CAPÍTULO 34

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ALICE

—Ya dije que no iras —digo con firmeza.

—¿Porque no? Ya te dije que me siento mejor —dice Olivia queriendo levantarse y se coloca la mano en el costado.

—No lo estás, vuelve a la cama —le digo molesta.

—Quiero estar contigo —diciendo volviendo a acodarse en la cama.

—Solo serán dos días, mi madre se quedará para cuidar de ti —le digo.

—Está bien —responde con una sonrisa y la veo mal —¿Qué? ¿Ahora quieres llevarme?

—No, aunque Roxanne se quedará a cuidarte no cambiaria de opinión —le digo cruzándome de brazos —conozco tus métodos y esta vez no vas a convencerme, es por tu bien.

—Ya, esta bien —dice alzando sus brazos —no te molestes, no quiero que te vayas así.

Me acerco a la cama y me recuesto en la cama con mi cabeza sobre sus piernas para no lastimar su herida, ella pasa sus dedos por mi cabello y cierro los ojos disfrutando de la sensación que me provoca.

—Prométeme que te cuidarás —dice tomando mi mano.

—Lo haré, no es nada peligroso amor, solo vamos a dejar en claro que Katerina y Roxanne serán las lideres de Las Vegas —le digo entrelazando mis dedos con los suyos.

—Pero igual ten cuidado —me dice y me levanto viendo su rostro preocupado.

—No hay peligro amor, te lo aseguro, además el líder de la mafia italiana nos respalda, nadie querrá meterse con nosotras cuando vean que tenemos su apoyo —ella asiente poco convencida.

—¿Me das un beso? —me pregunta como una niña mimada y sonrío tomando su rostro.

—Los que pida mi hermosa dama —beso sus labios con lentitud y ella suelta un suspiro —¿Que sucede? —pregunto separándome de ella.

—Serán los dos días más largos y aburridos de mi vida —dice volviendo a besarme.

—No estarás sola, voy a tratar de volver en cuando acabemos con todo —le digo profundizando el beso.

—¿Lo prometes? —pregunta y mete sus manos bajo mi camisa.

—Lo prometo —digo deteniendo sus manos y bufa —aún estás herida —digo colocando sus manos a los costados.

—A este paso llegaré Virgen al matrimonio —dice con una sonrisa.

—A penas y llevas nueve días de reposo —le digo volviendo a dejar un pequeño beso en sus labios.

—Es mucho tiempo —intenta volver a meter sus manos y las vuelvo a sacar.

—¡Alice! —escucho que hablan afuera e intentan abrir, menos mal que puse seguro, con Roxanne en la casa hay que tener cuidado. —¿Puedes salir? Te extraño —dice por molestar.

Me levanto de la cama y entre abro la puerta.

—¿Que sucede? —le pregunto.

—Tenemos que irnos, Hanna volvió, Sebastián se quedará aquí. —me informa.

—Bien, ya salgo —le digo y me detiene.

—Déjala descansar —susurra —su herida puede volver a abrirse.

—¿Eres idiota? —le digo con sarcasmo y cierro la puerta.

—¡Solo me preocupo por su bienestar! —grita del otro lado.

Me acercó otro vez a la cama y le doy otro beso de despedida, ella se aferra a mi cuerpo por un momento y luego me deja ir.

—Te amo —digo dándole un beso en la frente —si necesitas algo no dudes en hablarle a mi madre, ella estará pendiente de ti.

NémesisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora