CAPÍTULO 41

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OLIVIA

Después del juicio pasamos a cenar por un restaurante, Savannah y Hanna volverían a Washington esa misma noche, así que las llevamos al aeropuerto, volvimos a casa y al llegar nos recibió deimos, después del incidente estuvo en la clínica durante unos días.

Estábamos muy cansadas por todos estos días, apenas y habíamos pasado tiempo juntas más que para dormir y Alice ya estaba dormida cuando yo llegaba.

—A tu hijo le gusta dormir mucho —dice recostada en la cama.

—A los dos les gusta dormir mucho —sonrío buscando los medicamentos de Alice y la crema cicatrizante que le aplico en las heridas que aún tiene.

—Quiero dormir hasta el día que me toque tenerlo —balbucea a punto de dormirse.

—Date la vuelta —le digo parada cerca de la cama.

—No tengo fuerzas para eso ahora Olivia —dice sonriendo.

—Ya deja de jugar —ella se levanta y se quita la camiseta acostándose boca abajo, le aplico la crema, ya quedan pocas por sanar completamente.

Le dejo un beso en una de las cicatrices y su piel se eriza.

—Creo que si tengo fuerzas —balbucea con la cara en la almohada.

—Yo quiero dormir —le digo palmeando su trasero.

—Tu te lo pierdes —solo me di la vuelta para ir al baño y lavar mis manos, cuando regrese ya estaba dormida.

Cuando veo sus heridas, quisiera tener de frente al fiscal y golpearlo por lo que hizo, Alice cree que ese fue el mejor castigo para él, pero el que siga con vida me enfurece.

Tomo mi celular y le mando un mensaje a mi contacto dentro de la policía, a los minutos recibo el mensaje de confirmación que esperaba.

El fin de semana me paso con Alice consintiéndola y cumpliendo sus antojos, siempre usa de excusa que el bebé lo quiere y ahí voy yo, cumpliendo todos sus deseos, tampoco es que necesite mencionar al bebé para que me haga cumplir sus antojos.

—Quédate quieta —le digo intentando quitarla de encima.

—Necesito esto —dice atrapando mis labios.

—No lo necesitas —balbuceo con sus labios sobre los míos —es solo un capricho tuyo.

—Son las hormonas —sonríe sacándome la blusa.

—Claro —sonrío siguiéndole el juego.

El lunes por la mañana volvemos a la oficina y muchos la felicitan por el embarazo, seguro se enteraron por las noticias. Cada que tengo oportunidad me paso por su oficina para asegurarme que esté bien y no se haya dormido.

—Es un bebé responsable —se ríe —sabe que estamos trabajando.

—Si necesitas algo llámame, lo que sea —le digo.

—Me lo has repetido las diez veces que has venido a verme —dice sacándome de su oficina.

Laura se ríe al vernos y me asegura que me llamará si algo ocurre.

Por la noche regresamos a casa y recibo un mensaje de mi contacto con la hora y el lugar. Me aseguro que Alice se haya quedado dormida antes de salir de la casa dejando a Viktor y Adhara a su cuidado.

Margot y Arianna me acompañan al lugar que tengo que ir, no me podía quedar con eso, él merece la muerte.

—Tienen que colocarse el uniforme —nos indica —deben apresurarse, aprovecharemos el cambio de guardia para entrar y solo serán veinte minutos.

NémesisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora