𝙏𝙝𝙚 𝙝𝙖𝙡𝙛 𝙗𝙡𝙤𝙤𝙙 𝙙𝙞𝙖𝙢𝙤𝙣𝙙

5.4

Estaba sentado en aquella enorme mesa que contenía una maqueta del mundo mágico. Había sido ordenada por él, quería tener una mejor visión de todo para hacer sus estrategias. Su mente no se daba enfocado, ya que solo escuchaba como los pies de su padre se raspaban contra el suelo, haciendo un ruido seco pero molesto, su mente estaba dando muchas vueltas.

Hace un año, era un huérfano, un niño que había sido dejado a su suerte en un orfanato, rodeado de una familia adoptiva que no lo amaba y que solo lo quería por el dinero que el gobierno le daba. Ahora era Perseo Hydrus Ryddle. El único hijo de Lord Voldemort y Bellatrix Black, un bastardo que iba a ser legitimitado cuando el mundo mágico cayera a los pies de su verdadero y único señor, El señor tenebroso. Pero solo tendría ese privilegio si conseguía el poder, si le creaba ese trono que tanto deseaba su padre.

Su vista estaba fijada en un pequeño barrio, donde se ubicaba la casa de los Tonks. Ahí había pasado gran parte de su infancia, uno de los lugares que lo vio crecer y habian sido como su familia, pero ahora eran el enemigo. Seguro que Andromeda Black sabía de su existencia, era obvio que no había querido hacerse cargo de él, del bastardo de su loca hermana. Pensaba descubrirlo, y como sus sospechas fueran ciertas, ella pagaría por todos aquellos años de abuso y sufrimiento.

—  Nuestro ejército debe ser enviado a Hogwarts cuanto antes mi señor. Tenemos a varios reclutas ahí. Puedo hablar con mi hijastra, ella nos ayudará, es una mujer muy inteligente mi señor. — dijo Thorfinn Rowle. Perseo no estaba a favor de aquel sujeto, todas sus estrategias eran absurdas y no estaban calculadas correctamente. Por otro lado, se notaba la desesperación en la búsqueda de subir de rango. Fuera buscándole compromisos matrimoniales a sus dos hijas o alabando al señor.

— Todos deseamos eso Lord Rowle, pero debemos ser pacientes. Dumbledore es muy inteligente, seguramente habrá reforzado la seguridad en el castillo, a la vez que estará vigilándolos, ese señor no es estúpido y sabe a quien tiene entre sus alumnos— dijo Perseo con voz firme mientras se erguia. — Debemos atacar desde las sombras. — Cogió una figurita y la puso en el centro de Hogwarts. — La señora Umbridge está entre los profesores, lo que nos dará un mayor alcance para estar más cerca de los estudiantes, por otro lado, tiene un gran favor con el ministro de magia, lo que nos daría chance a hacer cambios en Hogwarts si ella hablase con él. – movio la figura del ministro al lado de la de Umbridge.

— ¿Enserio piensas que el ministro va hacer caso a esa señora? —  cuestionó indignado Rowle.

El castaño asintió. Luego levantó la vista hasta la cabecera de la mesa y mantuvo el contacto visual con su padre. Le tenía miedo, pero lo ocultaba.
Cada día que pasaba sentía más presión, debía demostrarle que era útil y que podía ser el hijo que quería, sabía que sus ideas no eran las mejores, pero ¿por qué no podia participar?, si lo pensabas bien, ambos tenian algo en común, se habian dejado consumir por su ira, solo querían  poder y venganza contra los que le hicieron daño.
Sus ojos volvieron al tablero.

— El ministro está más desesperado por ocultar que el verdadero señor a vuelto, que por la organización de un centro educativo.—  dijo con un tono burlón. Señaló la ficha de Umbridge. — Debemos comunicarnos con ella y que entre en acción, también deberíamos informar a Malfoy, Parkison, Zabinni, Black y Nott que entren en acción y busquen una manera en la cual podamos acceder a la escuela o un punto débil que nos dé ventaja para buscar a Potter, Dumbledore o hacernos con el poder del colegio, que nos dé algo. — paró de hablar. Miró a todos los presentes, los cuales mostraban distintas reacciones.

Nadie dijo nada, el único que se atrevió a romper el silencio fue Lord Voldemort.

— Ya lo han escuchado, manos a la obra. — dicho esto se levantó y comenzó a andar hasta la salida siendo seguido por su serpiente.