Capítulo 32: ¿Somos Acechadores?

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— ¡¿Qué?! ¡¿Cómo?! Esto no puede ser posible, tú, yo, no nos vemos como uno— Leonardo estaba evidentemente alterado.

Juxta sabía lo difícil que sería para él aceptarlo finalmente.

— No somos ese tipo de Acechador, somos diferentes...

— ¿Cómo un Acechador Diurno?

— No, es más complicado que eso, y a la vez menos— Le estaba costando encontrar las palabras adecuadas— Solo somos... diferentes. Conservamos nuestra humanidad, esa es la parte más importante.

— Pero ¿Cómo? ¿Cómo sucedió esto? No comprendo.

— Te explicaré todo, lo prometo, solo dame unos minutos.

Juxta se levantó y le dedicó una mirada a Ryan, para que ambos salieran del galpón y pudieran hablar a gusto.

— ¿Y bien? — El rubio preguntó.

— No creo que sea peligroso, solo está confundido y asustado, aun así, dejaré las cadenas unas horas más por precaución.

— Entiendo.

— Necesito pedirte algo.

— Claro, adelante.

— Necesito que vuelvas al campamento— Murmuró el pelinegro— Nosotros estaremos bien, pero no debemos levantar sospechas en los demás. Crea una excusa, que Leo y yo salimos a cazar, que somos amigos ahora, que nos reconciliamos.

— No eso no, no te dejaré a solas con él, dices que no es peligroso, pero él mismo confesó que estuvo a punto de atacar a Charlotte.

El rubio estaba tratando de ser comprensivo ante la situación, pero lo que Juxta le pedía, no le parecía en lo absoluto.

— Ryan por favor, es importante. Hazlo por mí, yo tendré todo bajo control, lo prometo.

Ryan no estaba muy contento con aquello, no quería dejar a Juxta, confía en él, pero no podía evitar preocuparse por si algo le ocurría.

— Yo... Está bien— Le costó decir eso último, fue casi doloroso para él— Iré al campamento y diré la excusa para que nadie sospeche, pero una vez hecho eso, volveré por ti ¿Entendido?

— Completamente— El pelinegro asintió— Solo asegúrate que tu salida tampoco levante desconfianza, sobre todo con Charlotte. Ella puede ser un detonante para Leo y viceversa.

— Lo intentaré.

Finalmente, Ryan se fue, volviendo al campamento, mientras Juxta volvía a entrar en el galpón para seguir su charla con Leonardo. El chico estaba impaciente por respuestas e incómodo por las cadenas.

— Bien, será mejor que comience desde el principio...

Juxta jamás imaginó que contaría esa vieja historia más de dos veces y en menos de una semana.

Posteriormente, Ryan llegó al campamento, lo suficientemente temprano para no levantar sospechas, nadie sabía que habían salido, dado que esa noche la guardia le correspondía a él y a Juxta, había sido una coincidencia muy favorecedora para ambos. Subió al puesto de vigilancia, esperando a que amaneciera y lo relevaran, luego tendría que excusarse con Charlotte y Alicia, quienes seguro preguntarían por el paradero de Leonardo y Juxta. Estaba seguro de que su hermana sería la que daría mayores problemas.

Al amanecer un grupo de tres chicos le sustituyeron, William, Ben y Julie, o al menos así recordaba que se llamaban, realmente no era muy bueno con los nombres. Eran relativamente nuevos en esto de hacer la guardia, dado que apenas tenían trece años y se estaban incorporando a este tipo de tareas recientemente, pero desde que Steve y Adam habían sido atacados por el Acechador diurno, la seguridad se había vuelto algo esencial, y mucho de los niños debieron comenzar a ser parte activa de la comunidad. Hasta hace un tiempo atrás, los trabajos más pesados recaían en los mayores de quince años.

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