Acto 5.

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Estaba sentado en uno de los sillones de la entrada principal de Malfoy Menor.

Hace unos meses era un huérfano Muggle el cual su familia adoptiva nunca lo tenía en cuenta, ahora era el descendiente del ser más temido del mundo mágico y de la mujer más mortifaga a la vez que sanguinaria.
Quienes creían que eran sus seres más leales eran sus enemigos, su padre había vuelto a renacer de la muerte de cierto modo, su madre se reuniría pronto con él, poco a poco su mente lo iba abandonando, ¿Quién era él realmente?, no lo sabía con exactitud, pero lo que sí sabía era que deseaba volver a la vida que tenía antes, aunque no era la mejor en muchos contextos, tenía a aquella chica de cabellos castaños, de ojos avellanas, sonrisa suave y con un corazón puro. Ella había sido la primera persona que lo había amado de verdad, ella había sido la que poco a poco fue ganando su corazón, aquella por la cual se despertaba por las mañanas, aquella que le enseño amar.

La puerta se abrió de golpe, una gran brisa entró llamando la atención de todos.

- ¡He vuelto! , ¡He vuelto ! - cantaba una voz chillona mientras se adentraba dando brincos.

El muchacho se levantó lentamente, pero se quedó ahí quieto. Una figura rubia apareció bajando las escaleras, tenía un paso elegante y fino. Él no la había conocido mucho, pero había sido la persona que le salvo la vida, su madrina.

- ¡Cissy querida! , ¡Cuanto tiempo ! - dijo mientras corría con los brazos bien abiertos.

Bellatrix Lestrange envolvió en un abrazo a su hermana pequeña. Esta se quedó estática, no se esperaba aquella muestra de cariño, sin contar la parte en la que el tufo de todos esos años que había pasado su hermana en Azkaban entró por sus fosas nasales. Se separó lentamente de ella intentando disimular su cara de desagrado por el dolor.

-Me alegra ver que estás como siempre hermana- dijo Narcissa suavemente.

Bellatrix asentia pero eso no era lo que Le importaba ahora, tenía otro objetivo.
- Ahora, me han dicho que él está aquí. - se alejó de su hermana mientras movía su cabeza en busca de algo. - Mi niño, está vivo... ¿es eso cierto hermana mía? -

Narcissa asintió con suavidad, miró a su esposo que se encontraba en la entrada con los demás Mortifagos que habían salido al ataque a la prisión con la intención de sacar a la seguidora más fiel del señor Oscuro. El platino se acercó hasta el muchacho que había estado todo el rato en silencio al lado del sillón y le dio un leve empujón para que se acercara.

El niño anduvo lentamente con paso decidido, aunque por dentro temblaba de miedo. Se puso a plena vista de ella.
Lo que vio la hija de Druella Black fue como ver a un angel. Aquel muchacho era la viva imagen de Voldemort de joven, solo que tenía el cabello Black.

- Mi Perseo... - dijo en un susurro de añoranza. - En Azkaban me dijeron que habían muerto... pero yo sabía que metían, sabía que estabas vivo, ESTABAS VIVO. - gritó lo último mientras daba saltos.

Acercó sus manos al rostro del muchacho, estuvo un rato así observándolo con una pequeña sonrisa, sin importarle la incomodidad de la situación.

- Pronto el mundo mágico pagará por lo que le hizo a nuestra familia cariño, pronto todos te conocerán. - hizo una pausa. - Perseo Hydrus Riddle, el heredero Oscuro. - empezó a reír mientras sacaba su lengua hacia afuera.

El destino del mundo mágico iba a cambiar. La profecía se iba hacer realidad, el heredero de la oscuridad había vuelto a casa, pronto se encontrarian dos viejos amigos los cuales lucharian uno contra el otro y ambos deberán elegir que camino seguir, hay muchos finales pero solo uno tiene un final feliz.

¡He vuelto!Ya acabé los exámenes así que se vuelven las actualizaciones

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¡He vuelto!
Ya acabé los exámenes así que se vuelven las actualizaciones..

𝙏𝙝𝙚 𝙝𝙖𝙡𝙛 𝙗𝙡𝙤𝙤𝙙 𝙙𝙞𝙖𝙢𝙤𝙣𝙙 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora