Un Futuro Con Esperanza. [Fanfic DBZ]

26. Monstruo.

Los fuertes choques de electricidad la estaban volviendo loca. Sentía como perdía el control pero de alguna forma milagrosa podía contenerse a sí misma. Siguió su marcha de mártir sangrante y pasos directos a la muerte. En su mente solo podía pensar en lo que haría al llegar. Ya no podía pelear junto a Trunks, tampoco estaba del todo segura de poder curarlo en tiempo y forma, agregando que ni siquiera estaba al cien por ciento segura de sí podría llegar hasta el campo de batalla sin que su sangre termine por deshacer su cuerpo por completo. Había demasiados derrames dentro.

De la nada, escuchó un ruido que llamó su atención. Por un momento creyó que era un pedazo de techo que había caído, sin embargo al poco tiempo pudo distinguir un corazón humano latiendo con fuerza. Se giró encontrando frente a ella a aquel chico al cual había curado el brazo hacía tiempo antes.

Estaba en medio de la calle por la que había avanzado ella misma. La confusión invadió su mente tratando de buscar alguna respuesta ante tal acontecimiento. Apoyó la espalda en la pared y lo miró de pies a cabeza, no había ninguna señal de herida o algo por el estilo, físicamente estaba completamente bien. Luo le miraba en silencio, como si fuera un tétrico maniquí estático. Su mirada fija le hacía sentir observada, no por él, sino por alguien distinto. Volvió a mirarle luego de ver a su alrededor percatándose de que no había nadie más.

—¿Qué haces aquí? ¡Deberías irte! —El de piel morena comenzó a acercarse lo cual comenzó a ponerle los nervios al tope— ¡No te acerques!

El chico obedeció y permaneció en silencio, aun mirándole sin descaro alguno. Ver a Luo tan extraño e inexpresivo la hizo cuestionarse muchas cosas: ¿Qué hacía allí? ¿Dónde estaba aquel tío que había cuidado de él? ¿Cómo es que había llegado hasta ese lugar? ¿Qué hacía escondido en ese sitio? ¿Por qué no salió huyendo como los demás? Al instante se encendieron las alarmas en su mente. No solo porque aquello era sumamente extraño y un tanto perturbador, sino porque el instinto, la sed de sangre se hacía presente y avivaba la corriente de energía que iba y venía en su cuerpo.

Estaba a punto de gritarle lo suficientemente fuerte para asustarlo y que se fuera, cuando vio como la mano que había estado en puño se levantó al frente y luego se abrió dejando ver un pequeño objeto en su mano abierta al cielo, seguido de una palabra tan fría e indiferente, como tétrica y sin vida o emoción alguna.

—Tómalo.

Casi cae al suelo de la impresión y del susto. Su cuerpo comenzó a temblar. Una mezcla entre miedo y duda la inundó por completo. Quería echarse a correr, pero sus piernas no se movieron. No por dolor, no por terror, sino por curiosidad. Parecía un pequeño animal callejero y salvaje tentado por la comida en la mano de un niño.

A pesar de la poca distancia a la que estaban (que era un par de pasos), su visión se había vuelto un tanto borrosa debido a la pérdida de sangre, así como el gran esfuerzo mental por contenerse y no arrojarse sobre él, agregando que la mano del chico no estaba del todo extendida, por lo que sus dedos tapaban parte del cuerpo del objeto. Intentó enfocar sus ojos como si se tratase del lente de una cámara, y lo que pudo ver le descolocó: tela de un tono naranja con líneas negras. Levantó una ceja, pensando en lo que pudiera ser aquel objeto.

—¿Qué es? —Preguntó.

—Tómalo —Luo agitó aquel objeto haciéndolo saltar—. Es para ti.

A punto de abrir la boca para volver a preguntar, él se acercó rápido y sin tropiezos.

¡¿Qué tienen estos con mi espacio personal?!

Estando a solo un paso de distancia la inhumana se sintió acorralada. Levantó el brazo con el que se sostenía de la pared, lo movió en el aire pero se detuvo unos instantes antes de colisionar contra el pecho del chico. Luo había puesto frente a sus ojos lo que era aquel objeto: Un pequeño peluche de un tigre humanoide hecho de tela y relleno de algodón con dos chiquillas cuentas negras como ojos y líneas de hijo que hacían su delgada boca.