Capítulo 22: El Acechador Diurno.

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— No encontrábamos recogiendo algunas hierbas, Alicia no las había pedido para sazonar las comidas. No es la primera vez que lo hacemos— Adam comenzó a describir la situación, ansioso— Le dije a Steve que no nos alejáramos mucho del campamento, pero él dijo que había visto el otro día unas setas crecer a los pies de un árbol cercano y que quería recolectarlas. Lo acompañé, entonces escuchamos unos gritos provenientes del lado norte del bosque, era una voz humana, estaba pidiendo ayuda, se oía desesperada.

— ¿Y ustedes fueron a comprobar esa voz? — Juxta interrogó.

Adam asintió.

— Nosotros... acudimos, pero, pero no había nadie ahí, ningún humano al menos... entonces...

— ¿Entonces? — Juxta quería los detalles. Esto era importante

Ryan tocó su hombro, no era buena idea presionar de esa forma al chico, su compañero había sido herido frente a sus ojos, le sorprendía que pudiera hablar siquiera. El pelinegro asintió, comprendiendo que no debía ser tan directo.

— Tomate tu tiempo, chico— El rubio fue amable— No necesitas decirnos todo ahora. Nosotros entendemos lo difícil que es esto para ti.

— No yo...— Adam apretó sus puños, como si eso le diera el valor para continuar— Esto es importante— Miró a Juxta— Entonces escuchamos la misma voz, pidiendo ayuda, esta vez venía entre uno de los arbustos cercanos, Steve no dudó en acercarse, siempre está pensando en la seguridad de los otros en vez de la suya— Suspiró derrotado— Entonces algo salió de entre las ramas y se le abalanzó. Parecía un Acechador, pero a la vez, era de cierta forma, diferente.

— ¿Cómo es diferente?

— Lo cubría esa sustancia amarilla de siempre, pero conservaba características más humanas, aún tenía cabello en su cabeza, no era tan delgado ni deforme, aunque si tenía garras y colmillo como los otros, pero este caminaba en dos patas.

Juxta memorizó cada palabra de esa descripción. Esto era sumamente importante, si llegaban a decidir que debían cazar a la criatura, aunque él, la cazaría de todas formas.

— ¿Qué pasó entonces?

— Yo reaccioné, y le disparé, antes de que siquiera pudiera pensar en morder a Steve, esa cosa cayó y corrí a comprobar como estaba. Ayudé a Steve a levantarse, pero esa cosa comenzó a moverse a nuestro lado, aunque eso era imposible, yo, yo le disparé directo en la cabeza— Relató perturbado.

— ¿Estás completamente seguro de que le diste en la cabeza? — Ryan preguntó, por la situación adrenalínica vivida, el chico pudo haberse confundido. Era algo muy normal en situaciones estresantes.

— Sí, jamás fallo. Estoy seguro— Adam parecía convencido.

Juxta le creyó. Adam era un buen tirador, no había motivos para dudar de su palabra.

— ¿Qué pasó luego? — El pelinegro interrogó.

— Huimos de allí asustados, podíamos escuchar gritar a esa criatura mientras nos perseguía, eran los mismos gritos humanos que habíamos oído en un principio.

— ¿Cómo fue que Steve terminó tan malherido?

— Como dije huíamos de esa cosa, pero era rápida, nos terminó acorralando cerca de un barranco profundo, no lo pensamos dos veces y saltamos. Steve se llevó la peor parte, en parte se debe a que absorbió la mayoría de los golpes para protegerme— Lleva ambas manos a su rostro— Maldita sea. Se supone que yo debía protegerlo— Murmuró frustrado.

Ryan y Juxta intercambiaron miradas, el pelinegro depositó una mano en los cabellos del adolescente y los revolvió suavemente.

— Tranquilo, Leo se está encargando ahora, por lo que sabemos ninguna de las heridas que se hizo son mortales, él estará bien— Prometió.

Adam asintió, algunas lágrimas aún se deslizaban por sus mejillas, culpa de la frustración y la impotencia de lo vivido.

— Por alguna razón esa cosa nos dejó de seguir, quizás se interesó en otra presa aparte de nosotros, o no se atrevió a saltar, no lo sé, todo en su comportamiento era extraño. Se supone que los Acechadores son nocturnos, no puedo comprenderlo— El chico estaba aturdido.

— Es probable que nos estemos enfrentando a una nueva amenaza. Pero lo discutiremos más tarde, ve a tomar una ducha y luego a comer algo, te hará bien descansar. Prometemos avisarte de cualquier noticia que obtengamos sobre el estado de salud de Steve.

— Gracias...

El chico se fue, aun decaído por todo lo ocurrido.

— Un acechador diurno— Ryan murmuró— Esto es más que un problema.

— Tendremos que citar a una reunión con los mayores de la comunidad— Juxta comentó— Será nuestra prioridad.

— Concuerdo.

En la enfermería, Leo observó sus manos, cubiertas por la sangre de aquel chico. Hace unos segundos había terminado de saturar el costado derecho de su abdomen, colocado en su lugar el hombro dislocado y entablillado su pierna fracturada. Además de inyectarle morfina para que no sufriera por el intenso dolor que sus heridas conllevaban. Steve aún seguía inconsciente, seguramente por el shock del trauma.

— Leo ¿Estás bien? — Charlotte preguntó llegado un momento.

El chico se había quedado quieto unos minutos, solo mirando sus manos ensangrentadas.

Leo parpadeó, como si saliera de un pequeño trance autoimpuesto.

— Si, solo... debo lavarme— Se acercó a un lavatorio, para quitar aquella sustancia rojiza de su piel, que lo colocaba nervioso.

— ¿El muchacho estará bien? — La rubia preguntó, mientras que con un paño húmedo limpiaba el sudor de la frente del castaño.

— Si, por suerte no se golpeó la cabeza, se recuperará, me preocupa más su pierna derecha, las fracturas son complicadas, pero la recuperación ya será trabajo de su cuerpo, y del reposo que haga. Creo que tenemos una silla de rueda en la bodega, habrá que desempolvarla.

Charlotte asintió.

— Iré a informarle de su estado actual a Adam, el chico parecía muy preocupado.

— Ve, yo terminaré de ordenar, me cambiaré de ropa y te alcanzaré luego.

— Está bien. Nos vemos.

Ella salió de la enfermería.

Leo recogió los instrumentos quirúrgicos utilizados, y los lavó, para luego esterilizarlos. También vació el lavatorio, el color rojo de la sangre combinada con el agua lo alteraba por alguna razón.

Adam no tardó en llegar a la enfermería luego de eso, respondió a todas sus preguntas y lo tranquilizó respecto a la condición de Steve, sabía que el chico no se iría del lado de su compañero hasta que este despertara, así que le dio instrucciones de cómo cuidarlo y avisarle si algo pasaba, si iba a quedarse, al menos que fuera de utilidad, pensó.

Una vez cambió su ropa salpicada de sangre, fue al comedor. Donde Juxta, Charlotte, Ryan y Alicia lo esperaban en una de las mesas.

— Tenemos que hablar— Juxta declaró con seriedad.

La reunión había comenzado. 

Conectados [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora