Capítulo 38: Herido.

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— ¡Ryan no! — Charlotte trató de detener a su hermano, sujetando su ropa— ¡Es peligroso salir ahora!

La noche había caído, y el chico trataba de llevarse un vehículo.

— No me importa, iré a buscarlo. No lo dejaré solo ahí afuera.

— ¡Ya no hay nadie a quien buscar! ¡Ellos lo rodearon! — La rubia trataba de hacerlo cambiar de opinión y aceptar la verdad.

Entonces contó lo ocurrido.

Los habían acorralado en un callejón, luego de horas de persecución, donde se habían tropezado, caído y lastimado. Cuando estuvieron atrapados y sin escapatoria Juxta le ordenó esconderse en un contenedor de basura, Charlotte no entendió la finalidad hasta que lo vio correr en dirección a los Acechadores, gritando que los alejaría, y que saliera y corriera cuando tuviera la oportunidad. Sacrificándose por ella.

La chica lo había visto con sus propios ojos, como aquellos monstruos se habían abalanzado contra el muchacho, mientras aún podía oír sus gritos alentándola a irse.

"¡Corre!"

Y eso había hecho, correr por su vida, y por las calles de la ciudad en busca de algún refugio seguro, hasta toparse con aquel vehículo, que para su suerte aún contenía gasolina para volver al campamento.

Ella se había salvado, pero no Juxta. Charlotte estaba segura de que el chico estaba muerto. Pero Ryan no, no lo aceptaría tan fácilmente. A pesar de oír toda la historia apartó a su hermana y subió a la camioneta.

Leonardo no tardó en subirse a su lado.

— Iré contigo— Aseguró el chico, serio.

Ryan asintió, no había tiempo para discusiones o protestas. Encendió el motor. Juxta lo necesitaba, él lo sabía, no iba a abandonarlo.

Charlotte se quedó sobre el suelo de tierra, de rodillas, llorando, mientras los veía alejarse.

En la ciudad.

Juxta se apoyó contra aquella pared, mientras trataba de avanzar, su mano izquierda sostenía su estómago, tenía miedo de perder algún órgano ante la herida profunda en este, su camisa se encontraba empapada en sangre, al igual que sus pantalones desgarrados, muslos cubiertos de cortes de garras, al igual que sus brazos, la peor era su pierna derecha, apenas se mantenía en pie por ello. Su hombros y espalda estaban llenos de mordidas. Dolía como el infierno.

Para su suerte esas cosas lo habían encontrado un pésimo platillo, quizás tenía que ver con su sangre, mal sabor al parecer, y al probar su carne habrían vomitado. Fue entonces que, a pesar del sufrimiento, aprovechó esta distracción para decapitar a los que pudo, y a los que no, se aseguró de que lo recordaran. Solo él podría sobrevivir a algo así, o eso había pensado, por eso se arriesgó y actuó como distracción para que Charlotte pudiera escapar. Solo esperaba que ella estuviera a salvo en el campamento. Al menos así podría informarle a Ryan o Leo lo ocurrido, para que vinieran en su búsqueda, si es que no lo daban por muerto.

Trató reunir fuerzas para continuar cuando divisó la casa de seguridad, había vuelto. Con sus últimas energías logró llegar a ella. Lo difícil vino cuando tuvo que escalar la reja de esta, dolía, a duras penas pudo traspasarla.

Terminó cayendo al otro lado, como si fuera un simple trapo, reposando contra la maleza. Por un segundo deseó quedarse ahí, pero los ruidos provenientes de la ciudad lo hicieron desistir. Era peligroso quedar tan expuesto, herido y agonizante.

Se arrastró hacia la puerta de entrada, y se levantó en un intentó doloroso. Una vez dentro volvió a dejarse caer, esta vez sobre el piso de madera.

Conectados [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora