LA COMISARIA SE VUELVE COMO UNA SEGUNDA CASA

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SAMANTHA

— Entonces, tu padre ha matado a 13 personas, supuestamente en defensa propia.

— No en defensa propia exactamente, pero si, se le podría decir así.

— ¿Cómo sabes lo de mi padre?

— Tu padre tiene contactos.

— Está muerto.

— Lo que tú digas... — mi teléfono empezó a sonar.

Era un número desconocido, miré la hora, las dos y cuarenta y tres de la madrugada, ¿Quien llamaba a esta hora?

— Tengo que cogerlo — le avisé mientras me levantaba de la silla y me iba a un lugar apartado.

— ¿Diga? — Pregunté para saber quién me llamaba a las dos de la mañana.

— ¿Sam ? Soy Cindy, debes de venir a buscarme, me tienes que pagar la fianza por favor, te lo devolveré cuando pueda, ven a por mi a la comisaría — dijo mi mejor amiga de la universidad desde el otro lado del teléfono entre suspiros y sollozos.

¿Qué había hecho? ¿Por qué estaba en la comisaría ? Dios...

— ¿Estás bien ? ¿Te han hecho algo ? — Le pregunté preocupada.

— No por favor ven rápido — ella estaba llorando y apenas podía hablar — te necesito.

— Voy enseguida, no digas nada ni hagas nada.

Colgué el teléfono y me dirigí hacía Mario.

— Me tengo que ir — Le avisé cogiendo mi bolso.

— ¿Qué pasa? — Dijo él levantándose mientras yo seguía metiendo mis cosas en el bolso.

— Mi mejor amiga está en el calabozo — Le informé.

— ¿Cintia ? ¿Qué ha hecho?

¿Cómo sabía su nombre ?

— ¿La conoces ?

— Antes de contratar a una abogada la investigó — se hizo un silencio incómodo — ¿quieres que vaya contigo?

— No, no hace falta.

— Luego vuelve, te pagaré la mitad por adelantado — yo me iba a ir y él habló — ah, y mañana no hagas planes, empezamos la mudanza.

Eso sí que me tomó por sorpresa, pero bueno, esta sería mi nueva vida y ya no podía escapar.

Bajé las escaleras pensando en todo lo que había pasado, en el lío en el que se había metido Cindy, en cómo iba a pagar la fianza porque no sabía si me quedaba dinero en el banco, o en Mario que se había propuesto venir conmigo.

Le había dicho que no porque Cindy era un poco tímida con sus secretos, no quería que nadie que no fuera de confianza los supiera.

Acababa de parar en el banco que había al lado de la comisaría y ahora mismo estaba entrando por la puerta para rescatar a mi amiga.

Me acerqué al mostrador en el que había un hombre poco más mayor que yo que iba vestido con una camiseta negra que ponía su placa identificativa y en ella escrita con letras de imprenta " Álvaro " y más abajo el nombre de mi ciudad, parecía cansado, tenía ojeras bajo los ojos y los parados cayendo forzandolo a mantenerse despierto.

— Hola, vengo a pagar la fianza de Cintia deLacroua — dije mirando a todos lados para ver si la familia de mi amiga estaba por allí, pero no, ella solo me había llamado a mi.

— 1.200€ — me indicó que tenía que firmar en un sitio y me pasó un sobre para qué pusiera el dinero dentro.

Lo saqué de mi bolso y lo puse en el sobre y después firmé el papel que tenía que rellenar.

ENTRE BALAS Y LEYES [#1 LEY Y CAOS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora