CAPÍTULO 40

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SAVANNAH

Desde que tuve a mis hijas mi objetivo siempre ha sido protegerlas de cualquier peligro, aunque falle grandemente en ese trabajo, siempre quise alejarlas del peligro y terminé dejándolas en una posición complicada. Muchas veces creí que era mi final, pero volvía a ponerme de pie por ellas.

Mis niñas tuvieron que ver cómo abusaban de su madre y sobre todo lo que más me dolió fue que Roxanne viera a su propio padre lastimar a su madre, es por eso que siempre trato de ser cariñosa con ella, aunque sé que es capaz de destruir a cualquiera, aunque según he escuchado, su novia es la única capaz de controlar su temperamento, mi instinto de madre me hace querer protegerla y consentirla.

Hanna siempre ha sido más independiente y es la que más ha convivido conmigo por la cercanía que creo con mi padre y gracias a eso pude verla seguido, al igual que a mi nieto. Mi pequeña Chiara es igual que Hanna, se parecen mucho en cuanto a su personalidad, solo que Chiara es un poco más reservada, pero cuando está conmigo no para de hablar, es como si en su interior sabe que su madre no la lastimará y puede confiar en mí.

En cuanto a Alice, siempre me fue mas difícil descifrarla, era difícil hacerla hablar más de lo necesario, pero siempre que me veía no se me despegaba, con ella no era necesario hablar, solo abrazarla y para ella era suficiente, claro que ahora es una persona diferente, es una mujer feliz, tiene una buena relación con sus hermanas, aunque a veces vuelve ese semblante serio que asusta a sus propias hermanas, pero con su prometida es todo lo contrario, siempre está sonriendo y bromeando con ella.

Cuando supe todo lo que Alice había comenzado para salvarme del calvario que estaba viviendo no me lo podía creer, ella solo reprimía sus emociones, pero una vez que las dejaba salir podía crear o destruir cualquier cosa.

En el momento que me entere que ellas estaban en peligro por mi culpa, quise acabar con mi vida para evitarles sufrimiento, no quería que salieran lastimadas por mi culpa, yo creí que no merecía mi libertad, pero luego caí en cuenta de que eso no era cierto y confié en que ellas estarían bien.

El día que me liberaron no me podía creer todo lo que habían hecho, me sentí muy orgullosa de ellas, mis niñas ya no eran más unas niñas, eran mujeres muy peligrosas según las volví a conocer con los días.

Acabar con mi padre me dio satisfacción, pero a la vez sentí miedo por lo que acababa de hacer, pero ahí estaban ellas para sostenerme cuando yo debería sostenerlas a ellas.

Y ahora me llegó el momento de proteger a una de mis hijas, mi Alice necesita mi ayuda. Nunca creí que volvería a hacer algo que tanto llegué amar. Cuando estudiaba leyes fue cuando conocí al padre de Alice y mi padre se enteró de lo poderoso que era entre los abogados de Nueva York y por eso me utilizó para atraer buenos acuerdos por medio de él, el padre de Alice siempre fue muy inteligente y siempre supo lo que estaba pasando.

A los dos años de tener a Alice, mi padre se enteró que él quería sacarme del país, así que lo amenazo, mi padre ya tenía algo de poder en ese entonces y yo no tuve más que dejarle a Alice e irme con mi padre. Me obligo a abandonar mi profesión y al único hombre que de verdad quise.

—Puedes hacerlo mamá —me dice Alice.

Viaje temprano luego de que Hanna me contara lo que había sucedido.

—¿Y si cometo un error? —le pregunto.

—Está mente brillante viene de ti —dice apuntando su cabeza —y tú no creo que hayas olvidado como ser una buena buena abogada, mi padre siempre me contaba casos imposibles que habías ganado.

Me quedo viéndola y analizando si soy capaz de llevar ese caso, todas están esperando una respuesta.

—De acuerdo, pero tú tendrás que ayudarme —le digo a Olivia.

NémesisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora