Capítulo 41: Bajo ataque.

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El sonido de la campana retumbó por todo el campamento, alertando a sus miembros del peligro. La Guardia disparó a través de sus rifles.

Se escucharon gritos y aullidos.

Juxta corrió a la armería a toda prisa, Leonardo y Ryan ya estaban ahí, cargando sus armas.

— También los percibo— El chico de cabellos castaños confirmó, entregándole un machete y una pistola al pelinegro.

— ¿Cuántos son? — El rubio interrogó, cargando una escopeta.

— Demasiados, tantos que no puedo contabilizarlos. Nos enfrentamos a una manada— Juxta susurró.

El camuflaje había sido inútil. Los habían encontrado.

Fuera. Charlotte se mantuvo quieta, aturdida y confundida por todo el movimiento y el caos que se provocaba en el campamento, Adam y Steve pasaron corriendo a su lado, subiendo al puesto de vigilancia, el ruido provocado por los constantes disparos era ensordecedor.

Entonces lo vio asomarse, desde la muralla oeste, aquellos ojos dorados, con esas garras filosas tratando de subir y escalar la estructura. Un Acechador Diurno. La razón de todo el alboroto.

Su cuerpo le dijo que corriera, pero este no respondió, al menos no hasta que alguien tomara su mano y la obligará a moverse. Esa tarea recayó en Alicia.

— Tenemos que reunir a los más pequeños, y refugiarnos en las bodegas— La pelinegra ordenó, llevaba una escopeta en sus manos.

Charlotte vio por última vez a aquel Acechador, antes de que alguien le disparara en la cabeza, haciéndole caer, fallando en su tarea de traspasar a las instalaciones.

Juxta soltó el gatillo de la pistola, le había dado de lleno en la cabeza al oportunista que había tratado de subir por los muros, pronto otros más se sumaron a la tarea. Tuvo que volver a disparar. El ruido retumbó en el campamento, uniéndose a los demás.

Leonardo subió al puesto de vigilancia, para tener una mayor visibilidad e información de la situación, Adam y Steve ya estaban ahí, junto a los otros miembros de la guardia.

— Son demasiados y el ruido de los disparos no hace más que atraerlos— Steve habló, nervioso.

Jamás se habían enfrentado a algo así. Todos estaban asustados. Reinaba la incertidumbre.

— ¿Órdenes? — Adam interrogó más calmado, al derribar a uno de los escaladores con el rifle.

Pero era una tarea inútil, después de todo volvían a levantarse al cabo de unos minutos, la regeneración de los Acechadores Diurnos era un problema. Y aún más ahora que estaba anocheciendo, el ruido atraería a las criaturas nocturnas. Todo sería un caos.

— Aguantar lo más que podamos— Leonardo habló ¿Qué más podrían hacer? — Al menos lo suficiente para crear un plan o una ventana segura para escapar.

— Entendido— El joven de cabellos negros asintió— ¡Lizzy toma tu arma y vuelve a tu posición! — Reprendió a la niña.

Era perjudicial romper la formación.

Lizzy se encontraba en una de las esquinas de la estructura, temblando y sollozando. Estaba asustada, los monstruos eran demasiados y ella era apenas una primeriza.

Leonardo se acercó a ella.

— Si no puedes con esto ve a las bodegas y protege a los más pequeños— Fue más comprensivo con ella— Yo te relevaré.

La pequeña asintió sollozante, antes de irse deprisa del puesto de vigilancia. Leonardo tomó su rifle y apoyó a los chicos. Derribando a aquellas despreciables criaturas.

Conectados [BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora