86. Punto de quiebre.

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El vehículo de dos ruedas andaba velozmente por las calles del pequeño pueblo, tranquilo y en paz. Ya era final de año, por lo que el frío era inminente y la lluvia se había hecho presente, cayendo ligera sobre la urbe y sus habitantes. Sorteó un par de vehículos que se le atravesaban, hasta que la luz roja del semáforo lo obligó a detenerse. La música sonaba con fuerza en los auriculares que llevaba puestos, conectados al aparato escondido dentro del abrigo que portaba, su cuerpo se movía de forma inconsciente al ritmo de la rápida y enérgica canción. Levantó el torso envuelto en una chaqueta de cuero negro. Levantó las manos envueltas en guantes del mismo material, para acomodarse el cuello de la chamarra mientras levantaba el rostro debajo del casco que portaba.

La lluvia es tenue –Pensó– A ella le gustaba así... –Suspiró. Volvió a poner sus manos sobre las manijas del vehículo, apretando el cuero negro de sus guantes al girar la manija del acelerador cuando la luz cambió a verde. El delgado vehículo salió a toda marcha, atravesando el poblado.

En cuestión de minutos, llegó a su destino: una gran y magnífica casa. Era elegante, de detalles por cada pared y de grandes ventanas, así como de una arquitectura exquisita, adornada a su alrededor de un gran jardín verde, rodeado de una reja negra. El vehículo se detuvo en la entrada. El motociclista miró la casa, acto seguido, sacó de la chaqueta negra un pañuelo con el cual limpió las gotas de agua en el visor del casco negro. Levantó la placa de plástico, dejando que el aire frío entrara y el caliente saliera, dejando ver esos ojos de un color verde brillante y sus pupilas, alargadas como las de un gato. La lluvia se había vuelto una ligera y casi imperceptible.

¿Será está la casa? –Preguntó. Bajó un poco el cierre de la chaqueta, sacó el móvil.

—Demonios —Susurró al darse cuenta de que debía quitarse los guantes para poder manipularlo. Acercó su mano izquierda a su cara, pero esta chocó con el casco—. Idiota —Se quejó. Dejó el pequeño aparato de vuelva en el bolsillo interior en lo que se quitaba los guantes, dejando ver su piel de un color moreno—. Que frío hace —Se dijo, volviendo a tomar el móvil. Pausó la música y abrió la aplicación de mensajes. Entre sus contactos buscó el chat que necesitaba. Al instante, lo abrió y deslizó el dedo por la pantalla, leyendo los mensajes viejos hasta que encontró lo que necesitaba.

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-¿Y cómo es la casa?

-Te mandaré una foto, en cuanto estés en la calle, la verás.

"Idiota" mandó una foto.

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La casa que veía en su móvil era aquella que estaba frente a él. Soltó un suspiro. Era linda, como a ella le gustaba. Guardó el aparato y se quitó el casco, dejando ver aquel cabello oscuro con un brillo azulado, sus facciones finas pero firmes. Él era alguien atractivo y eso lo sabía demasiado bien. Se bajó del vehículo y se acercó a la reja, cuanto estaba por pasar al jardín, la puerta de la casa se abrió, dejando ver a un chico pelirrojo, con ropas negras, así como una máscara inexpresiva de igual color con detalles en dorado.

—¿Iknot? —Preguntó queriendo no equivocarse.

—Te dije a las 2 —Dijo bajando las escaleras del pórtico y acercándose a la reja—, llegas tarde.

—El camino de Viela a acá es un infierno —Dijo acercándose.

—No hables de cosas que no conoces —Notó la molestia en su voz y su mirada.

—Es un decir —Explicó.

—Olvídalo —Siguió—. Entra ya, él está por llegar —Sin decir nada, entró a la casa.

Un Futuro Con Esperanza. [Fanfic DBZ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora