Habían caído del árbol entre forcejeos y gruñidos amenazantes. El rifle había caído lejos, pero eso ya no importaba, no cuando el chico tenía un As bajo la manga, en forma de navaja afilada.
Juxta no soltó el cuchillo en ningún momento, siguió hundiéndolo repetidas veces en la carne de la criatura, mientras ésta chillaba casi de forma humana y trataba de quitárselo de encima, arañándolo con sus garras, destrozando su ropa y todo a su paso.
¿Cómo habían terminado así?
— ¡¿Por qué no te mueres de una maldita vez?! — Gritó el pelinegro, furioso, dejándose consumir por la violencia. Ya nada le importaba, esa cosa había lastimado lo más importante en su vida, ahora debía pagar.
Cegado por la ira. Continuó apuñalándola una y otra vez, sin calmarse.
Ryan observó aturdido la escena, su vista era borrosa, escuchó la voz de Juxta y los ruidos constantes de carne siendo atravesada, junto a chillidos de dolor agónicos. Pensó por un momento, que era el chico quien estaba en peligro, y se horrorizó ante la idea de la criatura despedazándolo.
Se levantó tambaleante para ir en su ayuda, tomando el rifle del suelo y acercándose a los gritos. Entonces lo divisó mejor, el pelinegro estaba encima del Acechador, y no era precisamente la víctima de la escena.
Apuñalaba una y otra vez el cuerpo de la criatura, hasta el punto de que esta parecía ahogarse con su propia sangre. Su ropa estaba hecha trizas, en un intento del Acechador por liberarse, pero este ya no luchaba en lo absoluto, se encontraba inconsciente.
— Juxta... — Lo llamó, debía calmarlo.
Más el chico no lo escuchó, parecía empeñado en matar a aquella cosa. Lo que era un problema, se supone que debían llevarla con vida para poder analizarla.
— ¡¿Cómo te atreves a lastimarlo?! ¡Te mataré! ¡Te mataré!
Debía cambiar de táctica si quería sacarlo de aquel trance. Dejó el rifle de lado y se arrodilló a su lado, y con sumo cuidado tomó el rostro del chico, para girarlo lentamente y poder llamar su atención. Sus ojos claros estaban combinados con aquella tonalidad ambarina que había notado antes, iguales a aquella mañana en la cabaña. Aunque esta vez estaban llenos de furia y no de deseo.
— Aquí estoy, estoy bien— Murmuró, juntando sus frentes, en un intento por calmarlo.
El pelinegro tardó en reaccionar, pero eventualmente el cuchillo se resbaló de sus manos ensangrentadas, para luego tomar el rostro del contrario, y percibir su calor, su aroma y sus latidos.
— Estoy bien— Ryan volvió a susurrar conciliador.
Él estaba bien, Juxta se obligó a repetir en su mente, calmándose al fin. Sin alejarse de él, revisó que todo estuviera en orden de forma instintiva, sobre todo tocando la nuca del contrario, por suerte no había sangre visible y no percibió ninguna hemorragia interna. El chico solo parecía algo conmocionado y aturdido ante el golpe reciente.
— ¿Ves? Fue solo un pequeño golpe— Ryan le sonrió.
Juxta se acercó para besarle, aliviado, de que nada malo le hubiera ocurrido. El otro chico correspondió. Pero la escena no duraría mucho. Cuando el Acechador pareció recuperarse, y abriendo sus párpados, lo primero en divisar fue al pelinegro. Aprovechando que él estaba distraído, mordió su hombro izquierdo con furia.
Ryan se horrorizó.
En el campamento, Leonardo secó el sudor de su frente, luego de mover aquellos sacos de cemento en sus hombros, estaba decidido a fortificar los muros, ahora que nuevos peligros habían aparecido en la comunidad. Sentía que era su deber como líder hacerse cargo de estas tareas.
ESTÁS LEYENDO
Conectados [BL]
RomansaEl mundo ha sido destruido, monstruos voraces acechan en cada rincón, pero no todo está perdido, aún quedan personas dispuestas a luchar y sobrevivir. La vida de Ryan cambia drásticamente un día de tormenta, de frente a la muerte con apenas un par d...