Al día siguiente...
Que dolor de cuerpo...
¿Dónde estaba? Espera, André, anoche, él y yo ...
Genial, había hecho realidad la fantasía de muchas chicas del mundo.
Pero no había sido como me lo había esperado, debía de ser porque hacía mucho tiempo que... bueno, que hacía mucho tiempo que no me iba a casa con alguien.
Mi móvil empezó a sonar. Mis oídos me pidieron que quitará ese molesto tono de llamada.
Pero al mirar quién era se me quitó el sueño.
Ricardo, mierda, ayer le dije que quedaría con él.
Alguien se despertó a mi lado, André se desperezó.
— Buenos días.
—Siento haberte despertado, voy a cogerlo ahora vuelvo.
Salí de la cama y me puse un albornoz que había encima de mi.
— Dime, Ricardo.
— Dónde estás.
— Mmm, espera a que te envie mi ubicación, es que no sé explicarlo.
Claro, será por que no sabes explicarlo. ¿O será porque es tu ex suegro y no quieres que sepa que estas wiki wiki con un famoso?
Que fina mi consciencia.
Me caracterizo por ser, y decir lo que que tu no te atreves.
— ¿Cómo? ¿Dónde demonios estás? — Mierda, no me convenía que Ricardo se enfadará.
— Tranquilízate, estoy bien, luego hablamos.
Colgué. Después fuí a la habitación, ví a André cambiando canales de la tele de pantalla plana.
— ¿Te tienes que ir? — me preguntó acomodándose.
— Si, tengo a gente preocupada, por mi.
— ¿Me llamarás? — Que empalagoso.
— Dame tu numero.
— ¿Qué tal te parecería saber que ya te he metido mi numero en el bolso mientras tu hablabas por teléfono? — Tan romántico cómo en las películas.
— Me parecería raro, pero mono.
— Pues, ¿Dónde están mis pantalones?
Después de una larga búsqueda de nuestros pantalones. Pude salir de esa casa, tenía unos cuantos mensajes de Ricardo en los que me pedía mi ubicación, se me había olvidado.
Cuando salí allí me esperaba, con Perason buscando algo en el maletero.
— Por fin, Pearson ya no hacen falta las armas — dijo acercándose dándome un abrazo.
Espera, ¿había dicho armas?
— No te entiendo, dices que no saben quién soy pero que vienen a por mí— repetí estrujandome los dedos.
— Van a por Valeria, Val, digo Samantha, tienes que alejarte de todo esto, mudate a otro país, el más lejano — dijo el mirándome a los ojos.
Se seguía equivocando con mi nombre, debo de admitir que me costó más decirle a él que me había cambiado el nombre que decírselo a mi madre.
— No puedo.
—¿Por qué? — preguntó él — ¿tiene algo que ver con el porqué de que hacías ahí dentro?
ESTÁS LEYENDO
ENTRE BALAS Y LEYES [#1 LEY Y CAOS]
Teen FictionSamantha Mancini, una abogada italiana de veinte años con muchos pretendientes, que esconde unos cuantos secretos que no piensa desvelar. Mario Cascio , un mafioso de la misma edad que la contrata para que lo saque de un pequeño lío de su padre. Su...