LA GALA DE LOS HORRORES

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SAMANTHA

— ¿Ya está? — Preguntó un impaciente Mario, había hecho que Katherine se quede una semana en nuestra casa, porque ahora sí que era nuestra casa, oficialmente se suponía que éramos pareja, no solo la chica que vivía con él, o la abogada de su padre, no, yo era su novia, y hoy lo podría gritar a los cuatro vientos, porque hoy se acababa todo.

André se enfadó un poco al saber que le había comprado un traje a Mario, pero al saber que había estado en el hospital porque a un amigo lo habían disparado, se le pasó el cabreo. Porque obviamente no le iba a decir que estaba embarazada de Mario.

— Si no dejas de preguntar te voy a echar — amenazó Katherine.

Mario no paraba de dar vueltas, unos días antes habíamos descubierto que tenía Hipertiroidismo, por lo poco que había entendido era que grácias a la glándula tiroides, la cual produce un exceso de hormonas tiroideas, los cambios hormonales del embarazo habían afectado a la función de las tiroides.

— Tengo buenas noticias — dijo Katherine.

— ¿Está bien?

— Si, está bien, dejando de lado el hipertiroidismo, no es peligroso para el bebé, siempre que siga las indicaciones.

— ¿Entonces, puede ir esta noche a la gala? — preguntó Mario.

— Si, puedes ir, no podrás beber, y tampoco comer mucho a la vez, pero puedes ir.

— Gracias — le agradecí. Abracé a Mario, sentí su corazón, iba a mil, igual que el mio. Aunque lo mío puede ser por el hipertiroidismo.

— Debo de ir a decírselo a los demás — dijo Mario dándome unas palmaditas en la espalda.

— Vale, yo me voy a probar el vestido otra vez — le avisé.

Estaba ilusionada, iba a terminar lo empezado.

Cuando subí a mi habitación Arianna ya estaba sacando el vestido de la bolsa en la que venía.

— ¡Tia! — corrió a abrazarme.

— ¡Voy a ir a una gala! — dije abrazándola.

Estuvimos mucho rato viendo que bolso quedaba mejor para la ocasión, decidí el negro con la cadena dorada que me llegaba hasta la cintura.

— Estás perfecta — dijo Arianna mirándome con brillo en los ojos.

— Voy a quitármelo antes de romperlo o mancharlo.

— Voy a llamar a Betty para que nos haga las uñas — dijo emocionada cogiendo su teléfono.

Salió de la habitación y después de ella entró alguien.

— Estás preciosa — dijo Mario repasándome de arriba a abajo.

— Gracias.

Se me acercó y me cogió de la cintura para atraerme hacía él, nos besamos, hacía por lo menos una semana que no nos besabamos, desde que había descubierto que estaba embarazada.

— No se te nota que estás embarazada — dijo mirándome la barriga, lo había pillado más de una vez haciéndolo.

— Es normal, la barriga no empieza a crecer hasta por lo menos el segundo o tercer mes — le dije yo poniendo mis manos detrás de su cabeza.

— Esto me queda grande — dijo apoyando su cabeza en mi cuello.

— A los dos.

— No, a tí se te da mejor, tienes el instinto, sea por lo que sea, lo tienes, yo creía que la barriga empieza a crecer cuando te enterabas...

ENTRE BALAS Y LEYES [#1 LEY Y CAOS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora