EL VIAJE HACIA EL AEROPUERTO Y LA DESPEDIDA

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Cuando subí la maleta al coche de Mario me subí al asiento del copiloto. Mario ya estaba en el asiento del piloto listo para llevarme al aeropuerto.

— ¿Lista? — dijo metiendo las llaves en el contacto.

No contesté y él empezó a conducir, debía de estar distante para que no le doliera tanto la despedida.

— ¿Puedes parar aquí? — le pedí, necesitaba cambiarme, no quería ir tantas horas de vuelo con el vestido.

— ¿Para qué?

— Necesito cambiarme.

Él se salió de la carretera y aparcó. Fuí hasta el maletero y saqué unos vaqueros, una camiseta y una sudadera con capucha y cremallera. Me cambié rápidamente y volví a subir al asiento.

— ¿Me vas a seguir ignorando? — rompió el silencio.

— No hagas esto más difícil de lo que es — le pedí.

Pero él volvió a salir de la carretera, frenó en seco en medio de un campo.

— ¡¿Qué haces?! — le pregunté asustada.

— He hablado con tu padre, él solo quiere que ese bebé nazca, y eres tú la que se quiere ir, has estado jugando conmigo todo el tiempo.

— No.

— ¡¿Entonces por qué?! — me gritó.

— ¡Por qué siento que te vas a ir y me vas a romper el corazón! — admití en voz alta.

Tenía muchas excusas para irme, pero esa era la definitiva.

— Yo nunca haría eso.

— Eso no lo sabes.

Pero antes de que pudiera procesar nada me besó.

— No me voy a ir. Nunca.

Quedaba mucho camino por delante, y no podíamos tener el lujo de pararnos, pero agradecí que lo hiciera.

— Te voy a dejar tiempo para que te aclares y el nebé nazca, pero cuando nazca, tendrás que tener una decisión definitiva.

No respondí, no sabía cómo hacerlo... era difícil.

***

Llevábamos por lo menos media hora en la carretera y nadie había dicho nada.

— ¿Quieres hablar de lo de tu tío? — Le pregunté.

Mario no contestó. Pero sentí que algo dentro de él se encendía.

No volví a sacar el tema. Bueno, hasta que él habló:

— Yo tenía catorce años, mi madre se quedaba todo el día en casa y mi padre trabajaba, yo todavía no estaba metido en el negocio al cien por cien.

<< Pero sabía perfectamente lo que hacía, y admiraba a mi madre que era capaz de mantenerse al margen. Pero el año anterior había tenido una caída que hizo que tuviera lagunas mentales, si se volvía a caer o dar un golpe fuerte en la cabeza le podía costar la vida...>>

<< La relación entre mis padres, no era buena, pero tampoco era mala, había días que a veces ni siquiera se hablaban, y otros que se llevaban bien, todo era confuso visto desde dentro, pero a los ojos de los demás era una familia ejemplar.>>

<< Un día volvía yo del instituto, mi padre estaba en el trabajo, y yo venía con las ganas de decirle a mi madre que había sacado excelente en tres exámenes seguidos, pero cuando la llamé no contestó, no la encontraba en ningún sitio, así que subí a la segunda planta, la busqué en el armario donde se tiraba horas, en el salón de la planta de arriba... Incluso abrí el despacho de mi padre, lo cual estaba prohibido. Solo quedaba una habitación, su habitación. La abrí y la encontré con mi tío entre las sábanas...>>

ENTRE BALAS Y LEYES [#1 LEY Y CAOS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora