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Estación King's Cross – Andén 9¾

Aquella mañana se había despertado emocionada. Iría a Hogwarts, estudiaría magia como sus padres antes y su hermana. Estaba muy emocionada, quería tener aquellos lindos recuerdos de aquel lugar.

Ahora se encontraba en la estación esperando a que el tren llegara. Le estaban acompañando su madre, su hermana y su padre. Todo estaba siendo perfecto, exceptuando la parte donde su madre no paraba de decirle un montón de cosas como si tuviera que sobrevivir al fin del mundo o algo así por el estilo.

- Recuerda, no meterte en líos, ni en peleas, pórtate bien y lo más importante escribirme al menos una vez a la semana. - Decía ansiosa. No era la primera vez que iba a vivir ese momento, ya lo había experimentado con su hija mayor, pero ver como su último pájaro salía del nido hacia que una pequeña ansiedad creciera dentro de ella.

- Drómeda cariño cálmate, nuestra pequeña va a estar bien. - posó uno de sus brazos alrededor de su cintura alejándola de la preadolescente mientras le sonreía tiernamente. Él también estaba nervioso, pero había sabido disimularlo mejor.

- Ya lo sé, es que, crecen tan rápido. - acarició la mejilla de su pequeña.

- No te preocupes mamá, estaré bien.- dijo contenta. Sin pensarlo la abrazó en un intento de que se calmara. Aunque no sabía si estaba buscando calmarse a si misma o a su progenitora.

El tren dio la señal de que en muy poco iba a arrancar. Esto hizo que la niña se soltara del agarre de su madre. Se iba a despedir de ella pero se quedó extrañada al ver que la vista de su madre estaba fija en un punto. Se encontraba mirando a su hermana Narcissa, que se estaba a una distancia prudente con su marido y su hijo; la rubia también la observaba a ella, parecía como si através de los ojos de ambas tuvieran su propio lenguaje y se estuvieran comunicando.

Un tirón en la parte baja del vestido de la mujer fue lo que hizo que apartara la vista en aquella extraña comunicación entre las hermanas Black, miró hacia abajo y se encontró unos pequeños ojos mirandola con inocencia y emoción.

- Mami, ¡ya es hora! - dijo emocionada

La progenitora sonrió y se agachó a su altura.

- Recuerda, no te metas en líos y lo más importante... -

- Que te escriba una vez a la semana por lo menos - dijo Nymphadora con un tono burlón.

Ted soltó una pequeña carcajada ante eso mientras su mujer le envía una mirada asesina a su hija por aquella pequeña imitación suya.

Ambos padres le dieron un beso a su pequeña, mientras que Nymphadora la acompañó hasta la entrada del vagón.

- Recuerda, no hagas mucho caso a lo que te ha dicho mamá y diviertete. - dijo con un tono malicioso

Ambas hermanas se dieron un abrazo de despedida. La pelimorada la apretó fuerte, su pequeña iba a irse, parecía ayer cuando aún la perseguía por casa cuando ya había empezado a caminar, no podía creer que ya estuviera en Hogwarts.

Las puertas del tren se cerraron.
Por los cristales podías ver como todos los familiares daban su último adiós, obviamente Aurora con la suya no iba a ser distinto.











Se encontraba sentada en uno de los muchos cubículos que tenía el tren. En sus manos tenía a su pequeña rata que la iba acariciando por momentos, enfrente de ella había un niño con un sapo, luego había otra niña con unos pelos que parecían los de un león y dos niños que al parecer eran gemelos.

El sapo en un momento aleatorio saltó de las manos del individuo varón escapando y dándose a la fuga. El dueño empezó a chillar por los nervios.

- ¡Trevor no! , para quieto- se levantó de su asiento y comenzó a correr agachado detrás de ella.

- Creo que se te ha escapado tu sapo- respondió con un tono obvio uno de los gemelos.

El niño parecía estar apunto de entrar en una ataque de pánico. Aurora dejó su ratón dentro de su jaula, se levantó de su asiento y miró a sus acompañantes.

- Podemos ir a buscarla entre los cinco por el tren, seguro que no debe estar muy lejos. - su voz sonaba firme.

- Por favor - dijo Neville triste.

Aurora fue la primera en salir. Estuvo preguntando por varios cubículos, pero al parecer nadie la había visto.

Ya casi en el último que le quedaba se encontró a aquel muchacho rubio que se encontrara en el Callejón diagon, estaba con un grupo de personas más.

- ¿Habéis visto un sapo?, un chico llamado Neville longbottom lo ha perdido. - sus manos estaban agarradas a ambos lados de la entrada.

Nadie respondía, solo observaban a la muchacha con una cara de desagrado, ¿siempre llevaban esa cara de asco o poker por la vida? Que triste.

- ¿Acaso nos ves con un sapo aqui? - dijo una voz con desprecio

La castaña se giró en dirección al dueño, era ese niño rubio más repelente que el mata ratas Muggle que le había enseñado su padre un día.

- No, pero puede que lo vieras pasar por aquí o por el pasillo- frunció el ceño.

- No y ahora vete, nos contaminas el ambiente con tu presencia Tonks- dijo con asco.

Aurora frunció el ceño ante aquella actitud, cuanta prepotencia en una persona. Ella no pensaba marcharse como si nada de aquí, así que antes de irse le dio un pisotón como si hubiera sido un accidente, se disculpó usando un tono falso de preocupación, luego se fue de ahí victoriosa mientras escuchaba los quejidos maldiciendola de mil maneras.

- Será una asquerosa, mi padre sabrá desto. - gruñó el hijo de Narcissa mientras se daba leves caricias en la zona dolorida.














Castillo de Hogwarts - Gran comedor

Habían llegado a Hogwarts hace un buen rato. A los de primer año los habían llevado por un recorrido que a los ojos de la niña era bastante hermoso, todo fue muy bonito hasta que llegaron al gran comedor.

En el centro se encontraba un gran taburete. Por lo que le había contado su hermana iban a ir nombrando a los estudiantes, ellos irían hasta donde el sombrero y este le diría a que casa tenían que ir, estaba emocionada.

La profesora que les había dado la bienvenida era la encargada de ponerlo en la cabeza de los muchachos. La pequeña Aurora estuvo esperando en silencio entre sus compañeros emocionada su turno.

- Aurora Lyra Tonks - leyó la maestra

La pequeña se subió al estrado. Iba un poco temblorosa por los nervios y la emoción, se sentó en la banqueta y ahí sintio el tacto de aquel objeto en su cabeza.

- Mmmm, difícil decisión, tienes muchas cualidades de un Gryffindor pero también veo el corazón de un Hufflepuff. - estuvo un rato en silencio hasta que gritó. - ¡Hufflepuff! -

La casa de los tejones empezó a aplaudir con alegría ante otro nuevo estudiante para su casa. La niña sonrió y se acercó dando saltitos a la mesa con mucha emoción.

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¡Buenas!
Al final he decidido subirlo un día antes de lo previsto. ¡Espero que todos tengan un buen nuevo año escolar en Hogwarts mañana!

Revisión del capítulo:6/04/2024

𝙏𝙝𝙚 𝙝𝙖𝙡𝙛 𝙗𝙡𝙤𝙤𝙙 𝙙𝙞𝙖𝙢𝙤𝙣𝙙 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora