Dios mío, me quedé paralizada, ¿Este día podría ir peor ?
Cerré el armario enseguida asustada por lo que había visto.
UN ARMA
Pero no un arma normal, sino una pistola, muchas pistolas, con balas.
Salí del baño temblando y vi a Mario colocando un par de libros, ya no quedaba ninguno en el suelo, salí de ahí lo antes que pude para que Mario no me notara rara.
Dios, ahora no me sentiría segura nunca sabiendo que tenía armas por su casa.
Pero a decir verdad no se que me esperaba.
Vi a Cindy sentada donde la había dejado.
—Cindy, ven — le dije.
Ella se levantó.
—Oye — dijo ella llamando mi atención— ¿qué te parece él ?
Suspiré pensando en la respuesta ¿La verdad?No lo sabía, estaba dispersa, no me centraba, ese hombre me hacía llevar a otro mundo, ¿Que por qué? Porque me hacía tener miedo, ganas de protegerme, pero lo poco que había estado con él me había sentido ... ¿Segura? No lo sé.
— Creo que vamos a tener una historia, una larga historia, con algunas partes buenas, otras malas, pero ¿No son así todas las historias?
— Dios... ¿Porque siempre eres tan profunda ?
Abrí una puerta y encontré la habitación que habíamos estado buscando.
— Duerme, lo necesitas, mañana tendrás que buscar un abogado.
— Vale
Me di la vuelta y volví hacia el despacho.
— Ya he metido a Cindy en la cama — dije mientras entraba al despacho.
Él estaba sentado como lo había visto otras veces.
— Me alegro de que Cintia esté mejor.
No sabia que hacer, debía de estudiar, pero no podía dejar de pensar en que el me podría haber matado y no lo ha hecho.
—¿Por qué no me has matado todavía ? — Le pregunté mientras me acercaba cuidadosamente hacia él.
— ¿Por qué haría eso? — dijo él mirando a la nada, yo seguía avanzando poco a poco.
— Porque eres un mafioso — dije yo sentándome en el sillón que estaba delante del suyo.
—¿Yo ? Creí que tu amiga te lo había dicho, yo no he matado a nadie, todavía — me miró de forma intimidante.
— ¿Qué quieres decir con eso ?
— He aprendido que ser el hijo del mafioso era sólo provisional, mi destino desde siempre fue ser el mafioso — dijo alzando la mirada.
<< —¿ Por qué haces esto ? Es peligroso para ti — dijo el curándome el labio que estaba partido.
— He descubierto algo de ti, cuando hablaba con tu padre — le informé.
— ¿Sabes que esto no va así ? ¿Verdad ?
—¿Como?
— Pues que yo te digo que no hagas algo y tú lo haces — me sonrió.
— Se que no va asi, pero tengo que saber mas de ti, tu me conoces, conoces hasta cosas que yo no recuerdo — me excusé yo.
— Estoy, he estado y estaré locamente enamorado de ti, siempre lo estaré, recuerda eso pequeña, por eso me gusta saber tanto de ti — dijo él mirándome a los ojos.
— Yo también te quiero — hice una pausa.
Se limitó a sonreirme y volvió a empezar a curarme las heridas de las manos, las cuales estaban muy magulladas por el saco de boxeo.>>
— Oye dime cual es el plan del que me has hablado — cambié el tema.
— Ah, si, espera,casi se me olvida — dijo el levantándose del sofá y dirigiéndose hacia una esquina. Se puso a sacar unos cuantos libros y detrás de estos había una caja fuerte. La abrió y de ahí sacó dos fajos de billetes, volvió a repetir el proceso para cerrar la caja fuerte y poner los libros en su sitio.
Me lanzó los fajos y cayeron en mi regazo.
— Te diría que no es necesario, pero eres mi jefe y estás forrado — le dije guardando los fajos en mi bolso.
— Bueno, ahora si, te cuento el plan — dijo él apoyando sus codos en sus piernas y acercándose hacía mí creando ese ambiente tan íntimo que le caracterizaba.
— Cuéntame.
— Mañana a primera hora de la mañana iremos a dejar a Cintia a donde sea, después iremos a tu apartamento para recoger todas tus cosas, no se cuantas cosas tienes pero teniendo ese mini apartamento no creo que quepan muchas.
— Gracias — ironicé.
— Cuando tengamos todo recogido te ayudaré a trasladarte a la mansión Cascio Boyle, una mansión en la costa, con vistas a Lido, como ya sabrás la playa con miles de kilómetros.
— Y aguas limpias de color azul oscuro — terminé su frase.
— Eres lista.
— Como nadie — sonreí.
— Después, te presentaré a las personas a las que verás muchas veces, ellos te explicarán y te entrenarán.
— Espera, ¿cómo tengo que entrenarme? — le pregunté.
— Pues que yo te he dicho que estarás a salvo, pero nunca está demás aprender unas cuantas llaves de artes marciales y aprender a disparar un arma, ah y también tienes que sacarte el permiso para llevar armas — me explicó el.
— Bueno vale, pues ahora voy a estudiar — dije levantándome de la silla.
— ¿El que vas a estudiar? — me preguntó él con el ceño fruncido.
— A ti — admití.
—¿A si? Pues quiero que sepas que no he podido encontrar muchas cosas de ti, solo he descubierto cosas de hace un año a ahora, ¿Dónde estuviste antes? ¿Qué estabas haciendo con dieciocho ?Las personas normales nacen, pero de ti ni siquiera he encontrado donde naciste, ¿Que escondes? — se levantó y se puso detrás de mí, se pegó hasta el punto de poder susurarme a la oreja — ¿De qué te escondes ? O mejor dicho ¿De quién? Hay muchas cosas que escondes, y eso te hace mas parecida a mi.
— No me escondo de nadie, ni de nada — dije levantando la cabeza, ni siquiera me había dado cuenta de que la había bajado.
— Cuando dices mucho una mentira te la puedes acabar creyendo.
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ENTRE BALAS Y LEYES [#1 LEY Y CAOS]
Teen FictionSamantha Mancini, una abogada italiana de veinte años con muchos pretendientes, que esconde unos cuantos secretos que no piensa desvelar. Mario Cascio , un mafioso de la misma edad que la contrata para que lo saque de un pequeño lío de su padre. Su...