VEINTICINCO

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Jeongin mentiría si dijera que no estaba asustado. Estaba aterrado. Y lo peor es que no podía hacer nada. Se maldecía a sí mismo por haber sido tan imbécil de salir a la calle sabiendo que su vida corría peligro. Era su culpa. Debió quedarse encerrado. Aunque a decir verdad, no sabía si iba a estar seguro en donde estaba, porque si lo encontraron, significa que ya sabían dónde estaba. Así que a lo mejor solo adelantó lo inevitable. No se sabe. Nunca se sabe nada en la vida de Yang Jeongin.

Quienes lo raptaron pues sí, fueron Mina y Changbin. Changbin salió y Mina cerró la puerta. Estaban en casa de ella, más específicamente, en su cuarto.

Mina se acercó a Jeongin y por fin le quitó la bolsa de la cara. Mina miraba a Jeongin con una sonrisa juguetona, y Jeongin la miraba con odio e ira.

—Hola, Jeongin. ¿Estás listo para morirte?

—Maldita perra...

—Ahora no puedes hacer nada. Insultame todo lo que quieras Jeongin. Desahogate, insultame, dí lo que quieras. De todas maneras te vas a morir. Estás en tus últimos minutos. Y quiero que los disfrutes.

—Eres una estúpida. ¿Qué crees que va a pensar Hyunjin cuando yo desaparezca? ¿Crees que no va a pensar que fuiste tú?

—Si te soy sincera Yang, yo sé que Hyunjin sabrá de inmediato que yo lo hice. Al principio me asustaba la idea, pero la verdad es que no me importa. Sana murió por culpa de él. Si él no se hubiera acercado a ella, Sana estaría viva. Lo mismo contigo. Si él no se hubiera acercado a tí también te hubiera dejado vivir. Pero pues no hay remedio, así quiso él las cosas. Y si no me quiere por las buenas, me querrá por las malas.

—Hyunjin jamás regresará contigo...

—Oh, créeme Jeongin, el regresará conmigo lo quiera o no. Que lástima que ya no estarás aquí para presenciarlo.

En ese momento, el teléfono de Mina sonó. Era Christopher.

—¿Qué mierda?

Mina no entendía. Contestó el teléfono sin ganas, deseando cortar pronto la llamada.

—¿Qué sucedió?

—Mina... Estoy afuera de tu casa. Llegué hace algunos minutos.

—Ah, claro...

Mina le colgó a Christopher. Ella le había dicho que fuera porque quería que él y Jeongin se vieran.

—¿Quién era?

—No te importa Yang, ahora, quédate aquí, ya regreso. No me extrañes demasiado.

—Pff, claro...

Mina salió de su habitación.

Cuando salió Jeongin intentó forcejear para safarse, pero no podía. Estaba desesperado por salir. Mina estaba como loca y sí pensó que podía matarlo. Pero no podía permitirlo, no quería morir aún. Siguió haciendo intentos inútiles para safarse, hasta que se cayó al suelo. No podía levantarse por estar amarrado a la silla y se había dado un golpe fuerte en la cabeza. Estaba desesperado. Le invadieron ganas de llorar, pero no le iba a dar el lujo a Mina de que lo viera vulnerable. Debía mantenerse fuerte.

Mina le abrió a Chris la puerta y lo hizo pasar.

—Hola. ¿Por qué me hiciste venir?

—Ush, relájate. Ya verás. Sígueme.

Mina regresó al cuarto con Chris. Abrió la puerta y definitivamente, Jeongin y Chris no estaban preparados para verse el uno al otro en ese estado.

—¡Sorpresa!

𝐏𝐫𝐞𝐭𝐭𝐲 𝐒𝐭𝐫𝐚𝐧𝐠𝐞𝐫... -𝐇𝐘𝐔𝐍𝐈𝐍-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora