Un Futuro Con Esperanza. [Fanfic DBZ]

38. Sabor a tacos.

El tiempo había pasado, luego de que sus heridas se curaron Shaira volvió a la casa en forma de media luna, pasando así el tiempo con los Brief. Los años pasaron rápido, como agua que lleva el rio, más pronto que tarde habían pasado ya tres años desde la muerte de Gohan, así como dos años desde que el híbrido conociera a Shaira, aquella chica inhumana la cual le había devuelto las esperanzas.

En todo ese tiempo, no hubo más ataques de parte de los androides, dándoles tiempo a entrenar para hacerse más fuertes y no solo eso, sino dando pie a que se formara una amistad entre ambos. Un lazo formado por confianza, apoyo, comprensión, respeto y cariño pero, sobre todo, estaba basada en esperanza. Una esperanza latente de un futuro mejor, uno donde el mal no aterrara al mundo, donde podían vivir en armonía y paz. Siguiendo sus sueños, sus deseos y sus esperanzas latentes en sus pechos...

Sin embargo...

No todo era paz y tranquilidad...

━━━ ஜ • ☆ ◦ ❀ ◦ ☆ • ஜ ━━━

Una noche estrepitosa y lluviosa, los relámpagos caían iluminando por unos segundos todo a su alrededor. Apartaban las sombras de la noche solo por unos cuantos segundos. En una gran casa en medio de una de esas grandes urbes aún en pie, la luz se había ido, todo el recinto estaba oscuro y eso daba paso a darle un toque más terrorífico a la escena que ya había iniciado.

El dueño de la casa corría por uno de esos largos pasillos que rodeaban la casa, uno de esos donde las grandes ventanas de vidrio daban al extenso jardín de la propiedad, lo cual daba pie a que cada que caía un rayo, el pasillo se iluminara por completo. Llegó al final de este, topándose con una puerta. Titubeando por el miedo, trató de girarla, pero esta no cedía. Sus manos sudaban mientras se rebuscaba las llaves sin dejar de dar vagos vistazos al otro extremo del corredor.

—Tic-Tac —Dijo una voz profunda y grave, llamando la atención del propietario.

Tragó saliva. Su mano encontró las llaves en el bolsillo derecho, en cuanto sintió el metal, lo sacó tan rápidamente que estas salieron volando hasta caer a mitad del pasillo, obligándolo a mirar. Una sombra alta se vio con la luz del relámpago, con una cara cubierta por una máscara blanca. Unos simples segundos bastaron para hacer que el terror se incrementara de manera exponencial. Se lanzó al suelo.

—¡Por favor! ¡Toma lo que quieras pero no me hagas daño!

El enmascarado dio un par de pasos hasta estar frente al hombre en el suelo que lloraba de miedo, este levantó la mirada volviendo a observar a su intruso, gravando en su mente la imagen de ese hombre alto y vestido de negro.

—¿Dónde está?

—¡No lo sé! ¡Te lo juro que no lo sé! ¡Cuando el accidente ocurrió la mayoría murió y luego llegaron los androides!

—Hum...

El sujeto en el suelo temblaba y sudaba frío, pero eso no le impidió alcanzar su llavero. Rápidamente se puso en pie, sacando su nava atada a las llaves, se abalanzó hacia el desconocido siendo detenido a centímetros de este. Su cuerpo se había paralizado por completo y no parecía responder.

—¿Qué...?

—Ignición.

El cuerpo del hombre rápidamente se volvía de un color rojo vivo, y más pronto que tarde, todo él estaba cubierto en llamas. Se tiró al suelo y comenzó a rodar por este en un intento por apagar las llamas, pero era en vano. El enmascarado se dirigió a la puerta que este había tratando de abrir, tomó la perilla y la giró.

—Quisiera que el dolor que sientes fuera como el que ella sentía en cada prueba, pero es imposible llegar a eso sin que mueras antes —Mencionó ante los gritos desesperados y de agonía del hombre—. Espero puedas redimirte.