo justifica –el tipo que golpee en la discoteca quiere ayudarlo, saco mi arma y le doy justo entre los ojos –me quedan dos –digo y le disparo al que tengo en el suelo.

Los otros dos se alejan con miedo.

- ¿Se te acabo lo valiente? –me agacho ensartando la daga en una pierna del que no paraba de hablar. –ser mujer no me hace menos fuerte imbécil.

- ¡Por favor! –grita el otro cobarde –te juro que desaparecerá y no volverás a verme.

-Es justo lo que harás, yo te ayudare a desaparecer y así no volveré a verte –me acerco a él y le rebano el cuello con la daga, su sangre mancha mis manos y toda mi ropa se llena de su asquerosa sangre.

- ¿Divirtiéndote sin mí, ma déesse? –escucho ese acento francés y me giro con una sonrisa.

- ¿Qué haces aquí? –me levanto y camino hacia ella –te dije que descansaras.

NémesisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora