MARIO
Pip...
Pip...
Pip...
Pip...
Los sonidos de las máquinas del hospital me despertaron. Había amenazado a los médicos y policías para que me pusieran una cama en la habitación de Samantha. Había tenido una hemorragia, y por poco pierde al bebe. Pero cuando me desperté en la cama de al lado no ví a Samantha descansando tranquilamente.
No.
Ví a Samantha comiendo como una desesperada de un plato de barritas de chocolate, helado y chucherías, Arianna estaba allí con Mattia los dos riéndose y tecleando cosas en sus teléfonos y hablando con Samantha.
— Samantha — dije levantándome de la cama para ir a abrazar a la madre de mi hijo.
Ella se asustó al verme tan cerca y se quedó paralizada, pero yo la abracé.
— Que bonito es el amor — dijo Mattia.
— ¿Por qué no me has despertado? — le pregunté examinándola. Tenía un labio cortado y el pómulo un poco morado.
— Te veías muy agusto durmiendo y además... no hubieras dejado que Ari y Matt me trajeran toda esta comida — dijo señalando toda la comida que tenía en una bandeja.
La veía rara, no sé, cortada, tímida.
— Los antojos han empezado cariño, eso no se puede evitar —me dijo Arianna levantándose del sofá en el que estaba sentada con Mattia.
— Bueno, Arianna, creo que es hora de irnos, además, se masca la tragedia — dijo Mattia levantándose y llevándose a Arianna.
— ¿De qué habla? — le pregunté a Samantha.
— No tengo ni idea.
— ¿Te han dicho algo los médicos?
— Si, me han dicho que tengo una hemorragia que ya han frenado, no estoy en peligro pero que sería mejor que me quedara en la cama unos días.
— Vale.
Alguien nos interrumpió cuando entró por la puerta. Andrés, el padre de Samantha.
— Llevo un año sin entrar a un mísero hospital, sin embargo, este último mes he tenido que entrar dos veces... — dijo cuando nos vió.
— Hola — dijo Samantha — Papá.
Noté que le había costado decirle "papá" a Andres, la entendía demasiado bien.
— Hija, te traigo una propuesta... interesante — empezó a decir Andres —. Ven conmigo a México.
— No — dije automáticamente.
Padre e hija me miraron extrañados.
— ¿Cómo? — dijo Andrés.
— Lleva a mi hijo en la barriga, no voy a dejar que se separe de mi lado — le dije a Andrés.
— Eso es decisión mía — dijo Samantha.
— ¿Qué? ¿Ahora te quieres ir a México? — le pregunté enfadado.
Ahora sé a lo que se refería Mattia con lo de "se masca la tragedia".
— ¿Por qué no? — preguntó ella.
— No puedo organizar una condenada mafia desde la otra punta del mundo.
— No te he propuesto a tí irte, sinó a mi hija — interrumpió Andrés.
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ENTRE BALAS Y LEYES [#1 LEY Y CAOS]
Teen FictionSamantha Mancini, una abogada italiana de veinte años con muchos pretendientes, que esconde unos cuantos secretos que no piensa desvelar. Mario Cascio , un mafioso de la misma edad que la contrata para que lo saque de un pequeño lío de su padre. Su...