Capítulo 26: "Autopsia"

43 6 2
                                    


Ryan no dejaba de observarlo por el rabillo de su ojo, lo cual comenzaba a incomodar al chico de cabellos oscuros, pero tampoco es como si pudiera quejarse, lo habían mordido después de todo, y su pareja estaba en todo su derecho a estar preocupado, y asustado.

Juxta solo quería terminar todo este maldito ajetreo de la misión y hablar con él como era debido. Explicarle todo, y así calmarlo.

Fueron recibidos por Leonardo apenas entrar al campamento, el chico parecía haber estado preparado para su llegada desde hace un rato.

— Sabía que lo atraparían— Los felicitó, mientras revisaba a la criatura detrás de la camioneta.

El acechador estaba inmovilizado por las cuerdas y su cuerpo estaba cubierto por una lona impermeable, estaba por quitar esta última, cuando aquella cosa comenzó a moverse de forma violenta.

Juxta bajó de la camioneta, y fue directo a acertar una puñalada profunda en la cabeza de la criatura, para calmarla.

— La dejará fuera del juego por un rato, pero habrá que hacerlo de nuevo cuando se regenere— Le explicó a Leo.

— ¿Regeneración? Si es así, será negligente de nuestra parte dejarla cerca de los niños— Murmuró pensativo— Llevémosla al viejo galpón, estará lo suficientemente lejos del campamento.

Juxta asintió, compartiendo la idea. Tampoco le agradaba la idea de tener un monstruo que comía carne humana cerca de los niños. Había más de una cosa que podría salir mal en aquel escenario.

— Iré por mis herramientas y partiremos enseguida— Leo comentó.

Tiempo después llegaron al lugar acordado.

El galpón era grande y lleno de antiguas cajas polvorientas de artículos electrónicos que ya no servían de nada en aquel nuevo mundo. Dejaron a la criatura recostada en la lona, en el centro de la habitación. Juxta la apuñaló un par de veces más, para evitar que ésta interviniera en su propia "autopsia".

Leo fue el encargado de analizar al acechador diurno para descubrir qué era lo que lo hacía diferente a los demás. No era la primera vez que hacía ese trabajo, como era lo más cercano a un médico en el campamento, mucho de ese tipo de tareas, le eran encargadas.

El chico de cabellos castaños hizo varias pruebas físicas superficiales e internas, como diversos cortes para ver como este espécimen se regeneraba. A su vez descubrió que esta criatura olía diferente a las demás, por lo general el olor a putrefacción acompañaba a los Acechadores, como si pudrirse lentamente fuera parte de su naturaleza, pera esta olía... diferente. Aún no lo suficiente a muerte.

Abrió su estómago con un corte certero, la dieta parecía ser la misma, carne, lo comprobó al ver parte del cadáver de un ave. La cosa se lo había tragado completo. Un comportamiento salvaje normal para un Acechador.

Lo más interesante de la criatura es que aún conservaba rasgos humanos, la columna no estaba torcida y aún tenía cabello, apariencia femenina definida, caderas anchas y montículos que se asemejaban a un par de senos, aunque no parecía tener genitales, al igual que los Acechadores comunes, solo una especie de abertura estrecha en el abdomen bajo.

Los ojos reaccionaron normales a la luz, aun inconsciente. Comprobando que no tenía problemas con esto, quizás por eso vagaba de día.

— ¿Y? — Ryan preguntó, estaba cerca del chico, junto a Juxta, por si algo salía mal.

— Parece un Acechador, pero es como si no se hubiera transformado por completo— Leo no supo explicarlo de mejor forma, mientras analizaba la consistencia de la sustancia amarilla de la piel de la criatura entre sus guantes— La piel es frágil y no endurecida como normalmente la tiene un Acechador, su cuerpo es más robusto, pero más susceptible a golpes, como un humano, conserva características humanas también ¿Dijeron que podía hablar?

— No diríamos eso, pero si chilla como una persona— Juxta contestó monótono— Es más astuto que un Acechador común y trataba de enterrar los cadáveres de sus víctimas— Relató.

— Interesante...

— También su motivación para atacar no parece ser solo por la comida— Planteó su teoría.

— Explícate— Leo solicitó, interesado.

— Cuando le tendimos la trampa y Ryan hizo de cebo— El chico de cabellos rubios soltó un resoplido al respecto, aunque Juxta lo ignoró y siguió explicando su punto— Al notar mi presencia sobre aquel árbol, lo lanzó lejos y fue directamente a por mí. Como si fuera una forma de defender su territorio.

— Ahora que lo pienso, un Acechador normal simplemente se me hubiera abalanzado, me habría mordido y despedazado para comer mi carne. Esta parecía cautelosa, como si supiera que algo iba mal— Ryan agregó pensativo.

— Mm...— Leo analizó la información entregada, que la criatura fuera inteligente y territorial solo traía más problemas.

— La verdadera pregunta aquí, es ¿Cómo la matamos? — Juxta planteó la cuestión, cuando divisó que el Acechador comenzaba a moverse de nuevo.

— Tendremos que averiguarlo— Leo fue esta vez quien la apuñaló— Probaremos diferentes métodos hasta dar con el correcto.

Más tarde, se aseguraron de que la resistencia de las cadenas fuera óptima, antes de usarlas en el Acechador. Lo encadenaron a unas vigas gruesas, y de alguna forma cubrieron su boca, para que no emitiera demasiados ruidos innecesarios. Era sumamente peligroso que la criatura pudiera imitar los gritos humanos, no querían que atrajera incautos. Aseguraron la puerta del galpón de la misma forma cuidadosa, con cadenas y candados, para evitar cualquier tipo de incidente, o la presencia de curiosos.

El sol se ocultaba en el horizonte cuando volvieron al campamento. Juxta se excusó por el cansancio, saltándose la cena como era habitual, pero esta vez Ryan lo imitó, para luego seguir al chico a su habitación. Aún seguía preocupado y asustado por la mordida, y las posibles consecuencias de esta.

Juxta no dijo nada al respecto, y le permitió entrar sin problemas a su cuarto, mientras se deshacía de su ropa sucia y desgarrada por todo el ajetreo del día. Cuando la chaqueta que Ryan le había prestado cayó por sus hombros, fue que el rubio se sorprendió.

Ya casi no había rastros de la mordida del Acechador en la piel del chico, en lugar de eso, solo existía un par de cicatrices apenas visibles.

— ¿Cómo?

— Te dije que no debías preocuparte por mí— Juxta terminó de cambiarse y se acercó a él.

— ¿Cómo? Yo... Tú...

— Soy inmune a sus mordidas— El pelinegro confesó en un susurró.

Ryan parpadeó en respuesta, tenía demasiadas preguntas por hacer respecto a esa declaración, pero no sabía exactamente por donde comenzar, aquello no era normal. Juxta notó esto y tomó su mano en consecuencia, guiándolo a la cama con suavidad, donde ambos se recostaron.

— Te contaré todo— Prometió— Solo trata... trata de no juzgarme tan duro...

Ryan asiente, mientras lo atrae para abrazarlo. Al final de todo, Jux está bien, y es lo más importante para él en ese momento. Su amado no morirá por la mordida. Uno de sus mayores temores, que no lo había dejado tranquilo en esas últimas horas, se había desvanecido en el aire.

Mientras tanto Juxta trata de reunir todo el valor que tiene, para contar aquella historia, que sepultó hace mucho tiempo en el fondo de su corazón y mente. El abrazo lo ayuda a calmarse y formular las palabras en su cabeza.

Inhala todo el aire posible y comienza.

— Cuando era tan solo un niño...

Conectados [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora