EL DÍA DEL PARTO

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Tres meses después

Después Mario solo hizo viajes para coger sus cosas y terminar de zanjar asuntos en Italia, pero prácticamente vivía conmigo, mi padre no se sorprendió cuando vió tanto a Mario por aquí, era lo más seguro para todos, pero ahora las cosas empeoraron, me encontraba fatal, y el bebe no paraba de petearme la vejiga, y me dolía, apenas salía de la cama y me quedaba un mes para salir de cuenta.
Hasta ese día.
Un siete de agosto, un día caluroso, un día inexplicablemente extraño.
En el que Mario no estaba en casa, estaba haciendo negocios con mi padre, por una puta vez que me quedo sola en casa...
Mientras me ponía un vaso de agua algo líquido sonó en el suelo de la cocina.
Mierda.
Había roto aguas.
Y no había nadie.
Pánico. Eso fue lo único que sentí en ese instante. Mi respiración se aceleró, mi corazón latía con fuerza y las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos. ¿Qué iba a hacer? Estaba sola en casa a punto de dar a luz y no había nadie que pudiera ayudarme en ese momento.
Traté de mantener la calma, aunque era difícil. Me dije a mí misma que podía hacerlo, que todo iba a salir bien. Traté de recordar todo lo que había aprendido en las clases de preparación al parto, pero todo se volvía confuso en mi mente.
Tomé mi teléfono y marqué frenéticamente el número de Mario, pero no contestaba. ¿Dónde demonios estaba en ese momento? No podía creer que me hubiera quedado sola en una situación como esa.
Tomé una respiración profunda y traté de concentrarme en lo que tenía que hacer. Sabía que no podía quedarme en casa, necesitaba ayuda urgentemente. Tomé mis cosas y salí corriendo hacia el hospital más cercano, con la esperanza de llegar a tiempo.
En el camino, las contracciones se hicieron más frecuentes y más intensas. El dolor era insoportable, pero seguía adelante, no había otra opción. Llegué al hospital y fui recibida por el personal médico, quienes rápidamente me llevaron a la sala de partos.
Todo parecía suceder muy rápido. Las contracciones se intensificaban, las enfermeras y los médicos me hablaban con calma, pero yo estaba en un estado de pánico total. Quería a Mario a mi lado, quería que todo esto fuera un mal sueño.
Y entonces, finalmente, llegó el momento. Con cada empujón, sentí que mi mundo entero se detenía. Pero escuché que los médicos decían cosas como: " Está saliendo del revés" o " Está en peligro, necesitamos a més personas"
Me asustaron esos comentarios, la bebé podría hacerse mucho daño, incluso morir por salir de una forma perjudicial para él.
Y luego, el llanto de un bebé llenó la habitación. Mi hija había llegado al mundo.
Ese día, en medio de la adversidad y el miedo, descubrimos que el amor y la fuerza que teníamos juntos eran más grandes de lo que habíamos imaginado. Ese día, nos convertimos en una familia, una familia de verdad, una familia unida por el amor y la valentía. Y no había nada en el mundo que pudiera separarnos. Ese día, nació nuestra hija, en medio de un caos pero rodeada de amor. Y ese día, descubrimos que éramos más fuertes de lo que jamás habíamos creído. Y así, comenzamos juntos una nueva y emocionante aventura como familia. Ese día, nació nuestra hija, y con ella, nació un amor inquebrantable que nos uniría para siempre. El comienzo de una historia llena de amor, lucha y felicidad. Y así, comenzamos a escribir juntos un nuevo capítulo en nuestra vida, con nuestra pequeña como protagonista y el amor como guía. Y así, comenzamos a descubrir la magia de ser padres, de amar incondicionalmente a ese pequeño ser que había llegado a nuestras vidas para cambiarlo todo. Y así, comenzamos a caminar juntos, con la certeza de que, pase lo que pase, siempre estaríamos unidos por un lazo irrompible de amor. Y así, nuestra historia seguía su curso, con altibajos, con risas y lágrimas, pero siempre con amor, el amor que nos unía y nos hacía más fuertes juntos. Ese día, nació nuestra hija, y con ella, nació una nueva familia, una familia llena de amor, esperanza y un futuro brillante por delante. Y así, empezamos a vivir nuestra vida como una familia, con toda la alegría y la emoción que conlleva tener a un pequeño ser que depende de nosotros, pero también con toda la gratitud y la felicidad que nos trajo su llegada. Y así, juntos, construimos un hogar lleno de amor, risas y momentos inolvidables, un hogar donde nuestra hija crecería feliz y rodeada de todo nuestro cariño. Y así, día a día, aprendimos a ser padres, a cuidar, a proteger y a amar a ese pequeño ser maravilloso que nos cambió la vida para siempre. Y así, seguimos adelante, con la certeza de que nuestra familia seguiría creciendo, de que el amor nos mantendría unidos por siempre, y de que los desafíos, por difíciles que fueran, los superaríamos juntos, porque juntos éramos invencibles. Y así, nuestra historia de amor, lucha y felicidad continuaba, con nuestra pequeña como luz y guía en nuestro camino. Y así, juntos, construimos un futuro brillante, lleno de sueños, de sonrisas y de amor, un futuro donde nuestra pequeña princesa sería el centro de nuestra existencia. Y así, día a día, seguíamos avanzando, con la convicción de que nuestra familia estaba destinada a ser eternamente feliz.

ENTRE BALAS Y LEYES [#1 LEY Y CAOS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora