81. Orgullo de raza (4ta parte)

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Más pronto que tarde, aquella criatura comenzó a quemar la piel verde, cosa que comenzó a causar gran dolor en el hombre verde, quien desesperadamente luchaba por soltarse del agarre de la chica, obligándolo a que el namekiano tuviera que actuar rápidamente, optando por cortarse él mismo su extremidad, para luego retroceder velozmente. Los cuatro presentes, causando una mueca de horror en sus rostros, excepto por el príncipe quien simplemente sonrió con maldad.

—¡No puede ser! —Gritó Trunks al notar como la chica seguía en pie, contrario a lo que sabían.

El Kineuki se giró hacia su oponente y, sin reparo alguno, sacó aquel brazo de piel verde y rosa de aquel hueco, sin inmutarse en absoluto, similar a sacar una astilla del dedo. La sangre salió y todos pudieron apreciar el agujero que dejaba ver a través del tronco de la fémina, quien no espero y mordió con fuerza la extremidad amputada.

—¡La va a asimilar! —Exclamó el hibrido saiyajin, alertando a los otros tres presentes.

—¡Si se lo come, se recuperará! —Indicó Ten Shin Han al recordar el combate del Kineuki contra Cell.

Piccolo no esperó y lanzó una esfera con su mano restante, la cual era la izquierda, en un intento por golpear a la fémina; sin embargo, esta estaba preparada, pues el aura actuó y desvió la trayectoria del proyectil, para luego comenzar a alejarse de allí a toda marcha, siendo seguida prontamente por Vegeta y, ante esto, los demás le siguieron. Trunks rápidamente se interpuso en el camino de su padre para seguir ese combate entre ambos. Los dos restantes siguieron a la esquisa, lanzándole múltiples esferas de luz en un intento por hacerla caer o de evitar que consiguiera su objetivo. El namekiano fue más veloz y pudo acercarse en poco tiempo, interponiéndose en la huida, obligándola a detenerse y restaurando su brazo en segundos, ante la mirada de la criatura, quien seguía mordisqueando la extremidad con una sonrisa burlona.

—¡Suelta ese brazo! —Ordenó con molestia el de las antenas, haciendo que esa sonrisa de picos se hiciera más grande.

La vio abrir la boca, soltando por unos instantes la carne, dejando que la sangre, tanto purpura como rosa, escurriera y cayera por la piel. De pronto, esa abertura volvió a cerrarse tan rápido y violentamente que parte de esa sangre lo salpicó a pesar de estar a unos metros de ella. Abrió la boca y volvió a morder un par de veces más, burlándose y perturbando enormemente al dueño de esa extremidad, dejándolo boquiabierto ante tal escena que solo terminó cuando el hombre calvo, que se había acercado por detrás, intentó sorprender a la fémina con un golpe que fue detenido por esa aura oscura. Obligando a la chica a girar la cabeza, cosa que Piccolo aprovechó para lanzar una esfera de energía a su propio brazo cercenado, en un intento por destruirlo; a pesar de eso, la criatura actuó rápido, levantando el brazo y deteniendo la esfera de luz con la palma.

—¡Ah! —Grito Ten, aumentando su fuerza y lanzando un par de golpes más, para tratar de destruir o atravesar la defensa de la chica; sin embargo, esa aura era muy fuerte a pesar de no contar con toda su fuerza.

Por su parte, el namekiano incrementó su energía, impulsando la pelota de luz, pero no había resultado aparente, pues esta no se movía y la chica simplemente sonreía socarrona, para luego lanzarle de vuelta aquel ataque en segundos, haciéndolo retroceder a gran velocidad. Un golpe por parte de esa aura alejó al de los tres ojos un par de metros y, viéndose en soledad, instantáneamente se tragó todo ese brazo en segundos. Ambos guerreros volvieron a acercarse a gran velocidad, solo para observar como esa aura negra rodeaba a su portadora, cosa que el humano reconoció de inmediato.

—Es muy tarde —Sentenció al sentir ese subidón de poder—, ya la ha absorbido.

Aquella aura comenzó a vibrar y prontamente dejó ver a la criatura quien se había recuperado totalmente tanto de los estragos de la batalla anterior, como de esa gran herida en el pecho que el namekuisei le había hecho. Ninguna lesión, cortadura o moretón era visible, no había rasguño o marca alguna. Todo rastro de ese entrenamiento se había esfumado completamente. Su mirada blanca y vacía se levantó, observando a ambos guerreros frente a ella y casi pareció sonreír ante la confusión de estos. En un rápido movimiento, se encontraba en el aire frente a ellos, de un golpe arrojó al suelo a Piccolo, para luego mirar al de tres ojos quien rápidamente tomó posición de ataque.

Un Futuro Con Esperanza. [Fanfic DBZ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora